Un tiroteo escolar llama la atención por la raza latina de los asesinos, Peter vive con una sonrisa sospechosa, sus padres lo envían a un país latinoamericano, nadie sabe si es víctima o victimario, hasta que Javier atañe su risita al homicidio de u...
Pronto se dieron cuenta de que Javier no estaba en el baño y andaba con el dorso desnudo en alguna parte porque su camisa vomitada estaba en el lavamanos, la única opción de encontrarlo era en la habitación donde dormía Alyson y tras la puerta había una conversación sigilosa, un llanto ahogado, una complicidad inesperada cuando Alejandra impidió que la madre de Alyson interrumpiera la secreta conversación de los chicos.
- Déjalos que hablen.
Martínez soltó la manilla de la puerta y regresó a la sala con su hermana resignada a no escuchar la conversación, al menos Javier se había colocado el suéter gris de Alyson debido al frío en la habitación, seguían juntos en la cama sin tocarse, acostados boca arriba mirando el techo y a ratos mirándose entre ellos, la cercanía facilitaba el susurro y la privacidad.
- Al principio me gustaba, pero luego hice otros amigos y él se aisló por completo. En realidad, no eran amigos, solo pasábamos el rato juntos diciendo estupideces, la mayoría eran vanidosos, egoístas, inmaduros, pero yo cometí el error de comentar que Peter me celaba. Lo hice por vanidad, cosas de chicas.
- ¿Te celaba?
- Claro que no, ni siquiera sé por qué lo dije, supongo que, por vanidad, cosas de chicas, pero a ellos les pareció gracioso que su actitud sombría se debía a una desilusión amorosa. Se burlaron de él y fue algo cruel, de mal gusto. Peter los evitaba siempre, andaba solo o con aquellos chicos extraños, violentos más bien.
- ¿Peter disparó con ellos?
- Yo nunca vi a Peter disparar, de hecho, recuerdo que corrió para auxiliarme cuando caí.
- ¿Quién te disparó?
- Ninguno, ellos entraron a la biblioteca y dispararon contra los chicos que se burlaron de ellos. Yo estaba en otra mesa paralizada de miedo hasta que vi mis zapatos manchados de rojo, dos de esas balas revotaron en mi columna y caí, Fue cuando vi a Peter junto a mí, fue todo muy rápido, luego desperté en el hospital. Si yo no hubiese hecho ese comentario tan estúpido nada de esto...
- Ese comentario pudo haberlo dicho cualquiera.
- Pero lo hice yo. Mi madre piensa que él se escondió entre las víctimas para salirse con la suya. Le molesta que yo lo defienda, pero yo solo quiero que deje de pensar en eso.
- No es un chico normal y sus amigos tampoco.
- No conozco tu país, pero de dónde vengo lo normal no existe.
Era imposible para ellos definir una línea fronteriza entre anormal y normal, tampoco les llevaría a ninguna conclusión esa cuestión, según los estudios de la Universidad Kean el noventa y cinco por ciento de los tiroteos escolares fueron ejecutados por personas sin ninguna enfermedad mental, en cambio el ochenta por ciento de los asesinos habían sufrido bullying escolar, con un historial de maltrato, persecución y abuso emocional derivado de su entorno escolar. Javier confiaba en la aritmética de su profesor, porque sabía que en el cien por ciento de los casos había un marcado interés por las armas, los asesinos se lo decían abiertamente a sus compañeros o a través de las redes sociales.
- ¿Por qué te quedas tan callado?
Javier no respondió y su ausencia hizo que ella colocara la mano sobre su pecho, tampoco así obtuvo respuesta, dada la situación Martínez entraría en cualquier momento a la habitación para ordenarle regresar a Estados Unidos con Alejandra, lo que ella no sospechaba era que Javier también meditaba sobre sus padres y aquel abismo tejido lentamente en el tiempo.
- No fue tu culpa, lo planificaron con mucha anticipación...
- No entiendo.
- Tengo una pésima relación con mis padres y no fue por una discusión o algo en particular, es como una telaraña tejida todos los días, una rutina que va construyendo un abismo. Lucía no la mató por el celular, tampoco se suicidó por Peter.
- ¿Quién es Lucía?
- El cáncer de su madre fue una agonía de todos los días, el asco de sus compañeras la estaba estresando cada día más, eso distorsionó sus pensamientos.
- ¿Y eso qué significa?
- Que Lucía llevaba tiempo pensando en asesinarla.
Aunque sonaba interesante Alyson no le seguía la reflexión, porque eran una combinación de lecturas y recuerdos que Javier venía tejiendo desde hace tiempo, entonces se sentó en la cama y ordenó sus ideas, ella le imitó el movimiento con dificultad tratando de sentarse a su lado y leer las conclusiones en sus pupilas. Estímulos de naturaleza violenta, junto con el estrés ambiental y los pensamientos distorsionados, tejieron una coraza mental deshumanizada en Lucía. Esta frialdad emocional la llevó a ver el hecho de matar como algo gratificante y justificado. Todos colaboraron en silencio para que esa frialdad emocional justificase nueve cuchilladas a la chica que se burló del vómito de su madre, pero en su mente ya la había acuchillado varias veces y nadie lo sabía. Esa compleja combinación de factores sigue reproduciendo tiroteos y la disponibilidad de armas facilita las macabras estadísticas, la violencia se cocina igual, solo que en México los tiroteos se dan entre jóvenes que tejieron su narco cultura con la misma frialdad que el de un sicario escolar, en Venezuela la violencia es limitada porque no es tan fácil comprar armas, pero la rabia es igual, la deshumanización se teje en silencio. Cada película, cada vídeo juego destruyendo una torta de cumpleaños, cada política relacionada con armas, se acoplan a esa telaraña silenciosa de asesinos normales que tarde o temprano disparan, siempre a quemarropa, siempre contra indefensos, porque nadie ve venir al que dispara. Los padres de Peter habían disparado primero, probablemente sus abuelos ya eran francotiradores, solo que ahora se tomaban el atajo de disparar balas de verdad y no emocionales.
- Debo advertirles a mis padres.
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