Parte 1

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Más de 124 híbridos se refugiaban en ese establecimiento esperando a ser adoptados, y Harry iba ha hacer justo eso, adoptar a uno. Siempre había sabido que era algo innecesario pero que en algún momento tendría que hacer, solo que nunca pensó que ese momento fuera ahora mismo. Pronto tendría asuntos importantes y era imprescindible tener un hibrido. Sus padres escogerían uno si no lo hacía el antes.

Todos sus amigos llevaban siglos aconsejando que consiguiera una pareja o al menos un híbrido. En esta sociedad a la que Harry catalogaba "sociedad de mierda" no tener una pareja estable con sus responsabilidades y apellido estaba en el punto de mira de cualquiera, tenían el gatillo por apretar y rumores sin fin para disparar. Es por eso que el día después de las insistencias de sus padres el conseguiría un gato.

No es que Harry no fuera atractivo de por si como para no conseguir una pareja cualquiera, vamos, si con sus ojos verdes esmeralda, rizos oscuros y achocolatados cayendo como cascada tapa a las rocas en su frente, nariz varonil, brazos fuertes como robles y altura envidiable, ¿cómo no iba a conseguir pareja? Era solo que la mayoría de personas le parecían extremadamente aburridas y comunes, el no estaba hecho para las relaciones, lo había aceptado, así que le daría un hogar a una criatura y dinero y comida mientras este no le molestar

Parece mentira que con la cantidad de híbridos que había no encontraba ninguno que estuviera entre sus requisitos. Media hora paseando entre las jaulas sumido en sus pensamientos y no había visto a ninguno que le llamara la atención o colmara sus requisitos, ya que, teniendo en cuenta que iba a tener que "salir" con esta persona, le gustaría que fuese como  el deseaba físicamente.

-       ¿Necesita algo? - Preguntó una dependienta entrometiéndose en sus pensamientos y sacándolo de su realidad inversa.

-       En realidad, sí - Contestó a la morena muchacha. - ¿Sabes donde hay un gato, macho, joven pero mayor de edad, y si puede ser moreno? – Sus requisitos no eran tan exquisitos, quería eso porque; no soportaba los perros, no es que se sintiera muy atraído a las mujeres a decir verdad, quería que la edad fuese parecida a la propia, y tenía algo por los morenos.

La chica se quedo un poco sorprendida ante tanta información - En realidad, sí, sígame, por favor. –

Caminaron por un par de minutos hasta llegar a una de las habitaciones de paredes transparentes, en una esquina se veía un bulto dormir plácidamente sobre una cama para mascotas. Como en todas los demás cubículos. 

-       ¡Lou! Han venido ha verte - Dijo dando un par de golpes al cristal. - Tiene 18 años, llego hace... - Ahí fue cuando la mente del ojiverde desconectó para enfocarse en otra cosa, persona.

Inmediatamente, una cabeza morena, ojos azules penetrantes y una cola de gato se alzaron alegremente. Harry lo miró asombrado, era tan mono y tenía una carita tan simpática. Era sin duda el gato más hermoso que había visto en toda la residencia. "Lou" se sentó en la cama para poder verlos a los dos, y eso hizo que la manta resbalara de su cuerpo un poco. Se notaba que acababa de despertar por la cara de sueño que traía y como se rascó la nariz hacia arriba con el dorsal de la mano. Con tranquilidad, se incorporó por completo y fue caminando hacía la cristalera, cuando estuvo cerca miro hacía arriba con ojos grandes y de un azul despampanante, esbozó una sonrisa y Harry se sintió morir. Ahora que se fijaba, el gatito era tan bajito que el pijama de manga corta le quedaba muy holgado y tenía que inclinar la cabeza para verle, fácilmente le sacaba mas de una cabeza.

Apoyó la palma de la mano en la cristalera y el pequeño ojiazul la miró con una sonrisa más grande y bonita apoyando el también la mano, diminuta en comparación. Su cola se paseó de lado a lado y, como no, la chica los interrumpió..

-       ¿Quieres que habrá la puerta para verle? –

-       No, he visto suficiente –  Y Louis se entristeció pensando en que no le había agradado.



                                    —🐈‍⬛—



-       ¿Entonces? ¿Adoptarás a Louis? –

-       Definitivamente – La dependienta sonrió animada.

-       Te lo traeré en un momento, espera aquí y ve firmando estos papeles de mientras–

Harry hizo lo pedido y esperó paciente. Unos minutos después la morena estaba allí con un gatito de ojos azules a su lado. Louis tenia una gran sonrisa y una bolsa en la que deberían de estar todas sus pertenencias.

-       Muchas gracias, vámonos –








Los dos estaban de camino a la casa totalmente en silencio. Harry miraba de reojo al hibrido, admirando sus castañas orejas y cola, su naricita de botón, era realmente hermoso.

-       ¿Qué llevas ahí dentro? – Dijo el rizado apuntando a la mochila que el menor cargaba en su regazo.

-       Ropa, peluches... – Harry se enterneció, que mono era.

-       Muéstrame – Ordenó. Louis esbozó una sonrisa.

- Mi peluche mejor...- dijo sacó un muñeco de ganchillo con rizos morenos y traje negro un poco sucio. Fue ahí donde el mayor se percató de que no hablaba el idioma apropiadamente.

-       ¡Se parece a mi! – Dijo ilusionado. Louis rio en respuesta mirándole a los ojos. Esa debería de ser la risa más enternecedora que había escuchado en su vida.

- Bolita – Era una bola de lana verde. – Ropa, muñequitos, manta por si frio... - 

- Muy bonito todo... - Dijo para que supiera que le estaba escuchando.

Louis se sonrojó sin remedio.

-       Y... ¿Cómo llamas? –

-       Harry Edward Styles Cox–

-       Bonito - "No es lo único bonito aquí" – Yo llamo... -

-       Louis, lo sé – Dijo cortante.

- Olvidaba, perdona – Harry se sintió mal al instante por hacer que la hermosa sonrisa de labios finos se borrara de su cara, así que carraspeo para eliminar la tensión.

-       Llegaremos en unos 15 minutos, el trafico no es fluido. Mientras tanto, tenemos que aclara algunas cosas. –

-       Mhm –

-       Tendrás tu propia habitación hasta que decidas moverte o si no lo haces también, tengo trabajo presencial 5 días a la semana, pero si necesitas algo, me llamas, dejaré el teléfono apuntado en la nevera. Viene una limpiadora dos veces por semana, se llama Marie. Y ¿algo que necesite saber de ti?

-       Mmm... Em, no, soy... normal, gato.

-       Bien, habrá que comprarte ropa en estos días ¿quieres ir?

-      Usted quieres.

-       No me digas "usted" tengo casi tu edad, niño. Y aquí tu decides, no te voy a obligar a nada.

My kittenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora