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Felix tomó el libro entre sus pequeñas manos, escondiendo su rostro detrás de él, Seungmin se preguntó si quizás su enamorado le leería un poema, fascinado ante la idea, el corazón del chico alto se aceleró cuando el rubiecito abrió el libro y escogió una página al azar, sonriendo travieso—Tus pestañas revolotean como mariposas, tu sonrisa se posa sobre la mía, los sueños y los recuerdos de este pequeño amor, delicados como los pétalos de una flor, se marchitaron como el sonido de tu voz—el chico de pequitas parpadeo repetidas veces—¿por qué este es tan triste?

Seungmin rio, tomando el libro de regreso para dejarlo sobre la mesita ratonera—no es triste, es poético. 

El rubiecito rodó los ojos, acomodándose a su lado—entonces ¿qué estamos mirando?

—lo que tu quieras—Seungmin le entregó el control y ambos se acurrucaron juntos. 

Felix solo comió un yogurt con frutas, se quedó dormido la mayor parte de la tarde, Seungmin lo dejó descansar en el sofá, le colocó una manta y se acomodó en la mesita ratonera para estudiar, pero cada tanto se distraía viendo al rubiecito durmiendo plácidamente delante de él. 

Su padre llegó, como siempre, justo a las seis, él tenía bolsas de compras y abrió la boca impresionado cuando vio al rubiecito descansando en el sofá. 

—¿cómo está?—preguntó entre susurros. 

—bien—respondió Seungmin, siguiéndolo hasta la cocina—¿el hospital se comunicó contigo?

Su padre asintió, dejando las cosas sobre la mesa, señalándole las verduras para que las lave—sí, tiene que asistir a algunas citas medicas para obtener un diagnostico y así puedan recetarle adecuadamente las vitaminas, tiene que ir al nutricionista—él dedicó una mirada y Seungmin apretó sus labios, yendo a lavar las verduras. 

—eso... suena complicado. 

—iré a cambiarme, si puedes pelar las verduras—él señaló y Seungmin asintió. 

Pensó mucho mientras pelaba las papas y luego los zapallitos verdes, incluso pelando las cebollas Seungmin pensó mucho cómo podría llegar a reaccionar Felix ante la idea de empezar a ir al nutricionista. 

—¿cómo te fue hoy en el trabajo?—decidió preguntarle a su padre cuando regreso con su ropa comoda y sacó la carne de la bolsa. 

—bien, ya sabes como es el trabajo administrativo—murmuró, ambos se asustaron cuando escucharon el sonido de alguien sonándose la garganta. 

Estaban tan acostumbrados a estar solo ellos dos, que por un segundo olvidaron por completo que Felix estaba allí—lo siento, yo...—el rubiecito se mordió el labio inferior y Seungmin se quedó quieto con un cuchillo en una mano y una zanahoria en la otra. 

—papá, él es Felix—dijo rápidamente. 

Su padre rio—lo sé, Seungmin. 

El rubiecito rio tímido—gracias por ayudarme ayer, te devolveré el dinero, yo... yo tengo un seguro médico, es solo que no traía mi identificación, lamento tanto haberte hecho pasar por todo eso—murmuró de manera apresurada, claramente preocupado. 

El señor Kim negó con la cabeza—está bien, Felix, eres el novio de Seungmin, somos familia ahora ¿cierto? estábamos muy preocupados, me preocupe mucho también, me alegra que estés mejor, pero asegúrate de ir a las citas medicas ¿sí? 

—sí, gracias de nuevo—susurró bajito, mirando a Seungmin. 

Él encogió los hombros—¿quieres tomar asiento? ya estoy por terminar, corto esto rápido y podemos ir a mi habitación. 

Migajas SeunglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora