CAPÍTULO XVIII

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Cuando el reloj marcó las doce y produjo un sonido estridente el chico sintió una sensación estraña por el cuerpo, era como una energía que lo llenaba por completo, hasta que de pronto sintió ahogarse en ella, como un océano que lo rodea y que no puede ser contenido. Seth no sabe cuanto tiempo duró el dolor, tal vez unos segundos o minutos, pero se sintió eterno.

Nunca había experimentado nada así, sus ojos estaban llenos de lágrimas apenas contenidas por el dolor, y había caido de rodillas al suelo nada más comenzó.

Una vez que llegó a su fin, el dolor se fue tan rápido como vino, ahora se sentía muy diferente, nunca se había sentido así antes, lo más parecido era cuando estaba volando en escoba. El chico se sentía libre y poderoso, capaz de cualquier cosa, rebosante de magia y vitalidad.

—¿Cómo te sientes? — fue la pregunta de su madre en cuanto se levantó

—Increíble, es tan raro pensar que hace unos segundos quería morir por el dolor— Seth estaba enérgico, no se veía con tanta energía desde hace mucho tiempo, quizás desde nunca

—Esa suele ser la sensación — Ares también le sonrió a su nieto— Aunque debes recordar que no eres invencible puede que seas mucho más fuerte que antes, pero tienes tus límites y sabes lo peligroso que es intentar pasarlos

—¿Estás listo para sab...?

Khione no pudo terminar su pregunta porque se había quedado completa y totalmente inmóvil, paralizada con la boca abierto, con la frase sin acabar.

Cuando Seth se dio cuenta también miró a sus abuelos, que estaban en la misma situación, ambos paralizados en la misma postura, no era como los petrificados del basilisco de su segundo año, ellos estaban parados en el tiempo.

—¿Qué demonios? — Seth soltó un grito al verlo y les pasó una mano por delante de los ojos

—Dudo mucho que eso funcione chico –una voz sobresaltó al chico, que de inmediato sacó su varita y apuntó a donde la escucho

En la puerta se encontraba una figura encapuchada, Seth supuso que sería un hombre, tanto por la voz como por la complexión, pero no tenía ni idea de quien podía ser, nadie le había mencionado que esto pasaría.

—¿Quién eres tú? — Seth estaba algo asustado, aunque intentó no dar señales de ello, agarrando más fuerte su varita y apuntando al encapuchado mientras se movía lejos de su familia por si empezaba una pelea

—¿Te gustaría saberlo verdad? — el comenzó a avanzar, ignorando la posición de ataque del chico— ¿Por qué no jugamos a algo? Tienes tres intentos, si no adivinas, bueno, no querrás saberlo

Seth no necesitó de más para disparar los primeros hechizos, una rafaga de aturdidores seguida de unas llamas azules que volaban rápidamente en dirección al desconocido.

—¿Alguien está de mal humor? — el encapuchado levantó una mano y los hechizos se congelaron, con un ligero movimiento de muñeca volvieron en dirección a Seth

Este consiguió evitar los primeros aturdidores que impactaron en el suelo, haciéndolo pedazos para gran sorpresa del chico, no se supone que un aturdidor haga eso. De las llamas azules tuvo que protegerse, pero el escudo se rompió y lo enviaron unos metros para atrás

—Tu furia aumenta tu poder de ataque, pero no es lo mejor para la defensa, creía que Flitwick te había enseñado eso— el encapuchado sonaba divertido mientras lo regañaba

—Vete a la mierda— Seth se levantó rápidamente, pero antes de que pudiera hacer algo el encapuchado le arrebató su varita con un simple accio sin varita

Sukha || H. Granger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora