Revolución Omegaverse [YM]

Prólogo

Un pitido incesante retumba en sus oídos que le obliga a despertar de su profundo sueño un poco desorientado y sobresaltado. Hay mucho bullicio a su al rededor que le impide reconocer las palabras por el momento e intenta estabilizar sus pensamientos para recordar en dónde se encuentra. Abriendo los ojos con pesadez, la luz de la ventana alumbra su rostro y le impide ver hacia el exterior cuando aparta la mirada. Justo en frente suyo, se encuentra una pantalla que suena repetidamente junto a una imagen de advertencia de uso del cinturón de seguridad. No tarda mucho más en que los parlantes lo espanten cuando una voz habla a través de ella.

"—Pasajeros, permanezcan en sus asientos, estamos a veinte minutos de aterrizar en el aeropuerto de Seúl. Gracias por haber viajado con United Airlines"

Solo entonces, YoonGi comienza a recapitular todo lo ocurrido, demasiadas cosas sucedidas le habían dejado algo desvanecido. Volteando a su lado, se encuentra con el asiento vacío y hay un breve sentimiento de desesperación e instintivo que le hace levantarse, observando al resto de sus amigos hablando animadamente.

—¿Dónde está Jimin? —Pregunta, alerta, y todo se silencia mientras voltean a verlo ante su repentina presencia.

—Buenos días, YoonGi. —Es el científico el que lo saluda con una pequeña sonrisa. —Jimin fue al baño, ya no debe tardar o las azafatas lo echarán.

Min asiente, logrando volver a su lugar, sintiéndose más tranquilo al respecto y tranquilizando a MinGi en su cabeza. Debido a los últimos sucesos, su lobo aún sigue muy alterado aunque no tiene idea de cuántas horas debieron pasar desde aquello. Haberlo perdido, que estuviera a punto de morir y el haberse transformado por primera vez había dejado cortas secuelas. Su lazo es fuerte y no siente signos de peligro, y con eso termina de suspirar, recargándose en el asiento que comienza a darle dolor de espalda. Ya desea aterrizar y mover sus piernas.

Pocos segundos después, ve a una bonita cabellera rubia regresar de entre los pasillos hasta tomar asiento justo a su lado, sus ojos están brillantes y le miran con una preciosa sonrisa, tomándolo de improvisto con un beso que deposita en sus labios sin timidez.

—Hola Yoonie. —Murmura dulcemente, su corazón doliendo de amor.

—Hola bebé, ¿estás bien? ¿Mejor? —Pregunta inmediatamente, buscando sus heridas y las vendas que habían puesto provisoriamente. Había sido un vuelo bastante largo pero la mayor parte se las habían pasado durmiendo y reponiendo energías, SeokJin les dijo que la necesitarían.

—Sí, hyung, no duelen, estoy bien. ¿Tú no quieres algo para desayunar? 

—Estamos por aterrizar, no creo que eso sea posible. No te preocupes, estaré bien. —Le sonríe, entrelazando sus manos y besando el dorso de la del omega que se siente sonrojar ante el gesto cariñoso.

—Bien, necesito la atención de todos. —Es SeokJin quien se arrodilla sobre su asiento, intentando observar a la gran mayoría de los presentes mientras prepara su discurso. —Estamos por llegar a Corea del Sur, sé que nadie tenía pensado irse de Estados Unidos y lamento que haya sido algo repentino pero era una cuestión de vida o muerte y lo saben. HoSeok tiene más contactos que yo aquí en Seúl asique seremos bien atendidos de todas formas. Sé que en Corea la situación para los omegas es mucho mejor que en Estados Unidos asique por eso fue mi opción más viable, por favor, no se separen y sigamos los protocolos que tengan, evitemos más problemas innecesarios. Por cierto, quiero que seamos amables, llevaremos en primera instancia al hospital a HoSeok porque aún se siente muy mal y no sabemos qué es lo que hicieron esas personas, debemos asegurarnos de que no sea grave. —Absolutamente nadie acotó nada a sus palabras, todos parecían de acuerdo. Los aromas en el avión eran algo fuertes, todos los omegas estaban nerviosos de lo que podrían encontrarse una vez aterrizaran. Estaban exhaustos y cansados de tener que esconderse.