A veces estaba sola

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A veces estaba sola.

A veces, simplemente a veces, parecía que su existencia no tuviera sentido. Parecía como si el mundo girase demasiado rápido. Demasiado como para que ella encontrase el momento exacto en el que bajar. El momento exacto en el que coger las riendas de su vida y, simplemente, vivir.

No es que no tuviese ganas. No es que no quisiese ser una más de esas chicas que se sentaban horas en el parque, sonrientes, dejando que el sol las acariciase. No es que no quisiese saludar alegremente a sus vecinos al cruzarse en el portal. Es que, simplemente, su mente no estaba allí.

¿Qué había pasado? ¿Cómo había llegado a aquel punto? Ella que siempre había sido valiente. Valiente para emprender cada nueva aventura. Valiente para estudiar lo que le dijeron que nunca aprendería. Valiente para trabajar de lo que le dijeron que nunca sabría. Valiente para llegar hasta donde le dijeron que nunca llegaría. ¿Qué había pasado?

Tal vez fueron las mil voces que le dijeron que no. Tal vez los mil ojos que la miraron con reproches. Tal vez las mil manos que la soltaron por el camino. Tal vez fueron todas. O tal vez sólo una. Aquella que de verdad le importaba. Aquella que ella pensó que nunca la traicionaría; la suya.


Mi corazón en papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora