Parte 2

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Louis despertó en una cama de una persona, blanca, acogedora y extremadamente cómoda. No es que en los orfanatos y refugios le trataran mal, de hecho, siempre caía bien a los cuidadores y el resto de los híbridos, pero en cuanto a las camas y cuartos, no había mucho que opinar. A parte de eso, el cuarto era sencillo, pero realmente precioso, como el resto de la casa.

Estiró los brazos hacia el techo para despertarse, apartó las mantas y bajo los pies descalzos tocando la fría madera. No sabía donde estaba Harry. Salió de la puerta y bajo las escaleras de en frente paso a paso intentando acostumbrar sus desnudos pies a la baja temperatura de la madera.

Pronto escuchó unos ruidos que parecían la voz del rizado hablando con algo o alguien así que la siguió, se equivocó un par de veces de pasillo, pero pronto encontró la habitación de la que provenía la grave voz y abrió la puerta de esta lentamente.

- Pero es que no tiene sentido porque es un tema mercantil ento... - Harry paró la conversación para mirar al pequeño gato que se asomaba por la puerta. – Te llamo luego. – Ni siquiera dejó al contrario decir algo para despedirse cuando colgó. -Louis, Buenos días.

- Hola – Dijo levantando rápidamente la mano izquierda siendo tapada por la manga de su pijama.

- ¡Dios, Louis! – El nombrado se asustó y dio un paso para atrás. Harry rodeó el escritorio acercándose al más pequeño. – Tienes todo el pijama roto – Tenía un atisbo de risa en su cara.

- Jess.

- ¿Jess?

- Amigo, Jess hizo – El mayor giró la cabeza sin comprender, pero lo dejo estar.

- Ven conmigo – Le agarró la mano intentando sacarlo de allí por el pasillo contrario por el que Louis había llegado. Este camino estaba lleno de frías baldosas. Cuando tuvo el mínimo contacto con los pies del menor hizo que este sintiera un escalofrío de los pies a la nuca. Tiró de la camisa del contrario avisándole.

- Frío.

- ¿Encima descalzo? Ven aquí – Le cogió en brazos al estilo nupcial llevándolo hasta la habitación del mayor. En el camino el castaño fue mirando el rostro del mayor detallándolo detenidamente. Si el hubiese estado en el refugio seguro habría sido muy popular, los ojos verdes siempre lo eran, no como los suyos, desteñidos los llamaban. - ¿Qué miras, Louis?

- Ojos, verdes, son bonitos.

El contrario sonrió. -Prefiero los tuyos.

Lou negó. – Son feos, desteñidos.

- Lo que tu digas – dijo mientras le soltaba en el piso de lo que parecía ser la habitación de Harry. – Siéntate en la cama si quieres – Y este lo hizo. La cama era el doble de la suya, con sabanas azul pálido a juego con el resto del dormitorio. Se hecho para atrás dejándose caer sin miedo en la cama, soltando a la vez una adorable risita a la que el mayor respondió con una sonrisa. - ¿Te gusta?

- Si, grande.

- Es porque es de dos personas.

- Oh.

- Toma – habló mientras se acercaba al gran vestidor y le tendía unas zapatillas de casa que estaban bastante lejos de ser su número, junto con una camiseta que podría usar casi de vestido. – Hazle un agujero para la cola si quieres, no me importa.

- ¿Qué?

- Hazle un agujero con...

- ¿Qué?

- Hazle un... - Louis negó

- ¿Qué...? ¿Con qué?

- Oh, toma – Dijo tendiéndole unas tijeras del escritorio.

En contrario se las apañó para hacer el dichoso agujero mientras el rizado miraba con atención desde la otra punta.

- Puedes... mirar allí – Harry tardó, pero pilló que no quería que le mirase mientras se cambiaba. – Listo – dijo tras unos minutos. Fue girarse y todo estaba mal, Louis despeinado, la camiseta al revés y las zapatillas de casa mal puestas.

- No – Rió. El ojiverde se aproximó a donde el gato agarrando ambos lados de la camiseta. - mete los brazos dentro de las mangas- Este lo hizo y espero a que Harry girara la parte de arriba sin destapar nada. A continuación empujó levemente al menor para sentarlo en la cama y agacharse. Quito ambos zapatos rozando sin querer el pie de Louis haciendo que este riera y le diera una patada en la nariz sin querer. -¡Ah! - grito el agredido.

- Lo siento, losientolosientolosiento - Se puso a nivel del mayor ahuecándo las mejillas del rizado intentando hacer algo productivo. Este solo se sostenía el puente de la nariz con los ojos cerrados fuertemente. - hielo? algo? Lo siento...

- No pasa nada

- Si pasa nada

- Estoy bien

- Tonto

- ¿Yo?

- ¡No! Tu no, yo tonto, tú nunca tonto

- No te preocupes, debería de haber tenido más cuidado.

- Lo siento, ¿Algo para arreglar?

- ¿Compensar dices? - el menor asintió. - No, no te preocupes.

- Cuando... cuando yo hacía daño a yo, Jess daba... abrazo - El rizado sonrió mostrando un solo hoyuelo.

- ¿Quieres darme un abrazo? - Louis frunció el ceño.

- No, tú quieres abrazo.

- No, tú me lo has dicho.

- No, tú quieres abrazo.

- Si insistes... - Lou se abalanzó con una sonrisa hundiéndose en el torso del contrario y siendo rodeado por este.

Desde pequeño le habían encantado los abrazos, era su lenguaje y su forma de expresar las cosas (que por su corto vocabulario) no podía decir. Una cosa que si que no soportaba eran los besos, Jess solía darle muchos a pesar de que siempre decía que le incomodaba.

- ¿Me pones los zapatos?

- Lo que digas cenicienta - E hizo lo pedido.

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Anónimo

My kittenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora