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Aún si tan sólo había sentido la pequeña comisura de sus labios y su respiración tranquila, no había forma de ver un lado en el que no se sienta una mierda

¿Qué es lo que había hecho? ¿Acaso no tomó en cuenta que estaba domido? ¿Alguien vió? Ni siquiera estaba tan cansado como para no tomar en cuenta sus propias acciones ¿Que estaba pasando? ¿No puede controlar esos impulsos?

Se alejó en silencio tratando de no despertar a nadie que se haya quedado, ya sean sus hermanos o los de Rikyo. Todos parecían dormidos, tranquilos tapados sobre las colchas frente a los platos de comida vacíos

Miro las estrellas, brillantes e infinitas y sin embargo, estas ya no le daban ese consuelo como solían hacerlo en el pasado. Cuando iba hasta lo más alto de las rocas flotantes y compartía con  las estrellas ese único momento a solas donde podía sentirse en tranquilidad

Voltea a verlo, con la misma expresión tranquila, apoyado en ese pequeño árbol, con la manta que tapaba torpemente su torso

¿Él también tiene un lugar igual de especial? Un lugar donde quizás y muestra más de lo que enseña a los demás, muchisimo más. ¿Cómo será molesto? ¿Gritará? ¿O, acaso es igual a esa pelea en la orilla del mar? No parece reacio a la conexión de su hermano y Tsireya, esta bien para él entonces ¿No?  ¿Si? ¿Habló con alguien sobre eso? ¿Tan siquiera lo pensó?

Preguntas que intentaban sacarlo de la realidad sobre lo que había hecho lo bañaban mientras se colocaba nuevamente a su lado

Su corazón había dejado de latir cuando lo vió, o quizás se paralizó lo suficiente como para dejar de escucharlo cuando él se comenzó a mover

— ¿Qué haces? — pregunta Rikyo, aún adormilado y con los ojos cerrados— No tienes que preocuparte por nada, yo...

Continuaba balbuseando por lo bajo, y esas palabras aunque sean murmullo, no eran hacia él, a nadie más que a ella, quien se presentaba en sus sueños. A esa chica por la que lloró esta tarde

Era molesta

Aun no sabía porqué se sentía así, quizás y solo lo estaba negando pero no pensaba arruinar tan bonita oportunidad, acostarse a su lado mirando su rostro siendo iluminado por las estrellas y sentir su cálido respirar cerca. Era todo perfecto

𓆉

Cuando se levantó todos estaban presentes, todos menos Neteyam, bajo del lugar en silencio tratando de no despertar a nadie para ir a su casa y comenzar el día desde temprano. Su ausencia era constante, y muy preocupante para los demás quienes incluso lo admiraban. La madrugada dejaba al cielo con un celeste nublado y un silencio inquietante, tan solo se oían pasos silenciosos por parte de unos cuantos pescadores en la madrugada, volviendo todo más pertubador

Pasó rápidamente frente a la puerta de su habitación, la habitación de Neteyam, habrían sido tan solo unos segundos rápidos, unos cuantos para que tan sólo se vieran las puntas de su cabello si volteaban a ver pero un golpe seco salió detrás suyo junto a su voz llamándolo por su nombre

— Rikyo... —entró a ver quien le llamaba, vió su cuerpo boca abajo sobre el suelo, con el cabello desordenado. Confundiendole—

— ¿Neteyam? ¿Qué pasa? —pregunta tratando de mirarle a los ojos pero este tan sólo esquiva la mirada, aún sentía culpa. Pensó que estaría bien evitar el tema, pero con tan solo verle todo deja de funcionar—

—Nada, solo no pude dormir bien del todo —responde tratando de no mirar sus labios y recordar lo que había hecho la noche anterior—

— Tu cabello es un desastre ¿Lo arreglo por ti? —pregunto acercándose a este, aún en el suelo—

Cuando No queden Lágrimas Por ContarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora