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Daniela

Una suave caricia sobre mi cabeza hace que recupere poco a poco la consciencia, mi cama se siente más amplia y suave de lo normal, siento otra caricia sobre mi pelo.

— ¿Sam? —murmuro con voz rasposa.

Abro lentamente los ojos tratando de adaptarme a la luz que ahí en la habitación, un par de ojos azules y grises me observan, instintivamente retrocedo pegando mi espalda contra el respaldo de la cama. Los recuerdos de ayer regresan de golpe causando me dolor de cabeza, llevó mi mano derecha a la zona como si me fuera aliviar.

El peli rojo que reconozco como Saúl toma un basó con agua y una pastilla que se encontraba sobre una mesa del lugar y se acerca a mi.

— Toma para el malestar —lo miro desconfiada— es solo medicamento para el dolor, no te aremos daño.

Miro sus manos que me ofrecen un alivio a mi malestar, luego miro sus ojos que me observan preocupado, parece tan genuino su sentimientos. Desvío mi mirada al de los ojos rasgados que reconozco como Taemin.

— Nunca te haríamos daño —se sienta junto a mi— no nos temas, por favor —susurra eso último.

Parecen tan sinceró, suspiro, no tengo de otra, toma la pastilla y el agua para aliviar mi dolor de cabeza.  La puerta se abre de golpe dejando ver a una Pelirroja.

— ¡Donde esta!

Chilla con emoción y su mirada recae sobre mi, me mira con fascinación y se acerca a paso apresurado hacía mi.

— Oh, es hermosa —me extiende la mano— Mi nombre es Amber y soy tu cuñada.

¿Cuñada? Un carraspeo y gruñido se hacen presenté.

— ¿Eh? ¿Dije algo malo?

— ¿Puedo usar el baño? —pregunto tímidamente con voz rasposa.

— Allí cariño —me señala Taemin una de las puertas de la habitación mientras me ayuda a levantar me de la cama.

Entró al baño y me cepillo los dientes, luego me labo la cara para despabilar me ¡listo! Miro a mi alrededor y puedo ver dos ventanillas pero con mi altura no me creo capaz de alcanzarlas, comienzo a buscar algo que me ayude y debajo del lavabo me encuentro con un banquito.

Lo pongo junto a una de las ventanillas y puedo ver un jardín que queda cerca del bosque. Al mirar por la otra ventanilla veo el mismo jardín pero con una piscina, tal vez si salto no me haré daño pero si haré ruido que los alertara, mi estómago vuelve a gruñir en protesta.

Llevo aproximadamente 59 horas sin alimentar me, así que tengo aproximadamente casi tres días sin ver a mi hermana. Será mejor que coma antes de escapar si no me atraparan más rápido.

Salgo del baño y los encuentro sentado en unos cojines junto al balcón, frente a ellos ahí una mesa repleta de comida, tal vez podría dialogar y así me dejarían ir. Mi estómago ruge de hambre haciendo que noten mi presencia.

— Pensamos que tendrás hambre así que mandamos a traer el desayuno —habla Saúl mientras me acerca a la mesa.

Taemin comienza a servirme de comer y Saúl me da jugó de naranja.

La Comfuccion de la Diosa LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora