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Subterráneo, Orfanato ❝El Pajarito Blanco❞...

Tres de la mañana.

—¡Aún no encontramos al chico de las vendas!

—¡Bueno, encuéntrelo! ¡Destapen piedras, rompan muros si es necesario, no puede escaparse!

—¡Sí, señor!

Las voces allá arriba se seguían escuchando bastante agitadas.

Dazai entrecerró sus ojos en suspicacia. Veía cada movimiento del enemigo con atención. Volteó su vista rojiza a Chuuya a su costado, quien yacía arrodillado, al menos ya consciente, buscando el descanso suficiente que pueda encontrar para volver al ruedo luego. Aún no podía regular su respiración.

—¿Cuántos son...? —Preguntó Chuuya, mirando a Dazai.

—No muchos —Contestó con indiferencia, voltando a verlo con una sonrisa ladina—. ¿Por qué? ¿Planeas pelear ahora contra ellos?

Chuuya soltó un bufido, haciéndole gracia—. Claro... Me puedo mover perfectamente...

Dazai le elevó una ceja, divertido—. ¿En serio?

—Por supuesto... —Le dice con una mueca sarcástica—. ¿Por qué? ¿Dudas de lo que soy capaz?

—¿Yo? ¿Dudar de ti? ¿En serio crees eso? —Le dice, con una mano en su pecho. Ve a Chuuya sonreír, también divertido—. Dime cuándo he dudado de ti, Nakahara Chuuya.

—Hm, ¿quieres que te dé la lista completa o prefieres los momentos más específicos?

—Ay, y con lista —Siguió actuando dramático, haciendo una mueca dolida. Nakahara suelta una risa silenciosa—. No puede ser, Chuuya.

—¡Apresúrense! —Habló una voz del enmascarado luego, interrumpiendo. Captó la atención de Nakahara y Dazai al instante—. ¡El tigre ya calló en la trampa! ¡No debe tardar en venir!

Tanto Osamu como Chuuya se miraron entre ellos, alertas.

—No puede ser. ¿En serio? —Escupió en pregunta el mafioso—. Oye, Dazai. Tu colega-

—Algo debe de haber planeado —Dijo con una mirada seria Dazai—. Ellos se tuvieron que dar cuenta.

Orfanato ❝El Pajarito Blanco❞...

Estaba quedando el verdadero desastre allá arriba.

Atsushi se movía audaz, de un lado a otro, saltando encima de cada dúo de niños junto a los enmascarados que parecían querer atraparlo. Solamente habían ciertas cámaras que podían ver una vez cada cierto tiempo prolongado una ráfaga celeste en alguna esquina, para luego desaparecer y dejar como centro de atención a los de abrigo largo y negro ir de lleno contra él.

—¡Ese es el tigre! —Había gritado un enmascarado, ciertamente preocupado.

—¡¿eH?! ¡¿En serio?!

—¡Sí, grandísimo imbécil! ¡James te lo acaba de contar!

—¡Silencio ustedes dos y disparen!

Nakajima había sido abalanzado contra un árbol, interrumpiendo su racha de juego, llevaba un buen rato esquivando. Lamentablemente, alguien consiguió darle de lleno en su costilla. En un segundo, vieron cierto albino de extremidades animales quedarse tumbado en el suelo, a pies del árbol, y segundos después ya no lo vieron más.

—Dazai-san —Le llamó Atsushi, escondido en unos arbustos que se encontraban decorando el exterior del orfanato—, son muchos aquí arriba, me demoraré. ¿Por dónde voy?

Orfanato en adopción - BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora