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La sangre caia aún de su nariz, llegando a su mano temblorosa por las palabras que le habian dicho antes de que Neteyam fuera a ayudarlo

"Eres sucio, y esa culpa se la llevo tu hermano espiritual"

"Igual de deforme que tu"

Esas palabras no hacían nada más que recordar esa tarde nublada donde al parecer todos tomaron en cuenta qué era. Las lágrimas comenzaron a querer salir de sus ojos como esa tarde, y el agujero en su pecho se volvía cada vez más grande

— ¿Estas bien? —una pregunta que no había escuchado en tanto tiempo aparece detrás de él. Neteyam, quien se acercaba cada vez más para revisarle pero este tan sólo ocultaba su rostro, para ocultar sus lágrimas o para ocultar sus heridas. Simplemente no quería que lo viera, no en ese momento—

Se demoró en responder pero cuando pudo calmarse, movió su cabeza lentamente para mirarlo, con ungüento en los labios y pómulo— ¿Estas bien? ¿Duele? Mira lo que te hicieron —dijo rápido mientras ponía ambas manos en su rostro con algo de miedo

— ¿Y tu? —puso su mano sobre la contraria, que estaba en su mejilla— ¿Estas bien? —volvió a preguntar—

— Yo siempre estoy bien, no te preocupes —Neteyam saca de un pequeño bolso él ungüento que también le habían dado al parecer— no hay necesidad de eso, enserio

— Tus heridas pueden infectarse —continuó poniendo un poco de la crema en sus heridas, ya no podía resistirse

— ¿Por qué haces esto? —preguntó resignado— Por mi culpa te han regañado, dije que me haría cargo pero no me hicieron caso. Lo siento

— Está bien —respondió poniendo la mano en su mejilla

— Si no fuera por mi...

— No te preocupes, esta bien —puso un poco de pomada en la herida

— Tan sólo demuestro ser la decepción una vez más

— No lo eres, errores se cometen siempre. No eres una decepción, todo estará bien —repite nuevamente, como si fuera una maáquina las mismas palabras que el siempre ese decía, palabras que ya lo tenían harto

— ¡Nada está bien! —grito soltando así las lágrimas que tenía guardadas desde hace un rato— ... No conmigo —continuó

Neteyam dejó la pomada a un lado y se sentó a su costado "¿Quieres hablarlo?" preguntó tomando el papel de "lugar seguro" que siempre toma

— No quiero abrumarte con mis cosas, todos tenemos algo que querer guardar —limpio sus lágrimas y suspiro rendido— Hasta tu

— ¿Yo? —preguntó pero este tan sólo le miro con obviedad— Tienes razón en eso, pero la verdad, ese pensamiento se ha ido disminuyendo

— ¿Puedo preguntar qué es? —pregunto mirando sus ojos dorados, tan brillantes y preciosos 

En unos minutos de silencio, ambos no habían dicho nada hasta que él empieza

— Yo...veo desde acá y pienso, que no es igual a casa. Para nada —comenta mirando las olas chocar con las rocas— Pienso ¿Siquiera esta bien esto? —Pregunta sacando así eso que tenía en su mente desde el momento en el que se subió a su ikran, y se alejaba cada vez más del lugar en el que creció, en donde nació y fue feliz como nunca antes, de momento a otro, esa pequeña frase nace en él— Quiero ir a casa. No se que es lo que va a pasar pero, a veces desearía que todo esto fuera una pesadilla

Como olvidarlo, como pasarlo de largo y egocéntricamente centrarse sólo en sus problemas. Que idiota eres

Este era un nuevo mundo que llevaba conociendo, una vida que estaba empezando. Y no era por voluntad propia, en sus noches han de haber pesadillas por lo que pueda llegar a pasar, y da más miedo pensar que son posibilidades muy altas, todo este tiempo no hacia más que tomar el papel de alguien fuerte, pero por dentro, se derrumbaba y Rikyo entendía más que nadie que uno por dentro es débil y con miles de miedos que atormentan 

Cuando No queden Lágrimas Por ContarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora