Las cosas se habían vuelto un poco incomodas después del beso, esa noche, Harry subió la cena a la habitación del híbrido ya que este no quiso bajar a cenar con el rizado. No vamos a mentir, Louis se pasó la noche llorando. Su mente le recordaba una y otra vez que había hecho sentir mal a la persona que mejor lo había tratado en su vida tan solo por un "gusto" que no tenía. Era una persona horrible.
Por otro lado, Harry se pasó la noche en vela pensando exactamente lo mismo. Creía que lo había jodido y que Louis no volvería ha hablarle en su vida.
Se evitaron durante el día siguiente todo lo que pudieron hasta que el rizado escuchó el timbre de la puerta principal, fue a atenderla sin importarle a estas alturas que el castaño estuviera leyendo en un sofá a unos metros. Abrió la puerta y lo primero que vio fue un chaval de aproximadamente su edad, pelo negro, cara ovalada un poco más bajo que el, ojos oscuros y un aura de prepotencia.
- ¿Quién coño eres? – Dijo sin rodeos. Escuchó a una tierna y dulce voz parada unos metros atrás hablar.
- ¿Jess? – En cuanto el nombrado le oyó se abalanzó a el dándole un largo beso superficial. Louis cerró los ojos con fuerza y se quedó rígido como un palo hasta que el beso se rompió.
- ¡Lou! Te extrañé, ninguno ha sido tan bueno como tu, Amor.
- ¿Qué? ¿Cómo aquí? – No parecía tener ni un solo atisbo de felicidad en su cara a pesar de hablar siempre de este sujeto.
- Tengo contactos en el centro de adopción. Te fuíste en tiempo record. Ni siquiera los bonitos podrían haberse ido tan rápido y mucho menos a esta casa. – Se acercó a donde el rizado que lo miraba estupefacto. – Jess Hacus. Lou te habrá hablado un montón de mi, éramos muy amigos. – Dijo enfatizando el "muy" Se acercó a donde el menor que estaba cabizbajo y pasó una mano por sus caderas. - Le hablaste de mi ¿verdad, Amor?
- S-sí.
- ¿Como es que no eres híbrido? ¿Cómo le conoces? Y hazme el favor de apartarte de el. – Era obvio que ese tal Jess Hacus tenía un mal... Aura, llamémoslo así.
- Soy su cuidador y estoy seguro de que Lou no quiere que me separe de el, ¿verdad, Amor? – Pudo alcanzar a ver como el pelinegro apretaba la cadera del menor fuertemente obligándolo a asentir. – Ahora, si no te importa quería ponerme al día con Lou en un lugar privado. ¿Esta tu habitación arriba, Amor? – El nombrado asintió lo que hizo al cuidador prácticamente, arrastrándole a las escaleras.
Ahora entendía todo, entendía porque Louis hablaba así de Jess. Algunas cosas se le escapaban, pero pediría explicaciones a menor en cuanto lo separara de ese... cerdo. Para cuando se dio cuenta, Louis y Jess ya no estaban allí. Subió las dichosas escaleras que en este momento parecía interminables. Alcanzó la puerta de la habitación y abrió esta. Pareciese que todo estaba a cámara lenta pues cada movimiento era más lento que el anterior. Al ver lo que pasaba dentro casi le dieron arcadas. Jess estaba "acorralando" al menor e intentando meter sus manos en sus pantalones y hablándole mientras este negaba con la cabeza y empezaba a sollozar. El mayor se paralizó.
- ¡Harry! – Dijo mientras intentaba correr hacía el, pero en el momento en el que se separa Jess agarró su peluda cola y tiró de esta haciendo que el ojiazul soltara un grito y cayese al suelo.
- ¡Fuera de mi puta casa! – El pelinegro agarró la chaqueta que se había quitado anteriormente y se dirigió a la puerta no sin antes decirle a Louis:
- Eres un apretado de mierda, Tomlinson – Ahí fue donde Harry no pudo mas y agarro a Jess por el cuello de la camiseta estampándolo contra la pared.
- Mira, Jess, la próxima vez que le vuelvas a poner un solo dedo encima a Louis; No te llevare a la policía, te llevare toda una puta mafia a la puerta de tu casa. Ellos se harán cargo de cortarte las bolas, arrancarte los dedos y te harán escribir una tesis sin ellos, También te cortarán varios de tus asquerosos rasgos faciales junto con una oreja, la nariz, la boca y te harán un agujero en la mejilla. Ahora te estarás preguntando; ¿Por qué solo una oreja? Bien, pues quiero dejarte vivo y con una oreja para que cuando te pasees por las calles oigas a los niños gritar de terror y pedir ayuda a sus madres al verte. Y créeme que vas a sufrir tanto que querrás arrancarte tus miserables huesos uno a uno. – Harry le soltó dejando que se fuera. Se agachó para abrazar a Louis. -¿Estas bien, Louis?
- No...
- ¿Cómo te sientes?
- Sucio, cada vez que Jess toca, es sucio.
- Por eso no querías besos. –
- No sé, no los Jess, no quiero que besen a yo.
- ¿Y como te rompió el pijama?
- Se enfado, yo no quería... - Y fue suficiente para que este empezara a llorar más fuerte y Harry le agarrara con más fuerza.
- No pasa nada, bebé.
- Si pasa nada, soy estrecho.
- No le hagas caso, Lou, no lo eres. Vamos a dormir. – Dijo mientras le levantaba intentando dejarle en la cama.
- No.
- ¿Qué pasa?
- No esta cama.
- ¿Quieres ir a otra habitación?
- Pero ¿y si vuelve? – Harry suspiró y sentó junto al niño en la cama.
- Louis, dime que quieres.
- Lou.
- ¿Lou?
- Llámame Lou, tu lo dices... lo limpias. – Harry sonrió.
- Lou, dime que quieres.
- Dormir contigo, quiero limpiarme.
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Ánonimo