Capítulo 4

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El piso era muy grande, estaba en el centro y tenía como mínimos 100 m2, tenía cocina americana pero dividida por una pared, y dos habitaciones, una grande muy espaciosa y otra más pequeña que el baño de mi casa, realmente me sorprendió lo pequeña que era esa habitación en comparación con el piso.

- ¿Por qué sigues en Madrid?

- ¿Qué?

- A ver, en tu vives en Barcelona, porque ahí esta el Camp Nou, la Masia, entonces que hacéis todos los del Barca aquí.

- En una semana y media tenemos una premier aquí, entonces nos quedamos aquí, para no malgastar viajes.- Le cambie el tema de conversación.

- ¿Yo donde duermo?¿Con que me visto?¿Qué como?, esto es casi un secuestro.

- Tú te vas a la habitación de la esquina- señalando la pequeña- te pondrás mi ropa, la que ya no uso, no tengo mucha así te aguantas, además no saldrás de casa así que no necesitarás ropa y...

- ¡No saldré de casa!, ¿Y que haré cinco o seis días aquí metida?

- No te quejes que yo también tendré que aguantarte aquí, además yo solo saldré a por comida como máximo, de echo, me voy ya mismo ¿Quieres algo?

- Si, irme a casa de Lucía,- El cogió sus llaves- ¡Que sepas que no me voy a quedar la habitación pequeña!- grité para que me escuchara porque yo ya estaba entrando a la habitación grande- ah y cómprame chuches y sobres de matcha.

Los armarios de la habitación grande no estaban ocupados, por lo que supuse que él todavía no se había instalado, lleve sus cosas a la habitación pequeña, y salí a la cocina para ver que podía comer, no había nada más que croquetas en un táper, tomate y lechuga en una bolsita trasparente y leche.

Me hice una ensalada, que no me agrado mucho porque le tuve que poner vinagre, no había limón.
Encendí la televisión y me di cuenta de que no había Netflix, Amazon, HBO o cualquier otra plataforma para ver películas.
Quise llamar a Pedri, pero caí en la cuenta de que no tenia el número de uno de los crushes de España así que decidí buscarlo, fui a su maleta ( algo que no es muy normal) y busque algún documento en el que estuviera su numero, lo encontré.

- ¿Diga?

- Pedri, soy yo Clara, ¿Me haves un favor?

- ¿Como has conseguido mi número?

-Mmm luego te lo digo, ahora necesito que me digas si tienes ordenador.

- Si tengo, pero no para ti. ¿Por?

- Pues porque hoy me iba a comprar ropa con Lu hasta que tu me obligaste a venir aquí, me lo debes.

- Te lo dejó solo si me prometes no cotillear, la contraseña es 123456.

- Anda que eres original.

- ¿Quieres el ordenador o no?

- Vale, vale, gracias, adiós.- El colgó sin siquiera despedirse

Me metí en varias tiendas online, ninguna me gustaba, todo era ropa de delgadas y eso por dentro me mataba. De repente escuché la puerta, Pedri había llegado, dejó la bolsa en la cocina y se sentó en el sofá justo a mi lado.

- ¿Me has traído Matcha?

- Si, ¿Qué ves con MI ordenador?- Recalcó ese "mi".

- Ver ropa, hoy me iba a ir de compras con Lu hasta que ALGUIEN me obligó a venir aquí.- Él ignoro mi respuesta y hecho una risa pícara.

- ¿Por qué estas viendo eso. en vez de ese vestido de ahí?- señalo uno morado corto y muy apretado con la espalda descubierta y de manda larga.

- Es muy ajustado, simplemente no me gusta- mentí, me encantaba pero sabía que no me quedaría bien, ya he mencionado que no soy nada delgada.

- Pues te quedaría muy bien.

- ¿Pero tu me has visto?- dije poniéndome de pie y señalando mis piernas y mi tripa.

- Si, por eso mismo te lo digo, tus curvas le dan ese toque.

- Oye en la tele pareces más tímido que en persona, no deberías decirle eso a una desconocida.- el subió los hombros en forma de pregunta y con su perfecta risa dibujada.

- Yo tengo muy buen ojo para eso, y además ¿Por qué quieres un vestido? ¿No te puedes esperar 6 días?

- No, porque en dos días es mi cumpleaños y ya que lo voy a pasar aquí con Lucía, lo pasaré con un vestido bonito ¿No?

- Ahh, y ¿Quién vendrá? 

- Lucía y ya.

- ¿Cuántos cumples?

- 17

- ¡¿Qué?!, nono imposible, yo te echaba 19 o 18 como máximo. ¡Eres menor de edad!, ¿Y tus padres?, puedo ir a la cárcel y encima...

- Relájate, mi madre está de viaje, como siempre y mi padre nos abandono así que tranqui.

- Vale, vale me relajo pero- ese acento canario le queda demasiado bien- deberías avisar cuantos años tienes cuando vas a la casa de alguien- le ignore y seguí buscando vestidos me metí en uno blanco, suelto, largo y con un espacio en la pierna.

- Dime que ese no es el que te vas a comprar por favor.

- ¿Por?

- Parece un vestido de vieja- y tras eso soltó una carcajada perfecta.

- ¿Y cuál me compro?

- Este- me quito el ordenador y me enseño uno azul, lo suficientemente ajustado como para marcarme los rollitos y que se me viera la poco celulitis que tanta inseguridad me daba.

- No, ese no.

- Si, te quedaría genial.

- ¡Que no! ¿Es que no me ves?, deja de fingir que no ves como soy, no hace falta ser Einstein para ver que no tengo el cuerpo para ponerme eso.

- Deberías ponerte lo que te gusta, tus curvas le dan ese toque especial, compratelo.

- Las curvas deberían estar en la cadera, no en la tripa y que sepas que ver celulitis en un vestido no algo ESPECIAL.

- Para mi si.

- Gracias, pero no.- tras eso me fui a la habitación.

Del Madrid, pero tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora