Pesadilla

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Se prendió la luz y violentamente le tomó un brazo y la dió vuelta. Eva comprobó aterrorizada que quien la tomaba así era el dueño de la casa, el famoso "hombre enojado". Quiso gritar, pero fue en vano, sólo salió de su garganta un grito inaudible, apenas un hilo de voz antes de que el hombre le tapara la boca con la mano nuevamente.

-¿Pensabas que te ibas a ir así nomás, bonita? -dijo el hombre en su oído.

Eva tuvo aún más miedo. El hombre retiró su mano de la boca de ella, y la abrazó fuertemente por la cintura.

-¡Suélteme perro! -gritó lo más fuerte que pudo.

-No, no te vas a escapar tan fácil -le besó el cuello y trató de desprenderle el pantalón.

-¡¡¡Suélteme!!! -gritó una vez mas, pero se dio cuenta que sería en vano, nadie la escucharía.

Se desesperó aún más, creyó que moriría ahí mismo, e hizo lo primero que se le vino a la mente: le pegó un rodillazo en los testículos con todas sus fuerzas. El hombre se dobló del dolor, y Eva, ya liberada, agarró un pequeño florero que había cerca y se lo partió en la cabeza, desmayándolo. Corrió hacia la calle, para ir hasta la casa de Anne, pero se detuvo, era muy tarde para despertarla, además quedaba muy lejos, así que decidió ir a la casa de Jenny.

Corrió hasta que no dio más, asustándose de cualquier sombra que veía, ya que pensaba que el hombre podía perseguirla ya que el golpe no había sido muy importante como para desvanecerlo por mucho tiempo. Llegó hasta el departamento y se prendió al timbre, quería que Jenny le abriera lo más rápido posible. Al fin abrió, estaba en pijama y con el pelo revuelto.

-¿Sabías que son las cuatro y media de la mañana?-preguntó con voz adormilada.

-¡Jenny, ayudame! -se abalanzó sobre ella, llorando.

-Ey muchacha ¿qué te pasa?-Jenny ya estaba asustada-Entrá, sentate, contame qué pasó.

Eva se dejó caer en la primer silla que encontró y Jenny se quedó parada, mirándola totalmente confundida.

-¿Qué pasó? -repitió.

-El dueño de mi casa...

-¿Qué pasó con él?

-Quiso violarme. -dijo sollozando.

-Niña...-Jenny se quedó boquiabierta-Eso es muy grave...Vamos, no llores, no pasó nada ¿no? ¿No te lastimó?

-No, creo que no...

-Tranquilizate, ¿mañana no te ibas a mudar?

-Si, pero no me animo a ir...Le di un florerazo en la cabeza...Encima dejé mi cámara y mi cuaderno...

-¡Cierto! Hoy era la fiesta. No te preocupes por eso. yo mañanate voy a acompañar y le voy a decir a Joseph, así si está el tipo no te hace nada. Y hacemos la denuncia, por supuesto.

-No, dejá, ¿para qué la denuncia? No me van a creer...

-Si, en eso tenés razón, lamentablemente.

-Mañana es domingo ¿no? A la tarde el tipo no está.

-Bien, a la tarde vamos. Ahora acostate.

Jenny colocó una almohada y una frazada en un sofá y Eva se acostó, durmiéndose al instante. Jenny pasó casi toda la noche mirándola, sabía que podía tener pesadillas y quería estar junto a ella para tranquilizarla. Sin embargo, va no despertó hasta el mediodía, cuando Jenny le avisó que Joseph estaba por llegar.

Se levantó, se lavó la cara y tomó un poco de té. Al rato Jenny terminó de hacer el almuerzo, Eva comió bastante y ayudó a lavar los platos. Joseph llegó preocupado.

Ocho brazos para abrazarte (Novela The Beatles) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora