XI

68 6 5
                                    

Esto ya me esta pareciendo una completa locura.

Corro hasta alcanzar a Ryoma y lo detengo antes de que siga avanzando hacia la cancha.

-No puedo dejar que hagas esto -digo-. Este es mi problema no el tuyo.

-No voy a dejar que juegues contra él.

-Que pienses que no puedo aplastar a esa rata me sorprende -me cruzo de brazos, indignada-. Sé lo que estas pensando.

-Sakuno, no creo que seas mala jugando, al contrario, eras una de las mejores. Por esa razón...

-No voy a lesionarme ni a sentirme mal por perder contra un idiota -le aseguro, apretando los nudillos-. Entiendo tus intenciones pero no hace falta. Puedo hacerlo sola.

Abrió la boca dispuesta a responder cuando gritos de emoción y ánimos comenzaron a escucharse con más fuerza. Al parecer todo el instituto ya estaba enterado del enfrentamiento. Solo espero que ni mi abuela ni Tezuka se hayan enterado.

Doy media vuelta yendo hasta el campo. Ryoma se mantiene a unos pasos de distancia cuando entro y agarro una raqueta. Antes de que pueda seguir mi paso me detiene agarrándome de la muñeca. El calor de su tacto me provoca escalofríos y una sensación de recuerdos cálidos y bonitos.

Trato de no pensar en ellos cuando nos miramos.

Sus ojos no muestran más que nervios y preocupación. Él confía en mí, siempre lo ha hecho. Pero el miedo es un contrincante más fuerte, y él esta luchando contra el mío.

-Voy a estar bien -le susurro antes de ponerme en mi lugar.

La mitad d la escuela esta presenciando este partido "amistoso". Para sorpresa de muchos me he parado yo en uno de los lados y no Ryoma, por lo que la expectación de ver quién ganará es aún mayor. Todos sabían que si jugaba el gran campeón la vitoria era segura, peor ahora que soy yo la que ocupa su lugar, las cosas han cambiado.

Pocos me han visto jugar enserio. En los entrenamientos no suelo poner mi 100% salvo cuando se trata de algún partido importante. Llevamos meses preparándonos para el torneo y no quiero dejar en ridículo todo el esfuerzo que hemos hecho por un idiota como este chico.

Va a comerse la pelota como me llamó Sakuno.

El juego comenzó sacando él de primeras. La ventaja la tiene al sacar la pelota primero. Pasamos varios toques tranquilos hasta que en uno de ellos el idiota lanza la pelota con fuerza. Corro hacia ella rápido consiguiendo golpearla antes de que le de punto. Suspiro aliviada al ver que mi golpe sí entró en su campo.

Vuelvo a mi posición y volvemos a empezar. Varios puntos después vamos empatados en el marcados a tan solo un punto de ganar cada uno.

-Solo queda un punto -me digo para motivarme.

Le doy vueltas a la raqueta esperando a que saque de nuevo. En todos los saque que he hecho he marcado punto o le ha costado golpear.

Estoy segura que muchas de las personas que están aquí esperan que pierda, que deje hacer el show a los verdaderos jugadores. Nos ponen a las chicas del club como malas jugadores, más cuando se trata de algún partido mixto como este. No hay nada en juego, solo el orgullo de un idiota. Puedo ser muy buena jugando, patearle el culo y no sentir nada por ello.

Esta victoria es solo una más. La que verdaderamente me importa esta detrás de las vallas, atentó a mis movimientos. Analizándome. Como siempre.

Tomoka grita de la emoción cuando marco un nuevo punto. Solo estamos a uno de diferencia.

Intento no prestarle demasiada atención a mi alrededor, solo a la pelota y al movimiento de sus muñecas.

La lanza al airé. Corro a por ella. La golpeo y toca el suelo. ¿Dentro? ¿Fuera? ¿Punto? ¿no? Los oídos comenzaron a pitarme cuando dejé caer el peso de mis hombros. Mi mejor amiga entró a la cancha y me abrazó. El chico musitó varias maldiciones lanzando la raqueta al suelo furioso.

Romance | RyosakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora