Vuelve el ocaso...

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Todo se reduce a lágrimas rodando por la habitación vacía.
Los restos de mi corazón yacen esparcidos en este espacio abrumador y hueco.
La cordura no tiene lugar aquí, puesto que tu reflejo en el espejo me mira
decepcionado, haciéndome saber que esta vez de verdad te perdí.
Susurro tu nombre en un suspiro que ni siquiera puede oír el propio viento, aquel que arremete contra todo a su paso, llevándose las cenizas de los vagos recuerdos que inundan en mi mente.
Veo cómo tú brazo se levanta y tu dedo apunta en dirección a la salida.
Perdón...
Me arrodillo frente a tu falso ser, negando, rogándote que me dejes ir contigo e insistes
en que tome el camino difícil, aquel donde me obliga a ser infeliz sin ti.
Vuelve el ocaso y todo se reduce a lo mismo...

Como si fuera ayer. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora