capítulo once.

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-"¡Iván!"- gritó asustado Hugo, pero Silvia lo detuvo.

-"Dejalo. Él sabe lo que está haciendo"-

Iván ni siquiera lo pensó. Actuó por instinto. Debía llegar. Corrió lo más rápido que pudo a través del estacionamiento y dentro del edificio hasta dar con el local. Estaba abierto. Lo había logrado. Realmente lo había logrado.

Su pecho ardía. Su boca se encontraba totalmente seca. Le faltaba el aire. Nunca había corrido tanto ni tan rápido en toda su vida. Respiraba totalmente agitado, su pecho subía y bajaba. Pero eso no le importó. Dejó de lado su excesivo cansancio y entró.

Rodrigo estaba libre. Era de esperarse. Faltaban unos escasos dos minutos para que el lugar cerrara. El castaño lo vio acercarse sonrió de sobremanera.

-"Pensé que no ibas a venir"- dijo mordiendo su labio. Iván trataba de regularizar su respiración. Su rostro estaba algo sonrojado por el calor que le había provocado correr, sus cabello más alborotado que de costumbre. Una vez cobrado el CD de ese día no había nada más que hacer.

-"Bueno, la última venta del día de hoy"- dijo tronando sus dedos -"Me esperás un toque? Ya regreso"-

-"Está bien"- respondió Iván sin saber a que se refería. Carre se adentró en el cuarto detrás del mostrador una vez más y luego de un par de minutos salió vestido con ropa diferente. Se había quitado el uniforme de trabajo.

Iván no supo porqué se sorprendió ante eso; es decir, era obvio que haría eso, su turno había acabado. Un hombre adulto encargado del lugar llegó con un manojo de llaves en sus manos. Ya no había clientes dentro.

Micaela, Camila y Rodri comenzaron a caminar fuera del local. Ellas también ya se encontraban vestidas con su ropa común. Él sólo siguió caminando detrás de Carre, con su bolsa en mano, sin decir nada.

El encargado cerró las puertas con llave, colocó un candado en ellas y seguidamente bajó una reja que abracada las grandes vidrieras. Se giró hacia ellos cuatro, hizo un gesto con la cabeza y se retiró de lugar.

-"Nos vemos"- saludó Mica muy simpática y se fue -"Chau"- respondió Rodrigo con una sonrisa.

-"Sí, yo también me voy. Adiós Rodrigo"- se despidió de manera no tan agradable Camila, y dio una mirada asesina a Iván antes de retirarse y tratando de alcanzar a su compañera. El menor frunció el ceño, confundido. El mayor notó esto y trató de alivianar las cosas.

-'Bueno, ahora solo somos vos y yo"- dijo posicionándose frente a él -"Oficialmente esta es la primera vez que nos vemos fuera de la tienda"- dejó escapar una pequeña risa y repitió haciendo un gesto con su mano -"¿Entendés? Fuera de la tienda"- dijo dando a entender el doble sentido en la oración.

Iván lo entendió automáticamente. Y la suma de todo lo que estaba experimentando; la felicidad de haber llegado a tiempo, de verlo, de que él aún permaneciera a su lado habiendo acabado su horario de trabajo, y de ese estúpido comentario cargado de humor sin sentido lograron que sintiera un cosquilleo interior a lo largo de todo su cuerpo y no pudiera contener la risa. Inconscientemente comenzó a reír.

-"Te reíste"- dijo Rodrigo extremadamente feliz -"No lo puedo creer. Ahora no te vas a zafar de mis chistes de mierda, boludo. Te juro, voy a hacer que te rías que te duela el estómago"- y justo en ese momento el estómago de Rodri rugió hambriento -"Bueno, hablando de estómagos..."-

El pelinegro tratando de reponerse de la risa a la cual no estaba acostumbrado lo miró preocupado. El bajito desvió la mirada como si se sintiera apenado de lo que estaba a punto de decir -"Hmm, es que yo no... almorcé hoy. Quería esperar a que llegues para tomar mi hora de descanso"-

-"Perdón Rodri"- dijo Iván afligido. Se sintió extremadamente culpable. Aunque no fuera decisión suya ir a último momento, no podía evitar sentir culpa. Rodrigo lo había estado esperando para pasar su receso juntos. Repitió eso en su cabeza. Rodri había esperado por él. Estaba muriendo de hambre en lugar de comer algo, sólo por pasar más tiempo con él. Su corazón comenzó a latir rápidamente.

-"No hay problema. Posta"- luego de esas palabras fingió estar pensativo -"Pero sé cómo me podés compensar"- dijo animado.

-"¿Cómo?"- Iván haría cualquier cosa.

-"Vení conmigo a comer algo"- dijo expectante -"Bueno, si no tenés otra cosa que hacer. Está bien si no podés, yo entiendo"- No podía ser cierto lo que estaba escuchando. Realmente él no era amable con él debido a su trabajo, él en verdad le agradaba a Carre. Y no podía entender por qué. Él no tenía nada de especial para agradarle a la gente. Sin embargo Rodrigo se divertía y lo trataba como si fuera alguien que conocía de toda la vida.

-'Te acompaño"- respondió algo tímido.

-"Dale vamos"- exclamó Rodri y lo tomó por una de sus muñecas comenzando a caminar bastante veloz -"Vení, conozco un lugar"- el pelinegro le seguía el paso y rogaba porque no notara que su mano temblaba por completo bajo su tacto.

Iván odiaba profundamente que cualquier persona que no fueran sus padres o su hermana lo tocaran, pero él lo hacía de una forma tan natural y suave que simplemente le erizaba la piel. Soltó su muñeca una vez que estuvieron en la escalera mecánica, dirigiéndose al segundo piso del centro comercial.

Avanzaron un poco más hasta llegar a un restaurante de comida rápida. Se acercaron a la chica que tomaba los pedidos y pidió el combo de hamburguesa, con papas fritas y una gaseosa grande -"¿Vos querés algo?"- le preguntó dulcemente.

-"No, yo estoy bien"-

-"¿Seguro? Yo invito"-

-"Posta, no tengo hambre. Gracias"- Rodrigo pagó la orden y se dirigieron a una pequeña mesa con dos sillas enfrentadas de las tantas que había en el lugar pertenecientes al restaurante. Estaban un tanto alejados de las demás personas, situados junto a un panel de cristal que les permitía observar a la gente que caminaba en la planta baja.

Al cabo de unos pocos minutos una moza llegó con una bandeja y la orden del chico. Él le agradeció y desenvolvió su comida al instante.

-"Me estaba re muriendo de hambre"- habló con la boca repleta de comida -"Pero creo que valió la pena por esperarte a vos"- ahora dando un sorbo de su bebida. No quitaba sus ojos de Iván, haciendo que el chico de ojos cafés desviara su mirada bastante seguido al sentirse extraño. Rodrigo terminó su hamburguesa en cuestión de segundos y comenzó con las papas fritas.

-"Escuchá... boludo amo esta canción"- dijo cuando determinada canción había comenzado a sonar como música ambiental dejándose escuchar a lo largo de todo el edificio

-"Sí, está buena"- Iván rió superficialmente al ver al bajito bailando aún sentado frente a él, al ritmo del intro de la música.

-"¡Ella durmió al calor de las masas!"- cantó Rodrigo en un tono de voz muy alto.

-"¡Shhh!"- Susurró Iván tratando de contener la risa. Había notado como algunas personas les dirigían la mirada al oír a Rodrigo cantar y eso lo estaba matando de la vergüenza, pero no podía dejar de resultarle divertido.

-"¿Por qué querés que me calle? ¿No te gusta como canto?"- hizo un puchero. En realidad él sólo estaba tratando de hacer reír a Iván tanto como le fuera posible con sus boludeces.

-"No es eso Rodri"- dijo con una gran sonrisa que marcaba sus pómulos y hacía sus ojos más pequeños.

-"No hay problema entonces ¡De aquel amor de música ligera... nada nos libra, nada más queda!"- cantó con énfasis, un poco más fuerte.

Mientras tanto, Iván moría de vergüenza pero no podía parar de reír.

𝙚𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙙'𝙨 ★ 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora