CAPÍTULO VII

82 9 0
                                    

Un ramo de flores muy hermosas como lirios blancos y rosas rojas adornaban en un jarrón sobre la mesa del comedor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un ramo de flores muy hermosas como lirios blancos y rosas rojas adornaban en un jarrón sobre la mesa del comedor

El desayuno estaba casi listo y los pequeños abrazaban a su amado padre que tomaba su maleta para darles algunos regalos que compró en su viaje de negocios. Los ojitos del pequeño brillaron como nunca al ver el contenido de la bolsa. Un pequeño peluche, un osito con tonos celestes sacó de la bolsa de regalo que le entregó su papá, el mayor sabía como le encantaban esas cosas a su pequeño bebé. Lo abrazo, este sería su nuevo peluche favorito, eso era seguro. Souya estaba más que feliz por el regreso de su “papi", al igual que todos.

Procedió a sacar otra bolsa de la maleta con muchos adornos como la anterior, se la entregó a su hijo que lo esperaba con una sonrisa de oreja a oreja. Otro osito con tonos naranja suave hizo su aparición. La reacción de este al ver su regalo fue la misma que su hermano menor.

Conocía muy bien a sus hijos y por lo tanto se tomó las molestias de buscar especialmente algo que los caracterizaba. Los pequeños se lanzaron a su progenitor que los esperaba con los brazos abiertos. Ellos le mostraron los dibujos que habían hecho en su ausencia. Recibiendo los halagos de su padre que los hacía tan felices como a él mismo.

Definitivamente eso levantaría el ánimo de Souya pensó el peli melocotón.

La llegada de su papá había sido emocionante, el desayuno se hizo esperar contando cómo había sido su viaje, pero como se iba a enfriar la madre advirtió que se lo terminen rápido, como no querian desobedecer a su mamá los pequeños empezaron a comer sus tostadas y su chocolatada caliente, que ya no lo estaba tanto, para el peli turquesa mayor preparó un café con unas cuantas tostadas y su madre tomaba su café no tan puro como el de su padre.

—Papi papi— llamó la atención de su padre —hice un amigo,mmmh… bueno en realidad son dos— levantó su mano y mostró dos dedos —él tiene un hermano que es amigo de Sou— pronunció emocionado —

—Enserio y… ¿Cómo se llaman?— preguntó curioso el padre—

—Ran y Rindou Haitani.

—Haitani— murmuró —creo que un amigo se llamaba así, aunque no creo que…  — expresó, llamando la atención de la madre —

—Son hijos de Ray— dijo obvia mientras el padre se quedó sorprendido por la respuesta de su esposa.

—Nunca pensé que sus hijos y los míos serían amigos, creí que él estaba en otro país—

—Se me había olvidado contarte que recientemente se mudaron a Roppongi—

—Roppongi eh—

Al terminar de degustar el desayuno que había preparado la madre, el padre se dedicó a pasar el tiempo con sus hijos, hace más de un mes que no los veía debido al trabajo fuera de la ciudad, aunque ellos se mantenían en contacto con llamadas y videos cortos. Sus llamadas eran cortas debido a su ocupado trabajo, por esa razón no se mantenía tan informado.

Las horas pasaron y como era de costumbre llevaron al niño Haitani a la casa de su amigo

"Toc Toc" se escuchó el sonido de la puerta, el papá se acerca a ella para poner su mano en la manija y procede a bajarla, cuando la puerta se abre, lo primero que llamó su atención fue ¿Una niña? pensó.

—¡Oi! YUKITO— esa voz y el apodo que pronunció, había una sola persona que lo llamaba así. Automáticamente levantó su vista arriba encontrando a su viejo amigo

—¡HANINI!— Gritaban con euforia.
El padre rubio como era de costumbre entre ellos golpeó la espalda del no tan bajo de estatura, pero sí era notoria cuando se ponían de lado.

—Yukito tanto tiempo— comentó pasando la mano por la cabeza de su amigo revolviendo sus hebras turquesas. Eran muy buenos amigos pasó bastante tiempo sin poder verse desde que terminaron la preparatoria, cada uno tomó caminos diferentes, aunque prometieron mantenerse en contacto eso no pudo ser posible. Pero ahí estaban reunidos de nuevo gracias a sus hijos. Su amistad no había cambiado, seguían tratándose como en los viejos tiempos.

—Y está pequeña es… — preguntó refiriéndose al de trenzas que miraba expectante.

—Eh bueno…él es Ran.

-–Oh perdón me confundí.

—Si no importa la mayoría se confunde.

—Eh bueno pasen— se movió a un lado para dejar pasar a las visitas.

El rubio más alto entró a la casa junto al pequeño que miraba expectante todo, hasta que vio a su querido amigo de ojos chinos.

—¡Naho!— exclamó corriendo para abrazar al peli melocotón que lo recibió con los brazos abiertos.

—¡Ran!— alargó.

—Viniste, vamos a jugar— agarró el brazo del rubio subiendo las escaleras para ir a su habitación.

Por otra parte, la madre se dirigía a realizar las compras acompañada del pequeño Souya. Alistaron todo y partieron al supermercado. Tenían que buscar cosas para la cena de esta noche

Mientras eso pasaba los que se quedaron en casa estaban a cargo y aunque no eran los más indicados para serlo tenían la obligación.

La diversión dio inicio cuando el rubio y el peli melocotón se juntaron, era poco creíble que esas pequeñas pulgas podrían causar semejante desastre juntas. Es por esa razón que no se debía dejar solos a los menores.

Ambos padres se encontraban sentados en el cómodo sofa platicando un poco sobre su vida después de la secundaria. Cuando un estruendoso ruido proveniente de la planta de arriba llamó su atención, ambos se miraron y con prisa subieron las escaleras. Vaya sorpresa se llevaron. Con la boca abierta miraban la escena de los pequeños. La pared estaba manchada por crayones de color rojo y azul, al lado del dibujo se hallaba la firma de los creadores de las obras junto a una manitos de pintura que delataban a los pequeños.

La mesita y las sillas que acompañaban a esta estaban dadas vuelta. En la mesa había muchas hojas con cosas escritas o al menos era un intento. Ni hablar de los pinceles, potes de pintura y lápices que se hallaba sobre la pequeña mesa. Los juguetes estaban esparcidos por toda la pieza y los culpables de este crimen se hallaban parados uno al lado del otro. Tenían las manos detrás de su cuerpo, como si escondieran algo, todo esto acompañado de una sonrisa y una carita inocente. Su plan era no recibir ningún regaño de su parte. ¿Cómo pudieron hacer todo eso en tan solo unos minutos? pensaron los padres

¿Cómo arreglarían este problemita? Que no tenía nada de pequeño.

¿Tendrían tiempo de ordenar y limpiar todo este desastre? Eso ni ellos mismos lo sabían.


Continuará...

|| Nuestro Pasado || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora