CAPÍTULO III

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 Rin, cariño

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Rin, cariño.. ya te dije que no– pronunció acariciando tiernamente la mejilla de su hijo. Su hijo había amanecido caprichoso y quería que todo lo que pedía se realizará.

– Pelo mami quelemos ir al parque – seguía insistiendo, no se daría por vencido tan fácilmente. No perdería todo el tiempo que gasto en esto.

– Rin tienes que entender. No podemos salir afuera porque hace mucho frío y está nevando… se van a enfermar. – decretó la madre del pequeño.

Ran observaba todo desde el sofá de la sala de estar.

– Ooh.. – soltó un suspiro mirando en dirección a su hermano – recibió un asentimiento de su hermano mayor dando la aceptación para lo que procedía hacer, usaría la técnica, la infalible, la vieja confiable – vamos mami shiii – puso la carita más tierna que le fue posible juntando sus palmas.

– No esa cara noo.. no me resisto a esa.. – sonrió enternecida agarrando los hermosos cachetes que poseía su niño.

Carraspeo un poco para mantener su apariencia de madre seria – está bien iremos – saltaron de alegría los más pequeños. – pero…nos quedaremos poco tiempo.

No protestaron ya que al menos saldrían, pues se aburrieron de estar en la casa y querían diversión de algún lado. Ir al parque sería la mejor opción.

– Nos abrigamos y vamos – dijo por último subiendo a la habitación de sus pequeños.

La madre los abrigo, luego se dirigió a su habitación a cambiarse, Rindou no contenía esa emoción que tenía y empezó a molestar a su hermano mayor repitiendo la misma frase.

– Helmano vamos a jugal – Repitió eufórico dando pequeños saltitos.

– Si ya lo sé Rin  – contestó cansado.
La madre bajó de su pieza con un abrigo de color rojo vino con que combinaban a la perfección con unas botas y un gorrito.

El parque no quedaba muy lejos de su casa así que optaron por la opción de caminar a pesar del frío que hacía afuera. Al llegar la madre se aseguró de revisar si traían bien puestos sus abrigos.

– Ahora sí pueden ir a jugar – los niños no esperaron más y se fueron a su juego preferido. El columpio.

La madre vio a sus hijos correr, ya sabía a dónde irían a si que no le dio mucha importancia. Decidió sentarse en alguna banca cercana.

No se había percatado, que en la banca más cercana se encontraba una persona conocida.

Se acercó a paso rápido a la banca – Que coincidencia Mika-chan – dijo sentándose junto a su amiga.

– Ho..hola Hana-chan – se volteó sorprendida no esperaba su aparición en absoluto.

– ¿También trajiste a tus hijos? – preguntó con curiosidad buscando con la mirada a los pequeños sin éxito.

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