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Salía del agua con una ballesta en la mano y un gran pez en la otra, cansado y con la respiración agitada, no vendría siendo la primera caza de la noche, o madrugada, quizás mañana, aún no lo sabe pero pescar toda la noche en busca de simples conchas y peces lo distraían del alboroto que se forma en la aldea, en su hogar y ya ni siquiera se preocupaba por eso, tan solo quería unos pequeños momentos de paz y eso es lo que trataba de hacer

Hundió sus pies en la arena y respiró hondo, como si fuese su primer aliento, cierra los ojos y desea algo imposible. Desea que su madre halla cometido un error, uno lo suficientemente grande como para que todas las islas se enteren, que lo vean con normalidad y dejen de verlo como algo que no es, pero con mirar su reflejo todos los días cada vez su deseo se vuelve más imposible y tan solo una pregunta se puede dar a si mismo ¿Quién es? ¿Porqué hace todo esto? Cuando el mismo pueblo por el que pelea no hace más que rechazarlo y hablar a sus espaldas

Él es un hombre, ¿Porqué nadie más lo ve de esa forma? Pero se responde a su mismo con verse en su reflejo y mirar en él facciones femeninas, fuera y dentro, es confuso y vergonzoso ¿Por qué no puede ser como los demás? Tan solo quiere despertar y ser alguien normal. Tan sólo quiere cerrar los ojos y ya nunca volver a abrirlos

- Buenos días -El sonido de su cabello chocando con su espalda, o más bien el sonido de los pequeños adornos en su cabello lo despertaban de sus ruegos y lo hacían mirar hacia adelante, hacia su rostro sonriente ¿Como es que siempre lo encontraba? Más aún en su momento más débil- ¿Enserio pescas te todo esto? -preguntó asombrado- De verdad eres bueno

- Es algo que se nos da bien a nosotros -explicó mientras tomaba cada pescado y lo apreciaba, apreciaba el fruto de su esfuerzo cosa que él usualmente hacia solo

- Hiciste un gran trabajo

Pero esta vez era diferente, no estaba solo

- He cazado la mitad de mi vida, obviamente soy bueno -explicó con arrogancia, como si tratase de huir de sus pensamientos que lo hundían en la arena hace un rato

- ¡Neteyam, Rikyo! -la voz de la pequeña Tuk sale desde lo lejos, corriendo junto a sus demás hermanos

- Ay, quería venir y decirte las gracias yo pero me siguió mi cola -río por lo bajo, nervioso bajando sus orejas y moviendo la cola lentamente. Otra vez ese tierno gesto

- No me molesta tranquilo -Dijo mientras movía sus manos ligeramente a saludarlos- Tuk, linda ¿Como has estado? -pregunto al momento de ella abrazarle, causando cierta ternura en Neteyam, quien había visto un repentino acercamiento de su hermana hacia el primogénito desde el momento en el que Rikyo le había hablado por primera vez

- No te veo últimamente ¿Qué pasa? -pregunto triste mientras se sentaba a su costado- Dijiste que me ayudarlas a controlar mi respiración

- Ay Tuk, él tiene muchas cosas que hacer, es el primogénito del clan -apareció detrás de ella su hermana Kiri junto a Lo'ak- Tienes que entender eso

- Lo siento, me gustaría pasar más tiempo con el resto de ustedes -ofreció un par de frutillas junto a una sonrisa- acepta mis disculpas por favor

- Si quieres yo te ayudó Tuk, tu hermano mayor aprendió mucho estos meses -Neteyam se sentó a su costado y de la misma forma toma su cabello junto a una sonrisa a la par de la frutas

- No gracias, así esta bien -desganada se apoya en el brazo de Rikyo mientras mira las frutas sobre la hoja

- Bro parece que ya tienes un reemplazo -bromea Lo'ak junto a una pequeña risa antes de ser golpeado por Kiri

"No lo molestes y muévete" dijo antes de ocupar su sitio

- ¿Tanto lograste capturar? -pregunto Kiri y voltea a mirarle- Neteyam, ¿Te acuerdas de esa vez en el río? Tu mejor puntuación

Cuando No queden Lágrimas Por ContarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora