La Gala (Parte 3)

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PRECAUCIÓN ⚠️
Contenido adulto y explicitó















Sin mas se alejó de él y se dispuso a regresar a la festividad que se estaba desarrollando afuera hasta que sintió como lo jalaban de regreso chocando con el pecho firme de su ex novio para luego sentir unos labios presionar fuertemente los suyos y una mano detrás de su nuca con la intención de profundizar más el beso. Al inicio le sorprendió de sobremanera el acto pero necesitaba esto más que respirar, ambos lo necesitaban y correspondió el beso con ímpetu abriendo sus labios para profundizar más su acción y dar rienda suelta a la intensidad que corría por sus cuerpos. Max no le daba respiro se abalanzaba a él como un gatito falto de cariño, necesitaban aire pero tenían miedo a que esto se acabara y volvieran a la realidad de sus vidas. Y así continuaron dejándose llevar por todos esos sentimientos reprimidos de varias semanas.

Su cuerpo empezaba a subir de temperatura y noto que las manos de Max ya se encontraban en todas partes de su cuerpo, los sonidos ya no eran simplemente besos sino quejidos de placer por la cercanía. Max agasajo parte de sus nalgas y las apretaba con la intención de acercarlo a la parte sensible de su anatomía el cual empezaba a sentirse entre ellos. Lo dejaba tocar a su antojo pero sabía que esto no calmaría a ninguno de los dos, era demasiada su necesidad por haber estado lejos tanto tiempo que era momento de más y sabia que su leon estaba listo para ello. Mañana pensarían en las consecuencias.

Así que no soporto más, agarro con fuerza su brazo derecho y arrojo a Max sobre la pared con cara a ella mientras el se acercaba detrás de él recargando todo su peso y doblando su extremidad para mantenerlo firme allí.

Te crees valiente para venir a seducirme - le dijo escondiendo su rostro en su cuello y tomando una profunda respiración para después volverlo a empujarlo más cerca de la pared - Hueles a deseo, ¿Es eso lo que quieres Max? ¿Que te de placer? ¿Que te coja? ¿Que te coja duro?

Checo yo... - no lo dejo terminar, su boca se fue de lleno a lamber y chupar su cuello dejando una marca rojiza en ese pedazo de piel, pues eso es lo que quería, señalarlo como suyo y de nadie más- Si, eso quiero...

Ven aquí mi leoncito - le dio una nalgada estruendosa para luego voltearlo frente a él y mirarlo allí temblando de la anticipación. Obviamente la estatura nunca jugó a su favor pero sabía que Max estaba en una ola de deseo que su cuerpo solo obedecía sin objeción. Le quito el saco de un jalón así como su fajín para luego estampar sus labios con los de él saboreando el champán entre ellos y así sin pedir permiso metió su lengua hasta el fondo de su garganta mientras sujetaba sus muñecas y las subía a cada lado de su cabeza para hacer presión y no darle salida.

El sonido de sus besos hicieron eco junto a la música de la fiesta que hasta cierto punto eso ayudaba a que sus gruñidos nos se escucharan por todos los presentes. Coló una pierna entre las de él y comenzó a bajar su mano a su cierre para así abrirlo y poder iniciar su exploración, nunca habían sido recatados en cuanto al sexo pues era algo que amaban hacer, así como eran competitivos en pista también lo eran en la cama. Trataban de buscar la manera de someter al otro a sus deseos y era simple la dinámica, no había reproches, inclusive hubo ocasiones en que dejaba que Max hiciere con él todo lo que quisiese para desahogar energía reprimida, como lo fue en Singapur por haber perdido su vuelta de clasificación. Esa noche tuvo que hacer gala de esfuerzo para calmar al hambriento animal que tenía en su habitación. Pero así era su Max un total descontrol.

Vamos Max quiero escucharte rogar por tu liberación - lo dijo una vez que su amante había soltado un quejido y comenzaba a acariciar su miembro de manera sutil pero con una presión exquisita en su glande. Sabía que su depredador no daría su brazo a torcer inclusive cuando todo estuviera en su contra, así que siguió moviendo su mano de arriba hacia bajo con un ritmo desafiante, tratando de ir lento en ocasiones y luego volver a subir la rapidez de sus movimientos ocasionando que las mejillas de Max comenzar a volverse carmesí por el placer que estaba sintiendo en esos momentos. Amaba verlo todo rojo, era un beneficio que tenía a su favor, sabía cuando Max estaba gozando con tan solo ver su piel.

Azul y MarrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora