Un Lobo Entre Leones (Algunos caps en edición)

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SANSA STARK

Después de 3 días, fueron a buscar a Sansa.

Ella eligió un simple vestido de sedas color gris con blanco que hacían contraste con los rojos muros del castillo, era un vestido que corte sencillo pero con magníficos acabados en las mangas y en el cuello. Se sintió torpe al abrocharse los cierres de plata sin la ayuda de sirvientas.

Aunque con ayuda de Jeyne Pool quien estaba encerrada con ella le había hecho más sencillo el tener que hacerlo aunque no pudo evitar sentir lastima al ver la cara dela chica la cual tenía tan hinchado el rostro de llorar y sollozar mientras murmuraba cosas acerca de su padre

- Estoy segura de que tu padre se encuentra bien - Le dijo Sansa después de que Jeyne abrochase su ultimo botón - Le pediré que a la reina que te permita el verlo, estoy segura de que lo hará - Sansa pensaba que detalle atento le levantaría la moral pero Jeyne en silencio miro a los ojos a la Stark, esos ojos enrojecidos y simplemente volvió a sollozar para Sansa en esos momentos Jayne no era más que una niña inmadura que no dejaba más que dejar salir sus emoción es de forma tonta, en cierto modo le recordaba a Arya y eso solo le fastidiaba.

Aunque Sansa no sabía que no era libre de sus opiniones, ella misma había llorado el primer día. Que pese a los gruesos muros rojos de la torre de Maegor, con la puerta cerrada y atrancada del otro lado, cualquiera persona se habría aterrado del sonido de hombres muriendo uno tras otro. Sansa había crecido en con el ruido del acero chocando uno contra otro y no hubo día en el que no hubiera visto espadas, pero jamás había escuchado una batalla real, el sonido era realmente doloroso. Los sonidos, gritos de dolor, maldiciones al aire, suplicas y gemidos de gente que ya debió de haber muerto para ese entonces. En ese momento supo que las canciones de caballeros que adoraba eran una mentira, supo que los caballeros si gritaban y también suplicaban.

Sansa lloro, rogo a través de la puerta que le dijeran que sucedía, que por que todos estaban siendo asesinados. Llamo a su padre, a la septa Mordane, al rey, a su príncipe e incluso a Robert. Si los hombres que cuidaban la puerta oyeron sus suplicas jamás lo demostraron. La puerta solo se abrió una vez esa noche, en donde empujaron al interior de esta a Jeyne Poole magullada y temblorosa sin poder hablar. Hasta el día siguiente que después de desayunar pudo decir sus primeras palabras

- Los mataron a todos..... - Dijo entre sollozos y demás palabras que apenas se entendían. Jeyne le conto como el Perro había derribado su puerta con un martillo de guerra, como los cadáveres estaban amontonados en las escaleras de la torre de la Mano, que las escaleras y el suelo estaban resbaladizos debido a la sangre. Sansa había abrazado a su amiga para poder calmarla y volvió a dormir con ella esa noche en la cama abrazadas como si fueran hermanas.

El tercer día había sido aún peor que el anterior. La habitación en las que se encontraban Sansa y Jeyne era las más alta de todas, la Torre de Maegor en donde se podía ver con total tranquilidad los muros del Red Keep, veía como el pesado rastrillo de hierro estaba alzado para evitar la entrada de las personas al castillo y como los muros estaban siendo custodiados por guardias Lannister quienes llevaban lanzas y ballestas en las manos. Sansa sabía que la lucha había acabado y que a eso se debía el molesto e incómodo silencio del lugar.

El sonido de la puerta siendo abierta había llamado la atención de las dos jóvenes, Sansa tuvo la esperanza de que su padre seria quien entraría por esa puerta pero se llevó una enorme decepción al ver a Ser Boros Blunt de la Guardia Real, quien acudió a escoltarle con la Reina.

Ser Boros con seguridad era el hombre más feo que había en la Guardia Real, era un hombre de torso ancho y corto y de piernas torcidas. Tenía la nariz plana, papada lacia y cabello gris muy descuidado. Iba vestido de terciopelo blanco, y su capa de color blanco nieve estaba sujeta con un broche de león dorado con ojos de Rubies