Lágrimas y sonrisas

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Eva entró al bar y se sorprendió al ver a Jenny sentada en una de las mesas, abrazada, cuándo no, a un vaso con bebida. Pero lo que más la sorprendió fue que al parecer estaba muy entusiasmada charlando con Patrick.

-Vaya que vas rápido Jenny Cooke –se dijo a sí misma, mientras esbozaba una sonrisa.

-¡Eva! –Patrick agitaba su mano, saludándola y ella se acercó– Te invito a tomar algo.

-Ok, traé lo que quieras.

El chico se levantó y se encaminó hacia la barra para pedir los tragos. Eva aprovechó para hablar con su amiga.

-Te estás entendiendo bien con él, eh.

-¡No seas tonta! –fingió enojarse– Es simpático y no voy a negarte que también es lindo, por lo menos me hizo reír un poco, hoy no fue un buen día.

-¿Joseph?

-Si...terminamos.

-¿Qué?

-Sí. Le dije que así no puedo seguir. Yo lo quiero...bueno, quizás no tanto como antes, me hizo muchas cosas que "desgastaron" mi amor.

-¿Y él qué te dijo?

-Nada. Bueno, sí. Me insultó de arriba abajo y se fue dando un portazo, como siempre.

-Acá están sus pedidos, señoritas. –Patrick volvió, risueño, y las chicas fingieron una sonrisita.

-Chicos, los dejo, me toca subir –anunció Eva.

Subió y comenzó a cantar. Decidió aprovechar que Jenny y Patrick charlaban demasiado cerca para cantarles algo medio romántico, así que se lució con "And I love her", y de paso recordaba a su Paul. Jenny se dio cuenta, ya que Eva, mientras cantaba, los miraba pícara. Cuando terminó su turno, seguía Patrick y su banda, así que se sentó junto con Jenny.

-Lo hiciste a propósito, te odio. –se quejó Jenny, mientras Eva no contenía la risa.

-Es que se ven tan lindos juntos...

-¿Sí? Mirá vos...Igual no quiero nada con nadie.

-No seas así, parece buen chico.

-Si, a mi también me parece bueno, y la verdad es que me dijo que soy linda –dijo haciéndose la coqueta.

-¡Jen, que arrastre tenés!

-Eva –Bill se había acercado a ellas-–disculpá que te interrumpa, acá está tu paga. –le entregó un sobre.

-Gracias Bill ¿seguro que me perdonás?

-¡Sí mujer, ya te dije que sí! Ya no te preocupes.

Cuando la banda de Patrick finalizó su actuación, Eva se retiró, más que nada para dejar a Jenny a solas con él. Llegó a su casa y abrió el sobre, para luego contar todo el dinero que tenía guardado en una pequeña caja celeste. Sí, llegaba y además le sobraba para comprarle la guitarra a Dante, la semana siguiente era su cumpleaños.

************

El lunes, caminaba apurada hacia su trabajo. Se había dormido después de un domingo de locos junto a sus cuatros amores y para completarla, se habia quedado hasta tarde jugando con Dante a los autitos. Al llegar a la puerta del edificio, dos hombres muy bien vestidos se le acercaron.

-¿Sheels? ¿Eva Sheels? –preguntó uno.

-Si...-respondió algo desconfiada.

-¿Qué tal? Somos de la revista Rock Magazine. Queríamos hablar con vos.

Ocho brazos para abrazarte (Novela The Beatles) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora