ALICIA

CAPÍTULO 12

A la mañana siguiente, se levantó con la extraña sensación de no haber dormido en toda la noche. Cuando cogió el móvil para ver qué hora era, se sorprendió a sí misma descubriendo que era más de la una y media de la tarde. Quizá había dormido más de doce horas seguidas, pero aun así, se encontraba como si no hubiese podido dormir en semanas. Descubrió que le había llegado un mensaje de Alberto. Al principio, dudó si contestar o no, pero lo hizo para ver qué quería.

Charlaron un rato por mensaje, y la charla se resumió en que los dos se habían enfadado con el otro y que no querían volver a verse. Alberto se había pillado un billete de tren para irse esa misma noche. No quería quedarse más allí, y si Verónica no quería verle, estaba seguro de que lo iba a conseguir. Se preparó la maleta, y veinte minutos antes de que llegara el tren, se dirigió a la estación. Decidió llamar a Susana, su actual ex. Tenía muchísimo lío en la cabeza con eso de cortar con unas y empezar con otras para luego cortar con otras y empezar con unas. En fin, un lío bastante gordo. Lo cierto era que desde que Susana y él habían cortado para que él pudiera salir con Verónica, éste se había enamorado más de Susana que de Verónica. Se estaba dando cuenta de que enamorarse para él era mucho más fácil que incluso respirar. Entre tanto, llegó el tren; se había pasado veinte minutos comiéndose el coco pensando una solución para sus asuntos amorosos.

Mientras se subía al tren, pensó que podría escribirle un mensaje a Verónica diciéndole que se marchaba, y que sentía mucho todo lo que le había hecho pasar. Pero luego, se dijo que para qué, si a lo mejor, ni siquiera le contestaría. Así que, no le dio más vueltas al asunto, y se sentó, esperando a que el tren saliera para poder irse de allí cuanto antes; pero, de pronto, una punzada en el pecho le trajo recuerdos de que lo que estaba a punto de hacer, era lo mismo que hacía casi una década atrás, le había hecho sufrir a su pequeña Alicia. No estaba dispuesto a consentir que las lágrimas que luchaban por salir al exterior se convirtieran en un mar y no pudiera dejar de llorar.

Poco tiempo después, el tren despegó. Ahora, se sentía culpable de todo lo que estaba pasando. Tenía que hablar con Susana ya. Tenía que disculparse, tenía que... Er muy complicado. ¿Por qué le pasaban a él estas cosas? Se preguntaba. Aunque otra parte le decía que se lo merecía por ser como era.