𝐗𝐗𝐕.

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— No sabía que esa chica y tú, eran tan cercanos. — mencionó Sunoo, mientras miraba por las ventanas del auto.

— ¿Qué chica? ¿Rina? — preguntó confundido, dirigiendo su mirada al mayor.

— Sí, ella. — realmente no estaba seguro, ya que no sabía su nombre, pero suponía que sí era ella, ya que había sido la última chica con la que había visto al menor.

— Mm, sí, somos cercanos, ¿por qué preguntas? — frunció el ceño al ver al contrario subiendo sus hombros.

— ¿De dónde la conoces? ¿También fue tu novia o qué? — soltó sin más. Claramente estaba celoso.

Ni-Ki sintió como si lo hubieran golpeado directamente en la garganta, ahogándose con su propia saliva. Cosa que lo hizo comenzar a toser.

— ¡¿Qué?! ¡¿Mi novia?! — al escuchar eso, abrió los ojos de par en par mientras trataba de desahogarse golpeando su pecho con su mano en forma de puño.

— Sí, tu novia, Ni-Ki, dudo que no sepas qué es eso. Me he enterado de muchas ex novias tuyas, últimamente. ¿Acaso ella también lo fue? — volvió a preguntar, esta vez fijando su mirada en él con un semblante serio.

— ¿Estás celoso, no es así? — rió. Sabía que sí, pero quería que él se lo dijera.

— Idiota, responde mi pregunta. — golpeó su hombro, molesto.

— Es una amiga, nada más, Sunoo. No fue mi novia y nunca lo será. ¿Contento? — el mencionado rodó los ojos sin darle una respuesta, así que volvió a hablar. — A mí me gustas tú, no ella, ¿entiendes? — la verdad es que no planeaba confesarle sus sentimientos de esa forma, pero realmente ya no quería guardárselo más.

Sunoo sonrió para sí mismo al escuchar esas palabras.

"Me gustas"

¿Había escuchado bien?

Quería corresponderle de igual forma. Decirle sobre sus sentimientos, sobre cuánto le gustaba y lo enamorado que estaba de él, pero, sentía que no podía hacerlo. Los nervios y el miedo invadían cada parte de su cuerpo.

¿Por qué le daba miedo decírselo si ya podía asegurar que el menor sentía lo mismo?

— Ni-Ki... — murmuró, sin saber qué decir.

— Está bien, no necesito que me contestes ahora. — le dedicó una cálida sonrisa. Tampoco quería que se sintiera presionado, ni mucho menos. Volvió su mirada hacia el camino, hasta que escuchó al mayor hablar nuevamente.

— Tú también me gustas, Nini, mucho. — soltó finalmente. El sonrojo en sus mejillas creció, pero sentía como su pecho se relajaba y su respiración volvía a la normalidad.

Ni-Ki no respondió, sentía que si habría la boca, iba a ser para gritar de la emoción. Así que, simplemente sonrió y siguió manejando sin decir una palabra.

...

— ¡Ah! ¿Por qué mierda siempre se pone a llover justo cuando estamos afuera? — bufó molesto el menor.

𝐑𝐎𝐎𝐌𝐈𝐄𝐒 - sunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora