𝐗𝐗𝐗.

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— Lamento mucho haberte traído aquí, no quería que pasaras un mal rato — habló Ni-Ki, formando un pequeño puchero con sus labios. Refiriéndose a la fiesta.

— No te preocupes, Nini, no pasa nada, no fue tan malo como las otras veces. — mencionó el mayor, mientras se acurrucaba más a su lado. — Además, estabas tú ahí; haces que todo sea mejor. — terminó de decir, con una sonrisa sincera en su rostro.

Ni-Ki, al escucharlo decir eso, lo único que pudo hacer, fue reír nerviosamente, golpeando cuidadosamente al pelirrosa con una almohada, sin lastimarlo.

— Ah, no digas eso. — fingió molestia mientras en sus mejillas se formaba un leve sonrojo. — Ni siquiera estuve contigo... perdóname por eso, debí quedarme ahí como te lo prometí. — volvió a abultar sus labios, apenado.

— ¡Te dije que no pasaba nada! — se quejó el mayor, sentándose en las piernas del contrario mientras pasaba sus brazos por al rededor de su cuello, depositando un casto beso en sus labios.

— Mmh, tus labios son tan suaves. — soltó, provocando que todo el rostro de Sunoo se volviera de un tono rojizo fuerte. — Te ves tan jodidamente lindo cuando te sonrojas. — dijo mientras posicionaba sus manos en las caderas del pelirrosa, acercándolo más a él, haciendo que este soltara un leve jadeo por el roce.

— N-no me digas esas c-cosas. — murmuró con la cabeza gacha, nervioso.

— ¿Por qué no? Sólo digo lo que pienso cada vez que te veo. Eres precioso, en verdad, me encantas, estoy completamente enamorado de ti, de tus ojos, de tus malditos labios... tengo tantas ganas de comerte la boca ahora mismo... — suspiró cerca de sus labios, intentando acortar la distancia que había entre ambos, pero se vio interrumpido por el celular del mayor.

— ¿A-aló? — contestó la llamada, aún nervioso por el pelirrubio, quien seguía recorriendo su cuerpo de arriba abajo con ambas manos.

Hola, Sunoo, soy yo, Hyuka. — habló el castaño, sonando un poco angustiado.

— Oh, Kai, hola, ¿pasó algo? — preguntó el pelirrosa al notar el tono de voz del contrario.

Lamento molestarte a esta hora, pero, quería preguntarte si sabías algo de Soobin... — soltó, esta vez casi al borde de las lagrimas.

— ¿Soobin? No, no he hablado con él desde que me fui de la fiesta... ¿no estabas tú con él? — dudó, confundido, intentando no alarmarse por la repentina desaparición del mayor.

S-sí, y-yo estaba con él, sí, p-pero, no sé, de repente d-desapareció, y, y, le he preguntado a todo el mundo y nadie sabe nada de él, ni donde está, n-nada. — contestó, inmediatamente estallando en llanto, enredándose con sus palabras.

— Kai, primero, cálmate, respira, ¿has intentado llamarlo, o mandarle mensajes? — preguntó, evitando ponerse a llorar él también.

S-sí, lo llamé unas d-diez veces al menos, y, le envié m-millones de m-mensajes, pero no leyó ni u-uno. —respondió, un poco más tranquilo, para que el pelirrosa pudiera entender lo que decía.

— Mierda... mira, intentaré contactarme con él, llamaré a sus padres si es que volvió a casa, quizás se durmió y olvidó decirte. También, le preguntaré a los demás chicos si saben dónde está, o han hablado con él, ¿bien? — ofreció, brindándole tranquilidad.

E-está bien, muchas gracias, p-por favor, avísame cualquier cosa. — pidió, volviendo a sonar desesperado.

— Claro que lo haré, no te preocupes, ahora, intenta descansar un poco, ¿sí?, adiós, luego hablamos. — cortó la llamada después de recibir un "adiós" por parte del menor, soltando un fuerte suspiro, acompañado de pequeñas lagrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos.

𝐑𝐎𝐎𝐌𝐈𝐄𝐒 - sunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora