✧Chapter 1✧

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༄☆༄

𝐻𝑜𝑟𝑎𝑠 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠.

De verdad que no quería salir de su clase favorita, y aún más porque estaban tratando un tema que él tanto amaba, La Filosofía en el Arte. Podía esperar un poco más, total, sólo faltaban 5 minutos para que acabará la sesión.

El tiempo de verdad que pasó tan rápido como él tanto odiaba, ¿Porque no pasaba así de rápido con álgebra? Todos sus compañeros salieron corriendo apenas el timbre sonó, mientras él lentamente aún guardaba sus útiles escolares, todos color rositas pasteles o claros.

A punto de salir, su maestro lo llamó por su nombre.

—Park, ¿puedes venir unos minutos?

Él detuvo su andar, para voltear a ver a su profesor lentamente, llenándose rápidamente de nervios. Sus temblorosos pies lo llevaron hacia donde su maestro estaba.

—¿P-Pasa algo, señor Kim? —logró pronunciar aún más nervioso. El señor Kim Namjoon siempre lograba ponerlo nervioso, y más cuando tenía esa mirada fría y calculadora.

—De verdad me impresiona como logras crear obras tan mágicas como esta, si sigues así, serás mi primer y único exento en esta y mis demás clases, aunque si por mi fuera, lo estarías desde el primer momento en que te vi.

Las gran mejillas de Jimin comenzaron a tornarse de un leve color durazno, mientras sus manitas jalaban hacia abajo los bordes de su afelpado suéter rosa con brillitos.

—M-Muchas gracias,​ señor Kim —su cuerpo se inclinó para dar una clara muestra de respeto ante su maestro.

—Vamos, Minnie, no me llames con honoríficos, me haces sentir más viejo de lo que ya soy.

Una leve risita escapó de los labios de Jimin ante las palabras de ese hombre que tanto apreciaba.

—Trataré de no hacerlo para la próxima señor Kim, por el momento, debo retirarme, mis padres podrían regañarme si llego demasiado tarde. Permiso.

Dando otra pequeña reverencia fue como terminó saliendo del aula de clases, listo para ir al baño.

༄☆༄

Tallaba sus pequeñas y gorditas manos mientras tarareaba una aniñada canción sacada de alguno de los tantos videos de canciones infantiles que tanto le gustaban.

De su pequeña mochila sacó su pequeño Gloss para esparcirlo por sus gordos labios. Para después colocar un poco de rubor en sus tiernas mejillas; para finalmente terminar colocándose una dulce loción que dejaba un olor dulzón en su cuerpo. Se miró al espero para arreglar su cabello rosado, dándose unas -muchas- miradas hacia sí mismo, de lo que él espejo le permitía ver de su cuerpo.

Sé sentía... Lindo.

Tomó el pomo de la puerta para poder abrirla y finalmente ir a su casa. Cuando sintió como una oleada de frío y agua caía sobre todo su esponjoso cuerpo cubierto por finas telas.

—Finalmente decidiste salir, piggy —habló de manera burlona uno de los chicos que tanto deseaba jamás volver a ver.

—N-No me llames a-así, N-no me gus- —sus palabras fueron calladas abruptamente cuando un puño impactó de manera violenta contra su frágil rostro.

El golpe lo había hecho caer al piso, mientras sentía el tan conocido sabor metálico en su lengua, mientras más salía por su pequeña nariz. Las lágrimas tampoco tardaron en llegar para ser espectadores de tan viles actos contra su persona.

Dulce Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora