Parte 27

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Volví a España después de comprar el piso en Mónaco a los pocos días de recibir el mensaje de compra. No quise alquilarlo, decidí que viviria allí hasta que algo en mi vida cambiase y también comencé a buscar trabajo

Volví a España aprovechando que papá había vuelto a pasar unos días. Esta vez estuve con él en vez de estar con mamá y por desgracia tuve que conocer a su nueva pareja. Era una mujer de su edad, alta y muy guapa la verdad. Tenia una media melena pelirroja y unos ojos azules preciosos y con muchas pecas por sus mejillas. La verdad, aunque no me hiciese gracia que papá estuviese con otra que no fuera mamá, me alegraba que estuviera con alguien y además era muy amable. Se llamaba Marie y era alemana aunque hablaba un español muy fluido

-Marie: ¿Maya? ¿Estás despierta?

Estaba en un pequeño piso que papá tenía algo más lejos del centro de Madrid pero era muy bonito y amplio pese a que no era tan grande como el piso en el que vivíamos los tres contando a mamá.

Marie había entrado a lo largo de la mañana varias veces ao cuarto para ver cómo estaba. Pasé los últimos días llorando sin querer salir de mi habitación. Puede que no quisiera tanto a Mick como pensaba pero dejar una relación siempre es duro. Marie se preocupaba mucho por mí y cada vez que no respondía a su pregunta de si estaba despierta, porque no me salía la voz, ella se acercaba y me daba un pequeño beso en la frente. Si le había pillado cariño y se que me intentaba ganar para que nuestra relación no fuese mala y lo consiguió.

-Maya: ¿Qué hora es?

-Marie: Son las dos de la tarde. La comida está hecha por si quieres comer algo

-Maya: ¿Qué hay?

-Marie: Caldo y pescado

-Maya: Vale...ahora voy

Noté una ligera sonrisa por parte de Marie entre toda la oscuridad de mi cuarto. Me levanté y subí la persiana. El día estaba horrible. Estaba nublado y nubes muy negras que en cualquier momento darían lugar a lluvia. Hacía frío para estar a poco de entrar en verano. Me puse una sudadera encima de mi pijama de verano de ositos, unas zapatillas de estar por cosa y me recogí el pelo en un asqueroso moño.

Cuando salí de la habitación pude oler el delicioso aroma a caldo recién hecho y calentito que abrió mi apetito. Llegué al salón y papá estaba repartiendo todo en los platos mientras Marie ponía en el centro de la mesa una fuente llena de dulces para postre con muy buen pinta. Esto era un claro <Te estamos consintiendo porque estás mal>

-Marcus: Buenos días princesa.- me dio un beso en la mejilla y me abrazó

-Maya: Buenos días papá. Habéis preparado todo esto para que me levanté de la cama ¿Verdad?

-Marcus: Puede ser, ¿ha funcionado?

-Maya: Creo que sí.- ambos reímos

-Marie: Maya, está tarde iba a dar un paseos por el centro ¿Quieres venir y vamos de compras?

-Marcus: Te vendrá bien, cariño

-Maya: Pues...vale

-Marie: Perfecto

Marie había estado planteado planes conmigo desde que llegué pero no había tenido ganas ni fuerzas. Se que a papá le gustaba que pasáramos tiempo juntas y le hice ese favor porque realmente no me apetecía.

Terminamos de comer y volví a encerrarme en mi cuarto a llorar, pero no lloré. Simplemente me quedé sentada en la cama mirando hacia la puerta que la tenía de frente. Mi cuarto estaba vacío sin a penas decoración y con un color blanco aburrido que no me transmitía nada. De pronto miles de ideas pasaban por mi cabeza. Me levanté de la cama y me vestí. Me puse unos vaqueros pitillo con un jersey ancho de color verde oscuro y unas zapatillas. Cogí mi abrigo y salí de mi cuarto.

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