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El sol brilla en todo su esplendor, los pajaritos cantan una melodía alegre, el viento mueve de forma tenue las hojas del bosque y una pareja de amantes corren tomados de las manos.

—¡Vamos amor!, ¡Ya nos falta poco para llegar!—Grito con entusiasmo un equidna a su pareja, mientras lo guiaba por el bosque.

—¡Ya llevas más de 20 minutos diciendo eso!—Grito el erizo mientras sujetaba la mano de su amado y sonreía con amor.

Corrían, corrían cómo si de ello dependiera todo, juntos, porque ellos siempre iban a estar juntos, sin importar nada, porque ambos son la felicidad del otro.

Al cabo de un rato, el equidna se detuvo, haciendo al azabache confundirse.

—¿Qué pasa cariño?—Pregunto con ese tono de voz suave, que sólo el equidna podía escuchar.

—¿Me puedes dar un abrazo amor? — El erizo se sorprendió por la repentina petición de su pareja, pero, ¡Hey!, él también quería un abrazo.
Se acercó y rodeo al equidna, sin decir nada, sintiendo al equidna, cuando de pronto sintió ser jalado por quien abrazaba.

—¡Sostente bien amor!—Grito el equidna mientras saltaba un río azul, veía los ojos rubíes de su amado, esos ojos que lo cautivaron, estaban brillando, sabiendo que estaba con la persona correcta, su lugar seguro.

Llegaron al fin a aquel dichoso lugar, una cascada que caía suavemente haciendo a todos los animalitos acercarse a tomar aquella agua.

Los dos se recostaron sintiendo la respiración del otro, son decir nada, sabiendo que no hay necesidad de las plantas cuando ambos sienten su corazón, nadie conoce a esos dos más de lo que ellos mismos, pues ellos son el uno para el otro. . .

[•♡•] 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐨 𝐄𝐪𝐮𝐢𝐝𝐧𝐚Ⓒ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora