Indescifrable. | Lucemond

Hanahaki

Etiquetas: Suicidio implícito/referenciado, sangre, Dracarys, AU divergencia canon, confesiones de amor, amor no realmente no correspondido, falta de comunicación, Lucerys no cree que lo ame, ahogarse en flores, final agridulce/triste, depende cómo lo interpretes, muerte de personaje principal, menor de edad.

¿Cómo hacerle entender a alguien que lo amas, cuando a lo largo de los años lo único que ha tenido en su mente es cuánto lo odias?

Lucerys y Aemond alguna vez pudieron considerarse compañeros de batalla, incluso amigos, pero las circunstancias a la par de la suma de todas las decisiones tomadas por cada uno, los condujo al escenario actual.

Aemond apunta con su daga a Lucerys y este no retrocede, están en Bastión de Tormentas, un par de metros los separan pero el castaño jura escuchar los pensamientos de su tío, gritando por su ojo y la culminación de su venganza.

—He venido aquí como un mensajero, tío... —recalca, sin permitir que sea visible el temor acumulándose en su cuerpo junto al cosquilleo a causa de los pétalos que conoce tan bien— no como un guerrero —puntualiza—. Si lo que buscas es pelea no la encontrarás conmigo —Carraspea la garganta, le está resultando complicado mantenerse firme, necesita salir.

Aemond ignora sus palabras e intenta abalanzarse en su dirección, pronto es detenido por la fuerte voz de Lord Borros ordenando a sus guardias y Aemond que paren tal acto. No habrá sangre derramada bajo tu techo esta noche.

Lucerys es escoltado fuera, con dirección a su dragón pero antes de salir le dirige una última mirada a su tío, quien lo observa con una sonrisa que solo puede catalogar como maniaca. Tose tan fuerte que necesita poner ambas manos sobre su boca para evitar que los pétalos escapen, ante esto camina rápidamente hacia Arrax, donde luego de tranquilizarlo emprende vuelo.

Ya encontrándose en la seguridad de los cielos, abre la boca y deja salir una entremezcla de sangre, saliva y flores. A menudo se pregunta cómo algo tan exótico y bello puede representar lo que sea que está sintiendo por un hombre que lo odia.

Es amor, dice en su mente, patético como siempre.

¿Qué tan triste es que te hayas enamorado del hombre al que le quitaste un ojo y cuyo mayor deseo es cobrar la deuda a base del tuyo o peor, con la muerte?

Ha vivido con esta enfermedad por años, está agradecido de poder llegar al menos a sus actuales catorce años, los maestres a los que acudió en secreto solían decirle que con algo de suerte podría vivir solo un par de meses más.

Sabe que el desencadenante del Hanahaki, como lo llamaron los maestres, fue el momento en que ambas familias se separaron, Lucerys tenía amor por su tío desde pequeño, el cual muy tontamente confundió con simple admiración. No obstante, fue esa misma distancia la que lo ayudó a sobrellevar las flores cada vez más abundantes y molestas albergando en sus pulmones.