La caminata hacia la residencia Kawata no fue tan aburrida, puesto que los pequeños jugaban de camino a casa. Los Haitani restaron importancia a la casa, ya que habían estado ahí ayer. Aún así la vivienda cubierta de nieve daba otra sensación. Cálida y hogareña.
La mujer procedió a sacar la llaves de su bolsillo “Cling Cling" sonaron las llaves siendo agitadas y las llevó a la cerradura de la puerta, dio dos giros y la puerta por fin se abrió.
La Kawata entró haciéndose a un lado para que entraran los niños. Por dentro la casa se hallaba impecable, todo muy ordenado cosa que no duraría mucho ya que los niños estaban muy inquietos. Cuando por fin terminaron de entrar todos procedieron a cerrar la puerta.
En la casa predominaba un ambiente cálido proveniente de la calefacción. Lo que hizo que se despojaran de algunos abrigos, gorros y guantes.
—¡Hacemos carreritas!—dijo entusiasmado el peli melocotón.
—¡Si! –gritaron los niños.
—En 3…2... — el rubio de trenzas no terminó de contar por los empujones de los chicos al subir corriendo a la habitación.
—¡Ehh! ¡Eso no se vale tramposos!—
Los chicos subieron lo más rápido que pudieron empujándose en su camino, algunos se tropesaron y se levantaban inmediatamente como si nunca hubiera pasado.
El primero en llegar a la habitación con mucho esfuerzo fue Haruchiyo. Luego le siguió Nahoya, empujó a Souya y Rindou que venían agarrados de la mano y el penúltimo fue Hakkai. Tuvieron que esperar a Ran que llegó arrastrándose por las escaleras.
—Esoo...fuee...trampa no se vale—habló agitado con sus últimas fuerzas. Ran se dejó caer por fin en la puerta.
—Jajaja te esperamos años trencitas—dijo con burla estirando su mano para que sea agarrada por el rubio.
El de trenzas dirige su mirada al rizado observando el rostro sonriente, bajó un poco la vista encontrandose con la mano extendida, decide tomar la mano con un gesto de fastidio por la sonrisa burlona que le otorgaba el peli naranja.
Cuando se levantó del suelo, por alguna razón no soltaron sus manos, lo encontraban cómodo. Nahoya miró sus manos unidas pero no daba ningún indicio que lo molestará. Y de ser así iban a seguir así por un buen rato, pero lo que hizo soltar bruscamente sus manos fue una almohada.
—¡Guerra de almohadas!—grito el peli blanco lanzando una almohada a la cara del Kawata mayor.
—Me las pagarás Haruu—dijo soltando la mano de Ran para luego agacharse y levantar la almohada, en un movimiento rápido salió disparado hacia el peli blanco
Nahoya lo persiguió por toda la habitación hasta que estuvo por acercarse para darle, pero no lo logró. Así que optó por lanzar su almohada sin mucha esperanza, lo que no esperaba era que si le diera en la cabeza haciendo que el otro se caiga de cara al suelo.
Eso provocó una mueca en el menor que no pudo aguantar por mucho. Unas carcajadas muy sonoras salieron de su boca debido a las cosquillas que le estaba provocando el peli melocotón.
El peli naranja se acerca a pasos lentos al peli blanco que seguía tirado en el piso solo que está vez boca arriba. El niño sonriente acerca sus manos a su barriga para luego moverlas causando una risa incontrolable—p…para…ya—decía entre cortado, su risa por fin pudo saciar cuando retiró sus manos de su abdomen. Al recuperarse un poco dirigió su vista a Nahoya noto que lo miraba con una sonrisa.
De repente el albino agarró la almohada que tenía cerca y la lanzó pero justo en ese momento se movió para esquivarla, el cojín salió volando dando contra la cara del rubio con trenzas.
La habitación quedó en silencio y de pronto una risa estruendosa sonó por toda la pieza. Luego de eso todos empezaron a reír.
La guerra de almohadas empezó, los niños lanzaban a cualquiera que aparezca en su camino. Al final terminaron tumbados en el piso, y aunque las risas no faltaron los fue dejando a todos muy cansados, como resultado bajaron a la cocina en busca de algo para calmar su sed.
Llevándose una sorpresa, la madre estaba apunto de subir a su habitación trayendo consigo unos aperitivos.
—Naho lleva a tus amigos a la sala de estar ya les llevo los snacks—habló con una voz dulce.
—shi mami—respondió entusiasmado el Kawata mayor.
—Vamo chicos, mí mamá va a traer comia— se llevó a los pequeños corriendo a la dichosa sala. Ya sentados en el cómodo sillón los niños escucharon los pasos de la progenitora Kawata.
La madre entra a la sala con una variación de snacks y bebidas, entre ellas los favoritas de los menores las papitas y la coca.
Souya agarró el control del televisor que se encontraba en la mesita al lado del plato con los manjares.
—Miremos los Minions—propuso el peli azul con ojos brillantes color índigo.
—Noo— se negó el albino—no, yo quiero ver el rayo McQueen—expresó con insistencia haciendo un puchero.
—No—coincidieron todos.
—Y si vemos Toys story—propuso en voz baja con duda y miedo a que rechacen su idea, pero todos pudieron escucharlo y por suerte estuvieron de acuerdo con el menor peli turquesa. Soltó un suspiro, relajándose y sintiendo un gran alivio.
Cuando la película finalizó, los más pequeños daban señales de cansancio.
—Y si les hacemos una broma a ellos—propuso señalando a los menores.
Los mayores aprovecharon la oportunidad y fueron en busca de sus fibras, que se encontraban en la pieza donde guardaban las cosas de utilería entre otras cosas.
Al terminar de ver unas cuantas películas los mayores se hablaban entre ellos.
—-Al que se duerma primero pierde y le pintamos la cara—susurro hacia los mayores.
—Chicos tengo sueño voy al cuarto—informó levantándose del sillón, tallando los ojos ganándose la atención del Haitani con lentes.
—eh...yo también tengo sueño—lo tomó de la mano y lo siguió.
—yo igual—dijeron al unísono los cuatro niños dirigiéndose a la habitación.
Al pasar alrededor de 10 minutos los menores se metieron en sus bolsas de dormir, el orden en que iban a dormir era Souya, Hakkai y Rindou, pero el último se interpuso en el medio diciendo que él dormiría al lado del peli turquesa.
—No, yo dormiré al lado de Sou.
—uh, Bueno–se acomodaron como propuso el Haitani menor.
Los mayores al ver que los menores se durmieron sacaron las fibras para pintar sus caras, en el rostro de Rindou fue dibujado un gatito, en Souya dibujaron unos lentes y unos bigotes, por último Hakkai terminó parecido a un payaso muy bien hecho.
Las horas pasaron y el sueño también llegó para los mayores que querían permanecer despiertos para seguir jugando.
Continuará...
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|| Nuestro Pasado ||
RandomUna amistad que surge de pequeños. ¿Puede seguir cuando las personas crecen y se distancian? ¿Qué pasa cuando los sentimientos que tienes por tu amigo cambian? Ya no lo sigues viendo cómo un simple amigo. Los sentimientos van creciendo pero... estos...