⻝ ┇ ❝veinte.

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— Hola

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Hola. — Jennie sonrió cuando escuchó la tierna voz de Lalisa detrás de la línea. La extrañaba.

— Hola, ¿cómo están? — Escuchó a Lalisa suspirar, y ella igual lo hizo, sonriendo. Dejó de leer, y dejó su pluma por ahí, concentrada en escuchar a su menor.

Oh, estamos bien, no sabía que los hospitales pueden ofrecer camillas para dormir, WheeIn duerme más seguido, HyeJin mejoró, y te extraño. — No era la única. La mayor mordió sus labios, comenzando a hacer garabatos en una hoja borrador, como una colegiala.

— Yo igual. — Otro suspiro, Jennie volvió a sonreír —. ¿WheeIn sigue inundada en estrés?

En realidad, está bien, desde que llegué hace un mes ella mejoró, la entiendo, creo que yo igual me enojaría si mi única familia no está presente si mi hija casi muere. — Se apoyó en su mano, siguiendo garabateando. Volvió a sonreír.

— ¿Está dormida ahora mismo?

Duerme mucho, está muy tranquila, últimamente está muy tranquila, y no creo que haya un problema si voy a verte.

Jennie relamió sus labios, y volteó a ver al espejo que tenía en su oficina, arreglando su fleco y el cuello de su camisa.

— ¿Quieres venir? — Una voz que bajó de decibeles, sonando grave y seductora.

¿Te gustaría que fuera? — Jennie arregló su escritorio, evitando que se viera desorganizado, y después, comenzó a murmurar.

— ¿A ti te gustaría venir?

Me encantaría. — Mordió sus labios, y desabrochó el primer botón de su camisa, y acarició su propia mejilla con su dedo índice —. Despertaré a WheeIn para que esté atenta a HyeJin, llego en media hora. — Colgó, y Jennie decidió que lo mejor era arreglar su oficina, y arreglarse a ella.

Se concentró en fingir que estaba concentrada en ese contrato, y después, su secretaria le avisó que la menor había llegado, sorprendiendo a la mayor que no dudó en decirle que la dejara pasar.

— No te esperé tan-

Fue interrumpida por un beso, que fue llevada hasta el escritorio, recargándola ahí. Caricias en su cintura, y Jennie sujetó el rostro de la menor, siguiendo el beso con alegría. Sus labios se volvieron a encontrar después de dos meses. Dos meses sin Lalisa, solo hablar con ella por teléfono. Dos meses en la que no había tenido contacto físico con ella.

Escuchaba el ruido de sus labios chocar, la humedad, y el roce entre sus cuerpos, era perfecto.

Se separó de ella, relamiendo sus labios.

— ¿Me extrañaste? — Juntó sus frentes, tragando saliva con fuerza y recuperando aire. Que Lalisa la volviera a besar le avisó que si, lo hizo tanto como ella. Una mano viajó rápidamente a su nuca, besándola con la misma fuerza y sentándose en su escritorio, tirando varios papeles —. Ups.

La menor se encargó de bajar esa falda con desespero, metiendo sus manos en sus bragas, notando la humedad. Sonrió.

Esos dedos acariciar levemente el clítoris de la mayor, ella gimiendo en los brazos de la castaña, deshaciéndose ante el caliente y necesitado toque. Sintió cómo bajó las bragas, y un cierre, sintiendo una dureza golpear su centro.

— Necesito enterrarme en ti, pero necesito un condón.

Jennie sabía que habían hablado de eso, había hablado tanto que ya hasta había una demanda sobre sus cabezas, pero aún así, su mano se dirigió a su mejilla, viéndola a los ojos.

— ¿No has estado con nadie desde que me conoces? — Lalisa frunció su ceño, y tensó su mandíbula.

— No.

El saber eso alegró a Jennie, que besó con desespero a la menor.

— Puedes meterlo. — Sin otra señal, sintió toda la extensión dentro de ella, haciéndola gemir alto, gemido que fue tapado por la mano de la menor.

— Nos pueden escuchar. — Asintió, mordiendo la mano de Lalisa para no gemir más alto de lo que ya estaba haciendo. Jennie llevó su cabeza atrás, abriendo sus piernas profundizando las estocadas de la menor.

El toque tan ardiente, el sentir sus labios en su cuello, sus dientes mordiendo, pero jamás atreviéndose a marcarla. La mayor jalo levemente el pelo de la castaña, generando una leve sensación de ardor. Llevó sus manos al rostro de Lalisa, obligándola a besarla, chocando sus labios con fuerza.

Un gemido alto, y Jennie sonrió cuando escuchó y sintió que la menor llegó al orgasmo al mismo tiempo que ella.

Lo último que recordó es que ella y Lalisa terminaron en el suelo, desnudas, y sonriéndose.

La menor acariciaba su rostro con tanta ternura, veía sus labios, su nariz, y finalmente vio sus ojos, perdiéndose en ellos.

— Tal vez te preguntas de quién me enamoré, si de tu versión en celo, o en sí tú...

— ¿Enamorada? — Una risita nasal, y Lalisa sonrió con dientes.

— Sí, enamorada. — Un beso —. En realidad, y no encuentro entre "tu versión" del celo o la normal, eres tan tierna, Jennie, que siento que se me sale el corazón.

— No hemos convivido lo bastante, Lalisa. — Se acurrucó en su pecho, y sintió un beso en su frente.

— Conozcámonos.

— Conozcámonos

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Little bunny - 𝑙𝑚𝑏. 𝑘𝑗𝑛 𝅄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora