Se oyó un grito desesperado luego de abrirse la puerta de la casa y la mujer corrió hasta las rejas negras que daban a la calle.
Abrazó a su hijo con todas sus fuerzas. Con el rostro cubierto de su cabellera castaña, y la cabeza de Iván sobre su pecho. Su hijo no dijo absolutamente nada, después de todo a su madre era a la única persona que le permitía ese tipo de contacto humano. Bueno, casi la única.
-"¡¡Me tenías muy preocupada!!"- decía con la voz aún desesperada sin poder evitarlo, sus ojos estaban vidriosos -"¡No vuelvas a asustarme así!"-
-"Por favor no se enoje con él. Fue mi culpa"- dijo Rodrigo con tono culpable al ver esa escena y el lío en que lo había metido. Silvia ni siquiera se había percatado que había alguien más allí. Subió su vista posando sus ojos en Rodrigo, que la observaba con remordimiento.
Iván se separó se ella por cuenta propia y quedó observando el piso como un niño al que acaban de regañar. Silvia sabía perfectamente quién era ese chico, pero fingió no saberlo.
-"¿Y vos sos...?"-
-"Rodrigo"- aclaró su garganta por los nervios -"Soy Rodrigo Carrera. Amigo de Iván"- El pelinegro lo observó directamente al oír esas palabras. Rodrigo se había llamado a sí mismo su amigo.
-"Lamento mucho haber regresado tan tarde. No va a volver a pasar. Por favor no se enoje con él"- volvió a pedir. Silvia suspiró -"Procurá que no vuelva a pasar"-
-"Sí, señora. Perdone, ¿Entonces no está enojada con Iván?"- preguntó expectante. Silvia rió un poco. Ese chico transmitía demasiado carisma en su manera de ser. Hablaba mucho y le pareció tierno que se preocupara tanto por su hijo.
-"No, Rodrigo. No estoy enojada con Iván"-
-"¿Escuchaste?"- dijo mirando a Iván con la mayor de las sonrisas. El pelinegro quiso reprimir una pequeña risa fracasando completamente. Su madre no podía estar más feliz por eso. Rodri tenía esa habilidad para entrar en confianza fácilmente. Podía alivianar el ambiente sin importar que tan tenso estuviera.
-"Bueno, creo que ya debería irme. También se me hizo tarde"- dijo rascando su nuca -"Un placer conocerla señora... mamá de Iván"-
-"Silvia. Decime Silvia"- respondió ella con una sonrisa.
-"Un placer conocerla Silvia. Nos vemos Iván"- dijo dándose media vuelta y empezando a caminar.
-"¡Rodri!"- exclamó Iván rápidamente haciendo que el aludido y su madre lo miraran. Se acercó hasta él mientras se quitaba el guante de su mano y se lo entregaba.
-"Oh. Gracias. Casi me olvidaba"- dijo al tomarlo y colocárselo -"Aunque..."- se acercó un poco para hablarle a Iván al oído -"Creo que tu mano es mucho mejor que el guante"- susurró y le dedicó una hermosa sonrisa antes de partir.
Iván se quedó con la boca entreabierta viéndolo marcharse. Silvia lo observó con el ceño fruncido.
-"Hijo dale, vení. Hace frío"- Pero Iván entró sólo después de que Rodri se perdiera en la oscuridad dela noche.
-"Tenés hambre?"-
-"No"-
-"Bueno. Te podés saltar la cena hoy si querés"-
-"Perdón por llegar tarde"- se sentía culpable, sí. Pero no se arrepentía de nada.
Iván una vez estando en su habitación, luego de haber guardado su CD del día, se encontraba tendido en su cama sin dejar de observar su mano. Tratando de mantener presente en su memoria el tacto de la mano de Rodrigo sobre ella.
Sus palabras iban de un lado a otro dentro de su cabeza. Cada momento vivido en la tarde se proyectaba como una película, una y otra vez. "Supongo que esto es a lo que llaman estar enamorado" pensó antes de quedarse dormido.
Luego de otra larga semana de espera Iván concurre al centro comercial. Ésta vez al horario del almuerzo porque Rodri le había dicho la semana pasada que fuera a almorzar con él.
Iván entró en el local y para su sorpresa Rodrigo se encontraba hablando animadamente con un chico. Se veía tan animado, como cuando hablaba con él. Él creía ser especial para Carre, y ver que no era al único que trataba de esa forma, de alguna manera, le dolió.
Tuvo intenciones de abandonar el lugar, irse corriendo y alejarse de toda esa escena. Pero finalmente decidió acercarse a ellos con temor. Pero Rodri no lo vio acercarse y se dirigió al depósito. Iván llegó hasta el chico, observándolo y éste le devolvió la mirada al verlo parado a su lado, examinándolo.
-"¿Hmm? Vos sos Iván, verdad?"- dijo con una sonrisa. Iván entreabrió su boca y apretó sus puños. ¿Cómo es que ese chico sabía su nombre?
-"Rodri me ha hablado mucho de vos"- el corazón del pelinegro comenzó a latir con mucha fuerza.
-"Soy Tomás"- se presentó extendiendo su brazo para estrecharlo con el de Iván, pero sin obtener ninguna respuesta por parte de él -"Ah, cierto que sos medio tímido"- Iván no podía creerlo. Ya no se sentía mal. Él era uno de los amigos de la infancia de Rodri de los cuales él le había hablado. Pero lo más sorprendente era que le había contado sobre él. Le había dicho su nombre, que era tímido y quien sabe cuántas cosas más.
Jamás creyó que hablara de él con otras personas. Al fin y al cabo, Carre era cool, era divertido, sociable, Carre era perfecto y él sólo era... él. No había razón para contarle a nadie sobre él, ya que él no era para nada interesante, y aún así Rodri lo había hecho.
-"¡Iván!"- dijo entusiasmado al ver que había llegado en su breve viaje al depósito -"Que bueno que viniste. Bueno, veo que ya se conocieron. Él es Tomás, rara vez dice algo coherente, así que no le hagas mucho caso"- dijo bromeando.
-"Daa, boludo"- se quejó el otro castaño. Iván sonrió.
-"Aquí está. Ésta es la que querías ¿Verdad?"- dijo Rodrigo colocando sobre el mostrador una hermosa guitarra que traía en su mano.-"Sí. Ésta es ¿No es la guitarra más linda que has visto en tu vida?"-
-"Y bueno, sí, pero sigo pensando que es una banda de dinero para gastarlo en una guitarra nomás"- Iván observó entonces el papel colgando de ella con el precio escrito y abrió los ojos enormemente. Era una guitarra de la mejor marca en el mercado de la música. Al parecer Rodrigo no bromeaba cuando dijo que la familia de Tomás tenía mucho dinero.
-"Es mi regalo de Navidad por mis buenas notas boludo, dejá de joder. Tomá, cobralo de acá"- dijo entregándole una tarjeta de crédito. Mientras Carre efectuaba la compra, el nuevo castaño no le quitaba la vista de encima a Iván. Quien comenzaba a incomodarse.
-"Rodri dijo que eras re lindo, pero no creí que fuera posta"- Iván tomó un respiro rápido quedando helado y Rodrigo quedó boquiabierto sin saber que hacer.
En su descuido, la tarjeta de crédito de Tomás cayó al suelo, se agachó a recogerla y tratando de deslizarla por el posnet para efectuar la compra. Tuvo al menos tres intentos fallidos antes de lograr pasar la tarjeta correctamente.
-"Uhhh alguien se puso nervioso"- dijo con una pícara sonrisa.
-"Tomás cerrá el orto, ya. Tomá tu estúpida tarjeta"- dijo molesto con torpes movimientos y un leve color carmín en sus mejillas. El mencionado comenzó a reír con ganas.
Iván simplemente no podía creerlo. Nunca había visto a Rodri reaccionar de esa manera. Nervioso, avergonzado, contestando de esa forma y con movimientos tan torpes. Era como él solía reaccionar, no creyó que Carre con lo confiado que era también se sintiera así a veces. Pero eso no era lo más importante, lo importante es lo que dijo Tomás.
¿Rodri realmente había dicho eso sobre él? El simple hecho de pensarlo hizo que una pequeña sonrisa se dibujara en su rostro.
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𝙚𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙙'𝙨 ★ 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯
FanfictionIván padece de una enfermedad que le dificulta la socialización. Hasta que un día conoce a Rodrigo, un lindo chico de ojos verdes que trabaja en una tienda de música. ✃----- ! spreen + carre = <3 ! 90's - au ! soft ! iván tímido ! ligero OoC ! adap...