CAPÍTULO 5

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Ya por la noche, desde la habitación en la que Gabriel iba a pasar aquella noche, se oían una especie de ruidos raros procedentes del baño. Decidió entonces salir a mirar de dónde procedían los ruidos. De pronto, se oyó un estruendo bastante escandaloso. Corrió en dirección al baño. La escena que estaba contemplando en ese momento, lo dejó aún más pálido de lo que ya estaba. La madre de su novia estaba tirada en el suelo del baño, rodeada de un bote de pastillas que se había volcado. Se asustó muchísimo, ya que se veía incapaz de ayudar. Empezó a gritar horrorizado, mientras llamaba a una ambulancia. Alberto acudió en seguida.

-Hijo, ¿ qué te pasa?- Preguntó al tiempo que abría la puerta. Cuando vio lo que estaba pasando, se arrodilló junto al chico y empezó a llamar a Verónica, sin grandes éxitos. Le tomó el pulso y comprobó que todavía respiraba. En seguida comprendió lo que su ex había querido hacer, pero tampoco se lo quería imaginar. Empezaron a resbalarle las lágrimas pensando en qué pasaría si... No; ya se había quedado sin su hija, como para quedarse sin ella. Se estaba volviendo a enamorar.

Muy poco tiempo después llegaron los servicios. La trasladaron rápidamente al hospital. A las cuatro y cuarto de la madrugada, les dijeron que ya podrían marcharse a casa. A Verónica, le buscaron un psicólogo para afrontar mejor el duelo. Su primer intento de suicidio. No podía ser ella, pensaba Alberto.

Cuando llegaron a casa, Verónica se fue a la cama destrozada. Alberto le insistió en irse a dormir con ella. Al principio, ésta se resistió, pero luego pensó que sería lo mejor. Intentó dormirse rápido para que Alberto se fuese cuanto antes, pero tampoco quería que se fuera. Sin saber muy bien por qué, empezó a hablar:

-Oye, Alberto.

-Dime.

-¿Te he decepcionado con lo que he hecho?

-No. No, porque te entiendo. Entiendo por lo que debes estar pasando. Tristemente, yo también habría hecho lo mismo.

-Ya...

Pasaron charlando un rato más, hasta que Verónica tímidamente le pidió irse a acostar. Eran ya casi las siete de la mañana. Alberto se fue de la habitación sin decir nada. Ya esperaría a que se levantara para seguir hablando.

Ya por la mañana, cuando todo el mundo estuvo despierto, Gabriel se despidió de la familia y se dirigió a su casa. Los demás prepararon el desayuno y se sentaron todos juntos a la mesa del comedor a desayunar. Un poco más tarde, sobre las once de la mañana, Verónica y Alberto decidieron salir a dar una vuelta por los caminos que año y medio atrás, su hija había desaparecido. Se lo pasaron genial recordando cómo se habían conocido hacían veintitrés años atrás, Recordaron anécdotas de todo tipo. Cuando llegaron a la casa dos horas más tarde, se dieron cuenta de que algo había cambiado entre ellos. Se daban cuenta de que ya no existían ni odio ni rencor entre ellos. Se dieron cuenta en cómo se miraban el uno al otro. Por un momento, ambos se asustaron, pues no querían reconocer que e habían vuelto a enamorar el uno del otro.

                                                                    ALICIAWhere stories live. Discover now