2. Lágrimas dulces.

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Las lágrimas no pueden ser dulces. No son como las palomitas. Pero las lágrimas son agua y van al mar. 

Ese verano, sentía una tremenda angustia. Meses antes, dormía por agotamiento. Después de estudiar, mi mente necesitaba descansar. Pero en verano, ¿de qué hay que descansar? No se puede descansar de descansar.

A lo que iba, las noches de Julio, poco a poco, se convirtieron en noches en vela. Pero había algo peor, algo que temía que ocurriera, algo por lo que tú ya habías pasado. Las temidas pesadillas.

Me decía a mí misma que era mejor estar despierta que, despertar a aquellos fantasmas del pasado. No, esto no es una película de miedo. Con fantasmas quiero hacer referencia a todos aquellos recuerdos que, de alguna forma, me producían una tristeza infinita.

La mente trata de borrar aquello que te hace daño. Pero no por ello, ese proceso no es un camino de tulipanes azules.

Un secreto yacía en mi interior, con tanta fuerza, que no me dejaba dormir. Puede que, necesitara ser descubierto, pero yo no sería quién lo hiciera. 

Recuerdo una mañana de ese Julio, volvíamos de la playa, llenos de arena de playa y sal. No tenía ganas de ir a la piscina, como de costumbre. Había pasado horas nadando en el mar, impostando una sonrisa en mi cara, como si todo estuviera bien. Pero no lo estaba. Recuerdo, meterme en la ducha y empezar a llorar. Las lágrimas empezaban a mezclarse con el agua dulce que caía sobre mi nuca. Y era en ese momento, cuando des 

Un millón de cartas para ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora