CAPÍTULO I

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Unas hojas golpeaban las ventanas de una vivienda cálida y hogareña debido a sus fuertes ráfagas de viento, con estas anunciando la llegada de pequeñas gotas de lluvia

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Unas hojas golpeaban las ventanas de una vivienda cálida y hogareña debido a sus fuertes ráfagas de viento, con estas anunciando la llegada de pequeñas gotas de lluvia.

En una pieza apartada de la sala principal, unos niños se preparaban para salir.

La razón, sus padres no podían quedarse con ellos, ya que al ser unos importantes ejecutivos la asistencia era indispensable.

Con gorros y bufandas se dirigieron en un auto con vidrios polarizados. En el camino, el vehículo empezó a empaparse impidiendo ver, todo esto era debido al clima de la época en la que se encontraban.

Invierno, la temporada de fiestas, en las que las personas se reúnen a compartir momentos inolvidables, fecha en la cual disfrutan más los niños, puesto que se acerca navidad todos se encuentran emocionados y ansiosos por abrir sus regalos.

Y no, no era la excepción de nuestros niños.

El auto estacionó frente a una casa que poseía dos pisos y una espléndida terraza, estas estaban decoradas con adornos navideños.

La madre bajó del auto con los niños, sosteniendo un paraguas para que la lluvia no los mojara, puesto que esta había iniciado en el transcurso de su viaje.

Los dos niños caminaron tomados de las manos junto a su mamá debido al frío y al poco espacio que había en el paraguas.

Ya en la entrada. La madre se dispuso a tocar el timbre, esperó unos segundos hasta que una mujer pálida y de sonrisa cautivadora abrió la puerta dejando pasar a sus invitados. Detrás de las piernas de la fémina se encontraba un pequeño con el pelo un tanto rizado asomando su cabeza, lo que más resaltaba era su color, melocotón.

Producto a esto, uno de los Haitani. El mayor para ser exactos, estiró la falda de su madre provocando que esta se incline para escuchar lo que su hijo tenía para decirle.

-M-Mami..ese niño es lindo- pronunció con un leve susurro que sería escuchado por ambas madres, señalando al niño con rizos naranjas melocotón.

Ante la escena las madres no evitaron soltar una que otra carcajada. Luego de un rato la madre le comentó sobre la reunión a la cual tenía que asistir y si podía cuidar de sus retoños.

Al escuchar la aprobación de su amiga se despidió de sus hijos, advirtiéndole que no hagan travesuras y que no le causen muchos problemas a su amiga, inmediatamente desapareció por la puerta de entrada.

Luego de cerrarla, la mujer con una amable sonrisa ofreció a los pequeños invitados a merendar con ellos, a lo cual el Haitani menor se apegó a su hermano.

La madre al ver esto llamó al pelinaranja para que los llevara al cuarto a jugar y ella pudiera preparar todo para la merienda.

Nahoya al oír la voz de su progenitora hizo caso a la orden acatada. Al estar frente de los Haitani pronunció con una sonrisa.

-Sígame - extendiendo su manito hacia los hermanos que lo miraran un tanto desconfiados.

Aun así el Haitani mayor la tomó dirigiéndose a una habitación muy decorada, llena de varios peluches que combinaban entre sí.

En el suelo se encontraba sentado un nene jugando a sus juguetes, unos legos. En eso, el pequeño rubio de lentes sorprendido por los juguetes se soltó de su hermano acercándose al niño peli turquesa.

-Mmhmm... puedo.. jugar contigo - cuestionó dudoso para luego recibir un asentimiento de parte del menor, para luego sentarse y empezar a jugar.

Por otra parte los mayores comenzaban a entablar una conversación -Soy Ran Haitani- soltó sin previo aviso el niño de trenzas estrechando su mano.

-Ah.. Nahota y él es Souya- pronunció no muy bien debido a su corta edad.

El Haitani mayor lo miro confundido - Nahoya ¿Cierto? - recibiendo un asentimiento en respuesta.

-Hermano mira- apareció de repente y exclamó con cierto brillo en los ojos alzando el juguete que recientemente había construido con Souya.

-¿Quieren jugal con nosotos?- dijo el Kawata menor con entusiasmo.

-¡Si! - respondieron al unísono acercándose a los menores.

-¿A qué jugamos? - preguntó el Kawata mayor sentándose en la alfombra.

-Hagamos un fuerte - propuso el de hermosas trenzas.

-Yo sere el rey - dijeron al mismo tiempo Souya y Rindou, iniciando un debate por el puesto de rey.

-Clalo que no yo sele ley - trato de pronunciar Souya lo mejor que pudo señalando así mismo. Recibiendo una risa como respuesta por parte de Ran y una negación por parte de Rin

-No no no y no , por supueto que no -dijo afirmando con dureza.

Por otra parte, los mayores proponían sus roles.
-Yo sere el lider de los guardias - pronunció el de radiante sonrisa.

- Yo ...mmmhmm - puso su mano en su mentón a modo de pensar. - yo ... - no terminó de completar la oración ya que fue interrumpido por un..

-La bruja - soltó interrumpiendo lo que Ran iba formular - Por tus trencitas -pronunció acercándose para tomar las mismas. Mientras Ran lo miraba con el ceño fruncido y con un puchero formado en sus labios.

-Oi, como yo seré la bruja tú serás el bufón - dirigiendo sus manos a su boca para no dejar salir la risa que contenía.

-Mmh... está bien- pronunció calmando su respiración

-Bien como Lan-kun será la bruja y mi hemano sela el guadia y bufón yo sele el rey- dijo el peli turquesa, sin esperar que el rubio de lentes se negara rotundamente otra vez a lo dicho.

-No, yo seré el rey- dice cruzándose de brazos y haciendo puchero.

-Mejor sean los dos - cuestionó el de sonrisa resplandeciente.

-No - respondieron en seco los más pequeños, pues nunca habían peleado por el puesto de algo en ningún juego.

-Mmm...decidan entre ustedes, mientras Nahoya y yo construimos el fuerte- dijo el de trenzas para alejarse con el de radiante sonrisa.

A unos cuantos metros de la cama. Los menores no sabían qué decir hasta que el de lentes empezó a murmurar cosas confusas para el peli turquesa. Continuó así hasta que por fin soltó.

-Sou.. Souya..Quieres ser mi reina -pronunció el menor con cierto nerviosismo provocando que la última frase sea poco audible para el otro.



Continuará

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