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Ocurrió en el primer cuatrimestre de la carrera, Seungmin estaba cursando el taller de escritura y lectura así que se la pasaba en la biblioteca buscando los libros que necesitaba leer para sus tareas, siempre que iba se encontraba con Felix, el bonito rubio que trabajaba en la recepción.

—asi que hoy vas a leer este—dijo el rubiecito cuando anotó el libro que se llevaría—te gusta leer mucho ¿Cierto?

Seungmin le miró con desinterés, Felix llamaba demasiado la atención y nunca fue del tipo que encajara con esa clase de personas—depende, es para una clase.

—tiene sentido—Felix rio y le entregó el libro—que tengas una buena lectura, Seungmin.

No sabía mucho del rubio, solo que trabajaba a medio tiempo en la biblioteca, parecía un trabajo sencillo para él, no le veía hacer nada más que anotar qué libros se iban y cuáles regresaban, limpiaba alrededor y comía bocadillos leyendo cómics.

Felix también iba a su misma universidad, lo supo después de unos meses, cuando se lo encontró en el departamento de alumnos rogando por un certificado de regularidad—si no presento esto en mi trabajo me van a matar—aseguró.

La chica de administración no se resistió a sus encantos y se lo entregó, a pesar de que los certificados debían pedirse por email con una semana de anticipación.

Seungmin pensó que eso era lo que las caritas lindas siempre lograban, porque cuando fue a recoger su certificado de regularidad para poder acceder a una beca, ella le dijo que no podía entregárselo porque todavía no había sido sellado por el departamento.

—pero sellaste el del chico recién—Seungmin señaló hacia el rubio que ya se había ido.

—pero es diferente—simplemente murmuró ella.

Trataba mucho de no pensar en lo ordinario que era a diferencia de los chicos y chicas que realmente destacaban y lograban cosas solo con sus presencias, pero a menudo se preguntaba por qué era tan injusto para él.

Decidió olvidar ese tema y continuar con su vida, estaba acostumbrado a tener que ser cuidadoso siempre, los chicos sin privilegios tenemos que ser realmente cautelosos cuando hacemos algo, cualquier detalle puede arruinarlo, incluso la superstición.

Antes de las vacaciones de invierno, Seungmin pidió otro libro en la biblioteca, solo para su propio entretenimiento sacó un libro de poemas.

—¿También es para tu clase?—Felix preguntó, anotando el título en la computadora.

Seungmin negó con la cabeza—me gustan los poemas.

—oh, a mi amigo igual le gustan los poemas.

Honestamente, no sabía qué responder a eso, no le importaba en lo más mínimo, así que se limitó a tararear.

—Seungmin—dijo, en ese momento creyó que estaba leyendo su nombre en la ficha, pero luego lo repitió—uhm, Seungmin ¿Cierto?—el rubio tenía las mejillas ruborizadas y los ojitos bien brillantes.

—sí ¿Ocurre algo?—pensó que quizás el libro no estaba disponible para salir, lamentó la idea de tener que comprarlo.

—¿Puedo pedirte tu número?—Felix le miró a los ojos y Seungmin parpadeó confundido.

—está en mis datos—señaló a la pantalla, claramente confundido.

El rubio rio avergonzado—sí, quiero decir, uhm ¿Puedo yo pedirte tu número?

No pudo responder de inmediato porque no pudo entenderlo de inmediato, tragó saliva confundido—¿Para qué?

Felix pareció aturdido por la pregunta, se vio extremadamente avergonzado—oh, bueno, yo... Me preguntaba si te gustaría que fuéramos amigos, bueno, no realmente amigos, me gustas bastante—murmuró con las mejillas y hasta las orejas rojas.

Migajas SeunglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora