Silencio es todo lo que logro percibir de mi entorno es como si solo yo estuviera en el mundo, y es así como me siento la mayor parte del tiempo.
Sola.
No puedo creer como es que el tiempo puede seguir pasando aún cuando parece que toda mi vida está en pausa, veo personas caminando a mi alrededor mientras yo solo observo el parque sentada en una banca y en mis pensamientos solo se repite un nombre en particular.
Daniel...
Me intriga su actitud y más aún porque siento algo familiar en él, como si ya lo hubiera conocido antes más no recuerdo haberlo hecho.
Levanto mi cabeza mirando hacia en frente y como si mis pensamientos lo hubieran invocado, lo veo ahí parado hablando con otro chico mientras rien.
Algo que no he logrado sacar de mi cabeza desde que lo ví es sus ojos...
Esa forma en la que me mira, no lo hace con lastima al contrario me hace sentir una persona normal, he conocido muchas personas en mi vida después de ingresar al orfanato y muchas de ellas al enterarse de mi historia, dejaban de tratarme como lo hacían normalmente.
Después de todo aprendí a sobrellevar aquello, a soportar las miradas que siempre me dedicaban. Pero cuando veo a Daniel no siento eso tal vez es porque no sabe nada de mí aún, pero cuando lo sepa ¿Me seguirá mirando de la forma en la que lo hace?
Mi vista viaja nuevamente hacia donde él está y parece percibirla porque lo veo buscar con la mirada a su alrededor hasta que se centra en mi, siento mis mejillas arder y para evitar que sea más incómoda la situación mantengo mi mirada y solo levanto mi mano a forma de saludo.
Él hace lo mismo y el chico castaño de su lado observa hacia mi dirección y me dedica un saludo, trato de sonreír un poco y luego retiro mi mirada, me levanto de la banca y comienzo a caminar en dirección contraria a la de Daniel.
Mi escapada funciona correctamente hasta que siento a alguien tomar mi brazo por lo que hago una mueca de dolor debido a que es dónde tengo las marcas de cuando la señora Catalina sujeto mi brazo hace unos días.
— Lo siento— murmura apenado— no fue mi intención hacerte daño yo solo quería hablar un momento contigo.
—No tienes porque disculparte, golpeé mi brazo hace unos días con un mueble por accidente y me duele por eso— respondo tratando de aliviar su gesto de preocupación — estoy bien— parece no estar muy convencido de mi respuesta por lo que decido cambiar de tema — ¿ De qué querías hablar ?
Me mira por unos segundos más antes de responder — De nada en concreto solo quería saber si te podía acompañar a dónde sea que estés yendo, siempre y cuando tú quieras que lo haga claro.
Me mira sonriendo y sé que Nattalia me dijo que tuviera cuidado pero la verdad es que él me agrada y antes de sobrepensar demasiado mi respuesta le contesto —Si, me gustaría eso.
Mi respuesta lo tiene sonriendo y comenzamos a caminar los dos por la calle.
— Así que...
— ¿Si? — pregunta curioso
— Te llamas Daniel.
— Al menos eso dice mi partida de nacimiento— le doy un pequeño golpe en el brazo a los que el ríe — Auch, eso me dolió.
— Dramático.
— Abusiva.
Lo miro indignada — Oye, yo no...
— Lo sé, tranquila Eider no te lo tomes en serio, estoy jugando.
— Así que... ¿ Por qué no quisiste decirme tu nombre la primera vez que hablamos?
Lo escucho suspirar —No lo veía conveniente.
—Me llamaste loca— replico.
— Y tu a mi ladrón, creo que estamos a mano.
Buen punto.
— Está bien, tienes razón— concedo.
— Bueno una vez aclarado aquello, si hay algo que si quisiera robarte ahora — dice bastante tranquilo a lo que yo entrecierro mis ojos en desconfianza.
— Daniel...
— Tú tiempo.
¿Ah?
— ¿ Qué?
— Me refiero a que quisiera salir contigo a un lugar.
— ¿ A dónde ?
— Al parque.
— Acabamos de estar ahí.
— Lo sé, pero podríamos volver.
Su propuesta me deja un tanto descolocada por lo que no se bien que responder — No sé si sea buena idea.
— No es necesario que me respondas ahora, puedo llamarte o podría pasar a las nueve por tu ventana— explica — y me dices lo que decidas.
— ¿Vendrías a mi ventana solo para saber mi respuesta?— pregunto sorprendida.
—Si lo haría.
Sonrió ante su respuesta —Lo pensaré— es todo lo que logro articular.
— Con eso me basta— sonríe y continuamos caminando.
Nos despedimos una cuadra antes de llegar a casa porque temo que si la Señora Catalina me ve con él pueda malinterpretar la situación, no quiero que me vuelva a gritar por cosas que no he hecho, a penas acepto que Nattalia sea mi amiga, no creo que le agrade que más personas me conozcan.
Siempre dice que ella tiene una vida ejemplar en esta ciudad y que ninguna muchacha como yo causará que los demás hablen mal. Por eso no deja que yo salga de esa casa seguido y si lo hago es por la puerta trasera para evitar que el resto de vecinos me vean, si los vecinos no me conocen no habrán rumores que esparcir sobre mi.
Ni siquiera estudio acá sino que llega un bus temprano a recogerme para llevarme a una escuela lejos de acá, dónde la mayoría de estudiantes son del orfanato.
Me estoy acostumbrando a vivir de esta manera pero anhelo mucho ya cumplir los 18 que no me falta mucho para ello, son solo 3 meses y ya todo esto habrá terminado y podré irme. Quiero buscar a mi hermana, saber dónde la internaron e ir a visitarla, actualmente no dejan que lo haga, temen que no sea una buena influencia para mí el que nos veamos.
Pero es mi hermana, es la única persona de mi familia que está viva y la extraño, nos teníamos la una a la otra siempre fue así, y luego con Theo éramos los tres contra el mundo pero ya no más.
Una vez en casa empiezo a limpiar un poco, mientras pienso en la propuesta de Daniel, ¿ Qué pasaría si lo intentará ? Es decir salir con él hoy.
Lo incierto me asusta, pero me asusta más el arrepentirme después por lo que no haya hecho.
" La vida nunca será fácil , pero escúchame bien Eider,eso no quiere decir que no habrá cosas buenas, después de haber pasado por mucho dolor siempre aparecerá la oportunidad de ser feliz, solo no dejes que está se te escape porque una vez pasan no vuelven a ocurrir del mismo modo" las palabras de Lili resuenan en mi cabeza.
Debería intentarlo, debería hacerlo...
Pero tengo miedo.
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EXTRAÑA CALMA
Fiksi RemajaDos corazones que en distintas direcciones iban, uno quería dejar la soledad y el otro ya estaba acostumbrado a ella. Uno quería volar lejos de donde estaba y otro ya se había acostumbrado a la jaula que lo encerraba. La luz atrae la oscuridad y la...