El palacio de la Ensoñación se preparaba para la gran fiesta que ocurriría mas tarde. Ese día era el cumpleaños de la pequeña Lunaria y al igual que el resto de sus hijos se haría una gran fiesta para celebrarlo.
Como acostumbraban, el matrimonio aguardaba en la cocina donde esperaba un gran desayuno preparado por Edén y Morfeo. Aunque Morfeo insistió en adecuar un comedor para tales "rituales" Edén insistió en permanecer en la cocina considerándolo mas agradable.
Lentamente los hijos iban apareciendo en el comedor.
Valentino fue el primero en llegar con sus habituales ropas oscuras y una túnica similar a su padre. Con el cabello revuelto bostezo suavemente estirándose.
-Buenos días, padre, madre.-Saludo educadamente el muchacho sentándose a un lado de su madre ya que el té estaba cerca de ella. Se comenzó a servir mientras notaba a su madre acomodar su cabello.
-Por mas que intentes peinarle volverá a tenerlo desordenado.-Hablo Morfo suavemente escuchando la risa ligera de su esposa.
Dáila fue la siguiente entrando aun con un camisón holgado de un tono verde pastel junto a unas pantuflas cómodas. Con alegría saludo a sus padres.
-¡Buenos días! .-Dijo alegremente besando la mejilla de sus padres para sentarse junto a su padre y degustar una tortita.- Todo tiene muy buena pinta.
Caín y Abel siguieron a la mayor. Como habituaban a hacer ambos aparecían tomados de la mano. Ambos gemelos se encontraban ya vestidos pues tan pronto desayunarán irían al Infierno para hacer algunas cosas antes de la fiesta. Caín vestía ropas claras; una camisa sencilla blanca y una falda larga color arena con una túnica igual que su padre salvo por la diferencia de poseerla en tono arena. Abel por otro lado vestía mas elegante, un traje de chaqueta a medida negro combinado con algo de rojo.-Buenos días.-Saludaron al unísono. Estaban totalmente unidos llegando a provocar que hablarán a la vez y decir exactamente lo mismo. Cada uno beso un lado de las mejillas de sus padres procediendo a sentarse.
Comenzaron a llenar sus platos, a pesar de estar preparados para ir a trabajar en sus rostros había reflejado aun algo de sueño.
Ciro entro poco después con ropas cómodas; una camisa sencilla de color melocotón y pantalón en tono crema. Entre bostezos y palabras de algún otro lenguaje saludo a sus padres. Con rapidez observó la humeante cafetera que su padre había preparado para él. No tardo ni un segundo en proceder a echarse una buena taza.
Idara entro con elegancia. Un portentoso vestido negro moderno y detallado adornaba su cuerpo dándole aun así una apariencia ligeramente medieval y clásica, un rasgo sacado de su madre. Los colores oscuros acentuaban su pálido color. Ahora había dejado de ser una infante años atrás.
-Espero haya aun tortitas.-Exclamo mientras saludaba a sus padres y procediendo a sentarse. Para su mala suerte pudo ver el plato de tortitas vacío a pesar de que su madre hacía siempre bastantes.
-Tarde hermanita.-Declararon los gemelos llenando sus bocas de tortitas con sirope.Bufó con cansancio. Antes de invocar mas tortitas, Valentino sentando a su lado tomo su plato vacío colocando en este la montaña de tortitas que había reservado para ella.
-Siempre hacen lo mismo. Las guardé para ti.-Hablo suavemente recibiendo un beso en la mejilla de Idara.
-Gracias hermanito.-Agradeció con alegría la muchacha.
Morfeo estaba atento esperando a la mas pequeña del grupo. Pudo escuchar a lo lejos pasos apresurados que se acercaban. Por las puertas entro Lunaria con un camisón amarillo de patitos y el cabello revuelto. Entre saltos fue a saludar a sus padres y a cada hermano siendo felicitada por cada una de ellos. Cuando termino de saludar se acerco a su padre para sentarse en su regazo.
-¿Nerviosa? .-Pregunto Morfeo acomodándola en su regazo.
-¡Si! .-Exclamó entre nervios.- ¡Tengo que darme prisa, Cori me prometió que podría acompañarle a las pesadillas de los mortales! .-Exclamo con gran ilusión y nerviosismo.
La pequeña fue colocada en una silla libre para proceder a comer de forma ansiosa. Corintio como Gault y Gilbert eran muy preciados. Gilbert como Charlie eran considerados como unos abuelos para cada hijo de la pareja mientras que Corintio y Gault hermanos mayores. Merv, Lucienne, Matthew y Hob en su lugar eran considerados tíos y tías por estos.
De forma pausada cada pequeño abandono la mesa recogiendo y limpiando sus cosas antes de irse. Cuando la pareja quedo sola fue el momento de Morfeo de enfrentar aquel sentimiento punzante en su pecho que correspondía a su esposa. Con delicadeza tomo la mano de su esposa quien tenía la mirada ligeramente perdida.
-¿Que te preocupa? .-Cuestionó preocupado ante la actitud de su esposa. Al unir sus miradas hablo nuevamente.- Son...los otros ¿Verdad?.
-Lamentablemente si.-Se excuso apenada.- Se que...Algo traman Morfen. Atacar a la Ensoñación y luego nada es sospechoso. Que no hayan hecho nada hasta ahora solo me preocupa. No se por que pero hay algo en mi pecho que me dice que algo va a ocurrir.-Confeso preocupada apretando la mano de Morfeo estando reflejado el miedo en sus ojos.
-Si nos hicieran algo estaremos protegidos. El Infierno esta con nosotros y sorprendentemente contamos con Desesperación y Deseo además de Delirio y Muerte a nuestro favor, no podemos olvidarnos de Destrucción aunque...Se que Destino nunca interferira.-Hablo tratando de calmarla. Aunque sabía que su hermano mas mayor se negaba a interferir en su propio trabajo siendo siempre un mero espectador.- Mañana iremos a hablar con Lucifer para intentar llegar al fondo de esto, quizás podamos descubrir algo mas.-Prometió mirándole deseando que su esposa se sintiera mas tranquila. Durante estos años se centraron en su familia olvidándose de los ángeles. Edén pensaba que no harían algo contra su esposo al ser preciado por los de su especie sin embargo la duda siempre estaba ahí para torturarla.
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ROTA [NUEVA EDICIÓN]
FanfictionSueño de los Eternos había recuperado dos de sus bártulos. Estaba tan cerca de recuperar su poder y volver a sentirse completo que no dudo en adentrarse al propio Inferno para recuperar su ultimo objeto, su yelmo. Había oído que no estaba en manos d...