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  Sin darse cuenta Sergio había hablado toda la noche con su peculiar nuevo amigo y a la vez conociéndolo más, tal vez nunca antes se había abierto tanto con alguien a través de un móvil. No lo aceptaría, pero quería ya verle de nuevo al día siguiente y seguir con aquella conversación que terminó con el durmiendo de lo tarde que era.

El día era lindo, el sol brillaba como nunca y había una suave brisa que hacía volar alguno que otro cabello. Abrió la biblioteca a las 10 am, comió un pan que había comprado en el camino y se dispuso a ver su móvil mientras esperaba que algo pasara, saldría temprano, alguien más atendería en la tarde. El aire acondicionado seguía sin funcionar para su molestia, pero al menos no se quedaría tanto tiempo como para aguantar el calor de la tarde.

- Hola- Ahí estaba el chico, tenía el diccionario en mano- yo conseguí uno- Le dejó el gran libro en la mesa de recepción.

- Oh...¿ Eso significa que ya no vendrás?- Habló con un tono triste en broma, aunque claro que no le gustaría que se fuera apenas le estaba agradando de una forma tan repentina- voy a salir más temprano, así que podemos ir al parque de nuevo... Claro que sí tú quieres podemos ir a otro lugar

- No, no, yo seguir viniendo amigo - Dijo con una risilla. Amigo, esa palabra, no podría sentirse más extraño al escucharla- ¡Parque!- Eso era un si al parecer, además de resultar lindo para el español.

- Espérame un poco- Miró que Özil tomaba un pequeño banquillo y colocaba a un lado de el, ante esto solo le revolvió el cabello, lo que también le causó una gran pena al darse cuenta de lo que hacía.

No pasó mucho realmente, simples conversaciones que no llevaban a algo en concreto, en un punto el turco se había quedado dormido mientras su cabeza se recargaba en el hombro del español. Sergio no pensaba decir nada, la idea de despertarlo no estaba en sus planes.

- lindo...- Susurro sin siquiera darse cuenta mientras acariciaba su cabeza durante unos segundos, era tonto hacer aquello, pero resultaba inevitable.

La tarde pasó al igual que la soledad en aquellas vacaciones. Sergio casa vez más dudaba de que era aquella sensación, en la que sentía que una fiebre le invadía y su corazón parecías que saldría de su cuerpo y es que ese chico era encantador a su modo.

No pasó demasiado tiempo en la mente de Sergio y rápidamente llegó la hora de salir del establecimiento.

- Özil, despierta que te vas a quedar - sacudió al turco con cuidado para despertarlo, aunque solo recibió una mano alejando la suya- vamos que te roban si te dejo

- no... No quiero- Y así solo se acomodó más para seguir con su siesta. Daba igual si decía que no, Sergio le hizo levantarse de mala gana.

Entonces salieron, Sergio arrastrando a un Özil con sueño por la calle, claro que se veía raro pero se la pasarían bien el resto del día.

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Salió un poco más corto de lo que quería, pero el próximo lo espero extender más

Tú, mi raro amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora