Capítulo 22
“Dolorosas verdades”.James Johnson
—Nos vemos mañana—murmura Bianca.
Estamos en el estacionamiento del colegio abrazados y despidiéndonos, hace varios minutos, no quiero soltarla y ella a mí tampoco.
—Adiós—dejo un beso en su nariz—. Te escribo luego, ahora debo pasar por la empresa de mi padre.
—¿Irás a la empresa de tú padre?
—Sí, ¿Por qué?
—Franco y yo también, debemos dejar algunos documentos, nuestro padre nos pidió ese favor.
—Eso es genial, entonces podré verte más tiempo.
Ella asiente feliz y nos damos un último beso, que cómo de costumbre me ha dejado con ganas de más.
—Me cuesta soltarte—admito.
—Lo sé—dice orgullosa y sonriente—. ¿Pasaremos la tarde juntos?
La bocina del auto de Franco ha sonado alrededor de cinco veces.
—Por supuesto y la noche también.
Asiente y da una media vuelta para irse, sube en el auto de su hermano y emprenden viaje hacia el edificio de mi familia. Yo por mi parte subo a mi moto y los comienzo a seguir ya que nuestro destino es el mismo.
Estoy yendo a la empresa de mi padre porque tenemos que hablar sobre mi ingreso a la universidad. Mis notas no son excelentes pero son muy buenas. Además, el fútbol es un extra, podría aplicar para tener una beca en cualquier universidad. Pero preferiría dejarle esa opción a alguien que realmente lo necesite.
Al llegar, accedemos los tres juntos al edificio, no es necesario presentarme en la entrada, ya me conocen, además soy el futuro dueño.
Antes de ir a la oficina pasamos por la zona donde se preparan cafés.
—Hoy estoy agotada, no creo poder subir las escaleras y los ascensores con más de cinco pisos no me gustan—es Bianca quien habla.
—Si quieres puedes quedarte aquí con Franco y yo le entregaré los documentos a mi padre.
—Eso está bien—responde, yo me aproximo a su cuerpo y le dejo un beso en la sien—. Franco ve con él, yo los esperaré aquí tomando café—le habla a su hermano.
—¿Estás segura?—pregunta su mellizo.
—Claro que sí, debes decirle a nuestro padre que entregaste los documentos personalmente.
—Tienes razón.
Asentimos y ambos subimos al ascensor.
—Ella odia los ascensores, una vez quedó atrapada en uno—me comenta.
—Debió ser desesperante—no quiero imaginarla sufriendo, jamás.
—Lo fue, el abuelo ese día estaba apunto de llamar a todos los bomberos y personas de mantenimiento qué existieran en el mundo.
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El último año
RomanceBianca Ferrari, una chica inteligente y audaz que siempre está en problemas por ser tan directa. Deja Italia junto a su familia para terminar su último año de colegio en Chicago. Iniciando así un nuevo año de cambios, aventuras y problemas. Tal vez...