Capítulo 15

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Ya habíamos aparcado y estábamos entrando en el hotel.

- ¿Al final te vas a ir a Barcelona a vivir?- decidió romper el silencio.

- Si, a principios de Diciembre, hare la maleta y preparare todo la semana que viene- baje la cabeza triste, recordando que eso significaba dejar 17 años atrás. Él se dio  cuenta y me iba a decir algo pero como no, apareció una persona a la últimamente veía bastante, Gavi. El cuál al verme soltó una risilla, yo no me pude aguantar y tuve que responder.

- ¿Qué?- dije bastante borde, el se paró y me miró confundido, mientras Pedri abrió los ojos, y note que se le tensaba el cuerpo.

-¿Perdón?

- He dicho "que", ¿O no escuchas?

- A que viene eso.

- A qué te has reído de mi.

- ¿De ti?

- Si.

- Que novia tan egocéntrica tienes. - dijo mirando a Pedri, el cuál decidió hacerse a un lado y dejarnos.

- No soy su novia, soy su... - me giré para buscar su ayuda pero el solo aparto la mirada- bueno eso no importa, ¿Me puedes decir porque me llevas tratando así desde que te conozco?

- ¿Cómo te trato?

- Mal.

- ¿Sabes que?, déjalo.

- No, ahora dime ¿Cómo quieres que te trate? princesita.- me giré y Pedri le lanzó una mirada matadora. eso me hizo sentir mejor.

- Bien.

- Vale, querida.- me lanzó una mirada irónica y se fue en dirección a otras habitaciones, Pedri me miró, pero no supe descifrar su mirada.

- ¿Qué pasa Perry?- me mató con la mirada.

- ¿Cómo sabes...? no me vuelvas a llamara así huevito mío.

- ¿Huevito?

- Si, ¿No lo pillas?, los huevos tienen yema y CLARA.

- Pedro no eres bueno poniendo apodos.

- Pero si poniéndote a ti- y se empezó a reír a carcajadas, yo, me sonrojé.

- No me ha hecho gracia Pepito ¿Ves lo fácil que es poner apodos?- intente cambiar de tema.

- Venga anda niñita pequeña, entra a casita para cuidarte de los monstruitos.- roté los ojos.

-No me hagas arrepentirme de haber venido aquí.- entré y mire el salón, la última vez que había estado ahí Pedri y yo no habíamos acabado muy bien. De repente me giré y de la nada, me abrazó, fue un abrazo sincero y acogedor, muy acogedor.

- Lo siento- dijo separándose, entendí a que se refería.

- No, yo lo siento, no debí montarte esa escena de celitos si ni siquiera somos no...

- Clara, no estoy preparado para esta charla ahora, ¿Comemos algo?- no, no estaba preparada para comer sabiendo que al día siguiente tenía que meterme en un vestido de princesa, probablemente elegido por Lucía.

- No tengo hambre.

- Si que la tienes, no me digas "No quieres comer porque si no, no te vas a ver bien" ¿Me equivoco?

- No es tan fácil.

- Clara deja de pensar en lo que quieres llegar a ser y valora lo que eres, si te vieras como te veo yo a ti.

- Pedro tengo rollitos sin sentarme, estrías y tengo los mulsos...

- Perfectos y yo si me siento también tengo un rollito, bueno a ver no se nota y mira yo también tengo estrías aquí debajo del brazo, es normal.

- Pedri te... gracias.

- No pasa nada si me dices que me quieres eh.

- Lo se, pero tendrás que ganártelo.

- Se nota lo cariñosa que eres.

- Lo soy.

Pasamos toda la tarde viendo películas, cantando y haciendo cosas tan divertidas que no parecía ni que fuese el, siempre que lo veía en redes parecía un chico serio pero gracioso, pero en persona era el príncipe azul que todo niña desea.

- Tengo una idea.- dijo el mientras se le iluminaba la mirada.

- No me das mucha confianza.

- Has dicho que no tenías ropa para mañana y yo conozco una tienda muy bonita, y bueno...

- No, Pedro no me hagas pasar por esto.- Al final termine en una tienda de dos pisos con vestido preciosos y con Pedri enseñándome cada vestido el cual tenía escote o era corto, y me decía lo bien que me quedaría con unos zapatos que también elegiría el.

- Este me gusta.- Señale uno negro con escote y mangas cortas las cuales tenian un pliegue y eran más bajas de los hombros, tenía el molde de un corsé, y tenia la parte de abajo larga un poco abultada y con la pierna abierta.

- Si, no esta mal aunque el que te enseñe antes no estaba mal.

- Pedri me niego a po... oh no.- dije señalando por la ventana de la tienda.

- ¿Qué?- dijo mientras se asomaba por la ventana la cuál yo había señalado.- Joder, metete en el vestuario.

Lo que habíamos visto era un grupo de chicas señalando hacía donde estábamos Pedri y yo. Estuve por lo mínimo veinte minutos en el vestuario hasta que por fin escuche como las chicas se despedían de él.

- Ya era hora- dije asomando mi cabeza por la cortina y saliendo.- Esa última era guapa ¿No?

- Si... bueno pero ninguna como tú- me guiño un ojo-¿Ves? puedo ser romántico.

- Pero nadie te ama tanto como yo- dije abrazándolo por el cuello y acercándome a el, dejando nuestras caras a escasos centímetros.- ¿Ves?, yo también.- dije alejándolo de un empujón.

- No me tientes Clarita, que yo como niño soy muy bueno, pero como adulto ya es otra cosa.- puse los ojos en blanco.

- A ver sugar daddy, ¿Cómo voy a pagar...?¡150 euros!, no, no prefiero comprarme algo más barato esto es mucho...

- Yo te lo pago, merece la pena verte con eso.

- No te lo voy a devolver.

- Vale, ¿Tampoco me vas a dar un abracito?- me dirigí a el con una sonrisilla y le abrace.

- Sabes, en el fondo no eres tan insoportable Pepito.

- Tu tampoco Clarita.

Ya habíamos llegado al hotel y eran las cuatro de la tarde, decidí llamar a Lucía la cuál seguía estando con ese chico. Decidí probarme todo el conjunto otra vez y no dejaba de ver cada imperfección, las cuáles en la tienda no vi. Pedro al ver que no salía al salón, entro a su habitación en la cuál yo estaba.

- ¿Qué haces?

- Mira, ¿Ves?, aquí, si te acercas se marca la poca celulitis que tengo ahí, y aquí, se notan dos rollitos. Voy a devolverlo, te daré el dinero y ade...

- ¿Qué?, ¡No!, te queda super bien, si solo te fijas en lo malo vas mal, además, eres preciosa, mira te hace un cu... quiero decir que no seas insegura.

- Ya bueno, creo que ya es hora de que me vaya ¿No?, es decir a la casa de Lucía, si quieres mañana nos vemos, aunque no creo que tenga tiempo, es mi graduación, pero por la noche si si quieres.- el asintió con una sonrisa de lado, yo me despedí y recogí mis cosas. Iba bajando las escaleras cuando una voz insoportable pero conocida.

- ¿Ya te vas?- dijo con tono irónico, me giré y me estaba dedicando una sonrisa de lado.

- Si.- y me volví a girar dispuesta a irme.

- ¿Crees que eres diferente?

- ¿Qué?

- No te trato mal porque me guste, solo estoy harto de ver a chicas entrar y salir de la habitación de Pedri.

- Para, él conmigo no es así.

- Eso dicen todas, ¿Y te nombrado a alguna de todas esas? ¿No verdad?

Del Madrid, pero tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora