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— Al menos ella es realmente nerd, ¿no? — Intentó bromear. Jungkook hizo una mueca dolorida, y segundos después, paseó una sonrisa improvisada por sus labios.

Y es que aquel muchacho tenía una personalidad incansable. Sus amigos lo miraron con preocupación; sabían que tenía un plan, por muy descabellado que pareciera.

— ¿Qué...?

— Es hora de hacerlo caer. Él será malditamente mío — con aquella última promesa, Jungkookmordió su labio, intentando pensar en algo antes de que fuera demasiado tarde.

Y por Dios, lo iba a hacer.

El pelinegro secó sus manos en el paño, abandonándolo en la encimera cuando escuchó el sonido del timbre. Corrió fuera de la cocina y abrió rápidamente la puerta, encontrándose con la gran sonrisa que le dirigió su amigo. A su vez, pudo escuchar unos pasos acercándose por el pasillo, y tan siquiera se permitió mirar un segundo hacia atrás, antes de abrirse y dejar un espacio al castañito.

— Que bueno que llegas, Yoongi — afirmó, una sonrisa sincera en su rostro a la vez que cerraba la puerta detrás de sí. El marrón admirando como Zoe aparecía en el salón y le saludaba con efusividad.

— Hey — dijo, palmeando el hombro del pelinegro para seguidamente besar la mejilla de la más bajita, una sonrisa divertida mientras los observaba— . Traje algunos dulces — señaló, elevando la caja que traía en manos.

— Oh, que rico. Gracias, Yoongi — admitió enseguida la pelimarrón, acomodando sus gafas en el puente de la nariz y arrebatándole la caja a Yoongi, para seguidamente caminar hacia la cocina— . ¿Quieren comer ahora?

Ambos hombres se echaron una mirada rápida, y tras sonreír genuinamente, siguieron los pasos de la pequeña mujer. Jimin habría estado preparando la comida desde el mediodía, cuando Yoongi le confirmó que sí iría ese día a su casa.

Habían quedado con más amigos, deseando poder hacer un reencuentro informal con sus viejas amistades de la universidad, para así enterarlos del nuevo compromiso de Jimin y Zoe, y por supuesto, hacerles la invitación a la próxima boda. De alguna manera, aquel sábado no fue un buen día para muchos, pues el único que terminó por aceptar fue Yoongi, el fiel corcel que llevaba Jimin a todas partes; incluso, a la misma universidad donde ambos daban clases.

De igual manera, el pelinegro se encargó en informarle al resto que planearían otra salida, y esta vez, un día que todos tuvieran disponible.

Después de que Yoongi hubiera halagado la receta preparada por Jimin, y luego de haber llevado los platos al fregadero, ellos se dirigieron al pequeño salón con los dulces patrocinados por Yoongi, en manos.

El almuerzo había transcurrido rápido y delicioso, esperando para hablar cuando la hora del postre hubiera llegado; como acostumbraban desde siempre en la pandilla de amigos. Y cuando los tres estuvieron enfrentados en los sillones, se permitieron dialogar libremente, por supuesto, probando las deliciosas tartas que había comprado el pequeño ruloso.

— ¿Cómo van los preparativos para la boda? — Preguntó el marrón, echando un vistazo a la pareja frente a él. En realidad, nunca imaginó que su mejor amigo terminaría siendo esposo de Zoe, y sabía que ellos pensaban lo mismo; de igual manera, sabía que ella era una buena mujer.

— Oh, muy bien — respondió la chica, dándole una nueva probada al dulce y mirando de reojo a su prometido. Jimin sonrió— . Mis padres y mis hermanas, junto con la mamá de Jimin, se están haciendo cargo de todo. Podría jurar que están más emocionados que nosotros, y es que dicen que diez años de relación ya ha sido bastante tiempo, ¿eh?

— A decir verdad — Yoongi se rió, encogiendo sus hombros— . Sé que les dije muchas veces que se casaran, pero era de una manera divertida. No creí que en realidad terminarían haciéndolo — expresó, alternando su mirada del pelinegro a la pelimarrón, y viceversa.

— Yo tampoco — dejó saber el rubio, empujando con cariño el hombro de la chica— . Cuando la conocimos creí que tan sólo seríamos amigos, y es que sabes que en esos tiempos yo no era muy de relaciones formales — murmuró esto último, mordiendo el interior de su labio cuando recordó sus días en la universidad.

Las prontas risas de los contrarios lo hicieron sonreír, pero ahora, nuevamente, había tocado aquel tema que hacía a su mente revolotear. No estaba por completo seguro de si se arrepentía de sus hazañas, pero tampoco se arrepentía de haber dejado aquella vida de lado tras conocer a Zoe. Ella realmente lo había logrado centrar.

— Y yo, sinceramente, jamás creí que saldría con alguien como Jimin— se burló la chica, acabando por completo su postre y dejando el platillo en la pequeña mesa ratona, seguida de inmediato por los otros dos— . Pero en dos meses estaremos casados, y eso es lo que importa, ¿no?

— Por supuesto, cariño — aceptó Jimin, juntándola hacia él y besando sonoramente su mejilla. Yoongi sonrió enternecido, y recostándose por completo del sillón, él cruzó sus largas piernas.

— Bueno, ya tendremos tiempo para hablar de la boda, ¿cómo te va con las clases, Yoongi? A los dos — sonrió, mordiendo su labio y fijando sus ojos cubiertos por grandes gafas, en el castañito.

— Bien, no me quejo — respondió el marrón, desinteresado— . Mis alumnos son muy eficientes y me caen bastante bien. Hay algunos que son — hizo una mueca, moviendo sus manos— , pero esas personas siempre existen, ¿eh? Fuera de eso, creo que me gusta mucho mi trabajo.

— Eso es bueno — asintió la mujer, una ligera sonrisa en su rostro.

— Sí, bueno, tampoco es como si tuviera que darle clases a unos monstruos como los de Jimin, pero creo que está todo bien — se burló, una mueca divertida hacia su amigo y éste estuvo poniendo los ojos en blanco, a la vez que su prometida lo miraba con singularidad— . ¿Por qué no nos cuentas sobre tus alumnos estrellas, Jimin?

— Por favor, lo que menos quiero es gastar mi tiempo hablando de ellos. Ya tengo suficiente soportándolos en la universidad, ¿no crees? — Se quejó, acomodándose en su asiento y juntando las puntas de sus dedos, la incomodidad palpable.

— Vamos — animó su novia— . ¿Son acaso los que vimos aquel día? Ellos parecían realmente molestos — afirmó, frunciendo el ceño cuando recordó la burla que al parecer, ella les causaba.

— Son ellos.

— Huh, ¿entonces, qué esperas? Zoe, debes escuchar todas las historias que él tiene para contar — se rio Yoongi, elevando sus cejas y admirando como el pelinegro entrecerraba los ojos, soltando un suspiro y pasándose la mano por el rostro— . Háblanos de Jungkook, ¿él es realmente fastidioso, no?

— Es malditamente irritante — dejó salir prontamente, frunciendo sus labios— . Me exaspera, me hace enojar y no lo soporto. Quisiera poder reprobarlo en todo, pero él mismo lo hace, así que no queda trabajo para mí; es un mal estudiante y no hace nada más que molestar.

— Eso suena fatal, querido — dijo ella, una suave sonrisa en su rostro cuando escuchó como el castañito se reía— . ¿Por qué nunca me hablas de él?

— Es lo que menos deseo, Zoe — expresó, su gesto serio— . Por Dios, es demasiado pesado.

— Pero eso no es todo — incentivó el marrón, una mueca burlona cuando el pelinegro alzó las cejas— . Cuéntale las cosas que te dice.

El rubio se horrorizó de inmediato, lanzándole una mirada furtiva a su amigo. No, rotundamente no. Él no le diría a su novia cómo es que aquel chico le coqueteaba constantemente, y es que Zoe era una especie de psicópata celosa y controladora. Él no deseaba despertar a la fiera, y Yoongi lo sabía, pero su amigo era un completo y absurdo idiota.

— No me dice nada — de inmediato, él miró a la ojicafé que lo observaba, regalándole una pronta sonrisa— . Nada más que no sean genuinas estupideces, no tiene real importancia. Dejemos de hablar de él, por favor, no deseo ponerme de mal humor.

Dear Teacher ♥︎ KM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora