Parte 11

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⚠ Smut ⚠️

Harry había tenido un largo día de trabajo y lo único que quería hacer era ver al menor. Camino despacio a la entrada de su propia casa silbando una melodía aleatoria, abrió la puerta principal y dejó su abrigo en el perchero.

Nada más entrar, Marie fue angustiada corriendo a donde el mayor.

- Hazz, Cariño. Louis se encuentra mal y no se que hacer, le puse una toalla húmeda, pero sigue ardiendo y... - La mujer siguió divagando mientras Harry desconectaba y unía todas las piezas una a una.

- Marie - Interrumpió – Vete a casa, yo me encargo –

Después de que Marie cogiese sus cosas, Harry subió escucho detenidamente lo que pasaba al otro lado de la puerta de su habitación. Oía al menor quejándose y las sabanas revolviéndose.

- ¿Lou?

- ¡Harry! Ayuda porfa. – El nombrado entro en la habitación y un olor fuerte a vainilla y mantequilla. Louis estaba tumbado sudando y tapado con las sabanas, solo llevaba una de las camisetas del mayor y ropa interior.

- ¿Estas en celo?

- Sí, ayuda.

- ¿Seguro que quieres que te ayude?

- ¡Sí! Ven, YA.

Harry no estaba seguro de si lo decía por el calentón o en realidad lo pensaba, pero al verlo sufrir tanto, no dudó y se puso encima de el para empezar a desnudarle y besar su cuello. Ambos se besaron apasionadamente, Louis a penas podía seguir el ritmo, pero lo conseguía.

Harry tiró de su propia camiseta para sacársela y apoyo al menor en la cama. Cuando fue a levantar le camiseta de Louis, se dio cuenta de donde venía el olor; lubricante. El menor expulsaba lubricante con olor, como lo hacían las hibridas.

- Hueles tan bien, quiero comerte - El nombrado giró la cabeza evitando la verdosa mirada de su novio.

- Hazlo.

El rizado sonrió y bajó hasta llegar al estomago del menor. Ahí se dio cuenta de que sus cuerpos comparados no tenían nada que ver. El torso del mayor estaba más tonificado y, al ser alto estaba más repartido.

Sin embargo, el de Louis era más suave y delicado. Tenía rollitos y la piel muy bronceada. Estaba enamorado de su cuerpo.

Llevó sus manos lentamente a la ropa interior del híbrido, que constaba de unas bonitas bragas de encaje negro con un moñito en el elástico.

- No mires, por favor.

- ¿Cómo no hacerlo? Eres adorable y tienes el cuerpo más perfecto del mundo, tengo mucha suerte de poder tocarlo- Harry parecía no poder apartar su mirada del torso ajeno. - Te adoro.

- Vale, lo que tu digas, pero haz algo ya, duele - El rizado asintió y se acercó lentamente para continuar besando su estomago, bajando lentamente hacia de donde provenía el fantástico olor.

Después de no mucho ya estaban sin ropa alguna. Harry dejó de besar a Louis y, con la respiración agitada, habló.

- Puede que esto te vaya a doler - Lubricó un dedo con su saliva y lo adentro en el interior del menor. Este último hizo una mueca de dolor que se fue transformando en placer a medida que la cantidad de dígitos iba aumentando junto con la intensidad de las estocadas. Fue dando besos en su entrada para luego comenzar a meter la lengua en esta. El sabor del menor era único, era como tomar tu bebida favorita después de mucho tiempo, después de una eternidad más bien. El sabor inundó su boca y paladares, tranquilizándole, podría pasarse el resto de su vida así. De repente, escuchó un quejido. - ¿Estas bien, bebé? - Louis abrió los ojos. En estos ya no se podía distinguir nada de azul zafiro, solo unas pupilas muy dilatadas. A este rasgo se le sumaba otros factores, como los labios rojos e hinchados y las mejillas sonrojadas...

- No, quiero más –

- Si en algún momento quieres que pare, me lo dices - Louis asintió. - ¿Listo? - Podía parecer intensito, pero es que le preocupaba mucho como se sintiera Louis. El placer del menor era más importante que el de el, eso sin duda. El pequeño asintió y se colocó para empezarse a hundir en el.

El placer que sentían era igual de indescriptible como la mueca de Louis. Ahora este sabía lo que se sentía, y era maravilloso. Al principió dolía, era como un pinchazo en su zona más sensible, pero después de quedarse quietos unos segundos, el dolor se convirtió en placer

Después de unos momentos, Harry se empezó a mover dentro de el y la satisfacción fue aumentando. El rizado no paraba de darle cariñosos besos y susurrarle cosas lindas. Era el acto más bonito, y Louis no podía sentirse más a gusto.

Al mayor le costó entender que lo que el castaño necesitaba era un nudo, cosa que no podía darle pues no era un híbrido. Cuando notó que el más pequeño estaba a punto de venirse, metió un par de dedos junto con su miembro simulando un nudo. Haciéndole sentir calmado y sin dolor por fin.

Después de un tiempo en el que solo se escuchaban jadeos, los dos terminaron y se acurrucaron juntos. Louis estaba con la cabeza pegada al pecho del mayor escuchando sus frenéticos latidos.

- ¿Cuánto tiempo tenemos antes de que...?

- Una hora creo.

- Bien, duerme.

- Gracias.

- El placer es mío, créeme. ¿Seguro que no quieres pasarlo solo?

- No, yo bien. – Harry sonrió y le dio un beso en la coronilla al menor.

- ¡Mierda!

- ¿Qué?

- El condón. – Rápidamente, se encamino a su cómoda y sacó un par de paquetes de estos del fondo del cajón. Los dejó en la mesita de noche y se volvió a acostar.

- ¿Que es?

- Ya te explicaré, descansa.



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Anónimo

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