capítulo siete.

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Aquel viernes siguiente Silvia y Esthela se encontraban platicando entre ellas sobre los recientes acontecimientos en la vida del pelinegro.

-"No hay cambios en su diálogo, pero se ve con más energía"- comenta la psicóloga.

-"Creo que el pibe ese que te mencioné, Rodrigo, es como una especie de amigo. No sé"- responde la madre.

-"¿Él no te ha dicho nada sobre él?"-

-"No"- negó con la cabeza algo triste -"Absolutamente nada, ¿Debería preguntarle?"-

-"No, dejalo que él se encargue. Al parecer le hace bien"- Silvia asintió, decidiendo darle privacidad a su hijo.

Ese sábado, volvieron a ir a la mañana al centro comercial, como era costumbre. Iván entró, pero no hizo más que poner un pie en el local de música antes de que Camila lo saludara -"Bienvenido a MusicWorld. ¿Te puedo ayudar en algo?"- Ella estaba muy cerca de la entrada y se encontraba libre, mientras que Rodri se encontraba vendiendo unas púas más en el fondo.

La verdad era que Camila estaba algo celosa de Iván, y ella constantemente se recordaba a si misma que era bastante estúpido, ya que Iván era un chico; pero pensaba que si podía impedir que hablaran no estaría nada mal.

Él se puso muy nervioso. Tenía la idea fija de que fuera Rodrigo quien lo atendiera, como todas las semanas. No contaba con la posibilidad de que alguien más lo hiciera. Él iba a esforzarse en hablar más, pero no con todos, no ahora. Ni siquiera había tenido tiempo de tomar un CD cualquiera entre sus manos. Pero agradecía en parte por ello. Si ella era quien se encargaba de la compra no tendría excusa ni oportunidad de hablar con Rodrigo. No podía permitir eso.

Lo veía una vez a la semana y sólo unos momentos. Era demasiada la espera para desperdiciar la chance de esta forma ¿Qué debía hacer?

-"Iván"- Oyó un segundo después, esa voz que hacía que todos sus problemas se disiparan y sintió como si un peso de toneladas de kilos se cayera de sus hombros. Estaba a salvo. Tanto él como la morena voltearon su cabeza fijando la mirada en Rodrigo que se había acercado a ellos. Había terminado de atender al cliente con quien estaba ocupado

-"No te preocupes, Ro. Yo lo atiendo"- dijo ella con una gran sonrisa boba hacia el castaño. Sí, estaba más que claro que le gustaba.

-"No"- respondió él en seco haciendo que la muchacha dejara de sonreír -"Mirá"- cambió su tono de voz a uno más suave al notar que había sonado algo frío antes -"Iván es mi cliente favorito, y yo soy su vendedor favorito"- le dedicó al alto una sonrisa de lado -"Es algo mutuo, por eso seré yo quien lo atienda siempre que venga. Si estoy ocupado, esperará a que esté libre. ¿Entendés?"- finalizó en tono algo descarado.

-"Como quieras"- escupió la chica molesta y se dirigió a otra parte del local rápidamente para desaparecer de su vista.

-"Bue, ya se le va a pasar"- dijo sonriente a Iván quien lo miraba sorprendido -"¿Todo bien?"- El pelinegro sentía ganas de sólo asentir. Eso era simple. Pero habían acordado que dejaría de hacerlo -"Sí"- dijo con la mirada gacha y no pudo verlo, pero Rodrigo sonrió con cariño antes de volver a hablar.

-"Y bueno, ¿qué va a querer mi cliente favorito el día de hoy?"- Iván sintió un escalofrío en su columna. Cada cosa buena que el bajito decía sobre él le ponía el corazón a mil por hora. Volteó a penas su rostro y tomó cualquier CD, entregándoselo.

Rodrigo lo miró con el ceño fruncido y tratando inútilmente de ocultar una sonrisa, y después mordió su labio inferior, eso lo hizo ver condenadamente sexy. Iván incluso tragó saliva.

-"Re choto que hoy no podamos tener más tiempo juntos, sabés? Almorzar con vos fue mucho más entretenido que pasarlo solo. Y no puedo usar mi descanso en este momento porque si almuerzo a las once de la mañana me voy a morir de hambre el resto de la tarde"- hizo una mueca graciosa. La combinación de oír esas palabras y ver la mueca divertida de Rodrigo hizo que Iván sonriera.

-"Sonreíste"- dijo el castaño sorprendido, interrumpiéndose a sí mismo mientras hablaba. Iván borró la sonrisa de su rostro como acto reflejo y lo miró fijamente -"Sonreíste"- volvió a repetir, pero esta vez con una gran sonrisa en el rostro -"No lo puedo creer boludo, posta tenés que sonreír más, definitivamente es algo que también deberías seguido"-

-"Rodri"- se oyó la voz de Mica cerca de ellos -"Perdoná que te interrumpa, pero hay mucho por hacer"-.

-"Si, perdón"- se disculpó. Rodri se volteó hacia Iván con una sonrisa pícara en los labios -"¿Éste entonces?"- dijo refiriéndose al CD -"Sí"- respondió el otro tan rápido como le fue posible, mirando hacia el piso.

-"Bueno, vení"- Iván no era el mejor disimulando. Rodrigo había podido notar como tomaba los CDs al azar. Supuso que sólo eran excusas para concurrir a la tienda. Cruzó por su cabeza la idea de decirle al respecto. Que había notado lo que hacía y que podía visitarlo sin necesidad de comprar nada. Pero Iván era una caja de Pandora, no estaba seguro de poder predecir las actitudes del chico. Así que aunque actuara con suma confianza, también era precavido con respecto a él. Decidió que no le diría nada.

Podía decirse lo mismo acerca de su enfermedad. Rodrigo había notado que lo que Iván tenía no era simple timidez. Pero él actuaba como si no lo supiera, y lo trataba todo el tiempo simplemente como alguien tímido. Tenía la idea firme de que tratarlo como a una persona cien por ciento común y corriente lo ayudaría más que tratarlo de manera especial y hacerlo sentir diferente, raro, excluído. Rodrigo en verdad quería ayudar a Iván.

Luego, toda la misma rutina de siempre. Llegar a la caja registradora, dar el dinero, tomar el dinero, envolver la caja en la sala de empaquetamiento, entregar la bolsa y despedirse. Sólo para volver a esperar una semana completa.

Se estaba convirtiendo en un ciclo de vida para Iván. Lo único que realmente lo motivaba. Pero esta semana sería diferente. Daría un gran paso. Reunió el suficiente valor a lo largo de los últimos siete días. Sólo esperaba poder manejarlo.

-"Cielo"- llamó su madre -"¿Querés ir al centro hoy?"- Ella estaba prácticamente convencida de que aceptaría encantado. Pero para su sorpresa él se negó.

-"¿Por qué no?"- preguntó atónita. Él la miró fijamente -"¿Pasó algo? él negó con la cabeza -"¿No querés seguir yendo?"- él asintió -"No entiendo hijo"- Él tomó una gran bocanada de aire y luego de unos momentos le explicó -"A la tarde"-.

-"¿Querés ir a la tarde?"- él asintió. Ella sintió en verdad muchos deseos de preguntar la razón, pero no podía hacerlo. Era obvio que tenía que ver con Rodrigo -"Vos sabés que suelo estar ocupada con el trabajo extra de la oficina los sábados por la tarde, amor. No estoy segura de poder acompañarte"- odiaba hacerle esto a Iván, a veces simplemente no podía cumplir todos sus caprichos. Pero él había estado negando con su cabeza unos segundos antes de que ella terminara de hablar.

-"Iré solo"- dijo, y Silvia empalideció.

𝙚𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙙'𝙨 ★ 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora