Desafío

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Checo aún seguía tomando su café en la terraza del hotel contemplando el paisaje frente a sus ojos. La fría mañana en Milton Keynes había sorprendido a todos pues el aire azotaba cada milímetro de las calles ocasionando que los ciudadanos usarán sus abrigos para calentarse.

Su nariz pecosa estaba comenzando a tintarse roja así que decidió entrar nuevamente a su habitación donde aún el clima era cálido por sus grandes actividades nocturnas junto al neerlandés que dormía esparcido en su cama. Había solicitado rápidamente el desayuno a recepción porque tenían que estar en el Homerun lo antes posible, no obstante algo le impedía despertar a Max de su profundo sueño, tal vez, solo tal vez quería mantenerse en esta fantasía y no volver alejarse de él nuevamente porque sabía que su vuelo a Mexico salía en unas horas con la intención de no regresar hasta la pre-temporada, quería pasar tiempo con sus hijos aun cuando Carola y él habían terminado su relación años atrás.

Suspiro mientras analizaba la desnudez de su leon recordando la candente noche que pasaron juntos una vez que habían cruzado el umbral de la habitación. Aún estaba agotado, sus extremidades tenía un ligero ardor cada vez que contraía un músculo y el saber que tendría que estar manejando el monoplaza de esa manera no le producía mucho ánimo de asistir aunque Horner los mataría sino apareciesen junto a él en unas horas.

No, por favor no - escuchó las voz gruesa y adormilada de Max - No lo alejes, el es diferente... Papá...escúchame - Checo lo miraba confundido pues aún veía a Max con los ojos cerrados. ¿Desde cuando habían regresado sus pesadillas? - No...ya no soy un niño...es mi...decisión.

A los tres meses de haber sido oficialmente novios Max le había sugerido que se fuera a vivir con él a Mónaco, el acepto con alegría, estaba tan enamorado que no había considerado todo el cambio que conllevaba compartir un espacio que no fuera para el mismo. Conocía a Max perfectamente, sabía que la mayor parte del tiempo suele ser disciplinado y bastante controlador, todo lo contrario a él que era más relajado, asi que tomó con calma la rutina de vida a la que el neerlandés estaba acostumbrado, acoplándose rápidamente aunque a veces sugería pequeños cambios que fueron bien recibidos por su pareja. No obstante, una noche se despertó con el corazón latiendo a mil por hora pues había escuchado un gemido de dolor por parte de Max, fue en ese momento que descubrió que él solía tener pesadillas cuando le abrumaba una situación que era importante para él.

Dejo su café en la mesa de noche y subió inmediatamente a la cama con la intención de acercarse al piloto que se movía de manera inquieta.

Max - le susurraba delicadamente al oído del susodicho con la intención de que regresara en si - Max...abre los ojos...ábrelos por favor

Los movimientos del rubio fueron detenidos de manera abrupta, dejando la habitación en silencio y con solo el estruendo golpeteo del corazón de su compañero.

Checo - escucho al joven susurrar de vuelta, aún tratando de calmar su respiración que se había vuelto agitada minutos atrás.

Si Max, aquí estoy - siguió susurrándole mientras observaba como poco a poco se tranquilizaba, acaricio su flequillo que estaba mojado y pegado a su frente por el ajetreo y miro como abría los ojos lentamente acostumbrándose a la luz - Todo esta bien leoncito, aquí estoy.

Max se abalanzó a sus brazos escondiendo su rostro en su cuello mientras inhalaba su olor desesperadamente provocándole cosquillas en esa zona delicada. Pequeñas risas salían del mexicano que aún mantenía en brazos el gran cuerpo de su amado, reconfortando con pequeñas palabras y algunos palmarés en su espada. - ¿Que pasó Maxy?

Escuchó un pequeño llanto por parte de su compañero y eso activo su alarma interna, definitivamente algo grave estaba pasando con él - ¿Max que te tiene así? Dime, no me asustes por favor

Azul y MarrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora