Jacob
Dos de la mañana, dos y media, tres y media, cuatro, cinco, seis y cuarenta de la mañana. Esas son todas las veces que me he despertado hoy. Desde que mi padre se fue hasta ahora, he estado teniendo insomnio. Me cuesta muchísimo conciliar el sueño. Hay veces que no consigo dormir ni un solo minuto. Cierro los ojos y aunque haga el mayor esfuerzo del mundo, la única imagen que se me viene a la cabeza es la de mi padre.
Decidí no volver a intentar dormirme ya que sabía que sería en vano. Me levanté de la cama, me puse un bañador, cogí una toalla y salí a la terraza a por la tabla de surf. Me encanta nadar a horas muy tempranas. El mar generalmente está calmado y no suele haber nadie. Hay veces, que a estas horas, está agitado y puedo hacer surf, pero esta mañana el mar estaba muy tranquilo. Me adentré en él y me tumbé en la tabla. Estaba amaneciendo. Como me hubiera encantado hacerle una foto ahora mismo.
Después de estar un buen rato ahí solo, con mis pensamientos y el sonido de las olas de compañía, volví a casa y me fui directo a la cocina. Me moría de hambre. No suelo cocinar mucho, pero hoy estaba de buen humor así que me hice unas tortitas de plátano y me puse al lado unos cuantos arándanos.
Cogí mi móvil y revisé los mensajes que tenía. El primero era de April.
April: Acuérdate de que hoy tienes que estar a las doce y media en la cala de siempre para la sorpresa de Soph.
Ya lo sabía. Desde que me enteré de que vendría, he estado ansioso contando los días. Dos años. Ese es el tiempo que hace que no la veo. La he echado mucho en falta. Y más cuando pasó todo lo de mi padre. A pesar de que estuvieran los demás, me sentía vacío. No me apetecía hacer nada, ni siquiera ir a cualquier sitio a sacar fotos (lo cual era raro en mí ya que me paso el día fotografiando). Lo único que quería era tenerla a ella conmigo. Sophie es el tipo de persona con la que se puede estar perfectamente en silencio y es agradable. Con cualquiera siempre evito que lo haya, pero con ella es diferente. Me transmite mucha paz. Siento que ella y yo conectamos desde el momento en que llegué aquí. Cogimos mucha confianza en muy poco tiempo. Muchas veces haciamos comidas con su familia y la mía. Sus hermanas se convirtieron también en las mías. Realmente Honolulu se ha convertido en mi verdadero hogar. Si hubiera sabido que acabaría formando este grupo de amigos tan bonito, hubiera venido mucho antes.
Me dirigí al siguiente mensaje que tenía, era de Cony:
Cony: 12:00 te recojo. Vamos juntos a la cala :D
Le respondí con el emoji de okey. Miré la hora y eran las doce menos diez. Me dirigí hacia mi cuarto, me puse un bañador seco y por encima me decidí por una camiseta de tirantes.
Salí de casa y Cony ya estaba apoyado en la barandilla, esperándome.
Mientras nos dirigíamls hacia la cala, no paré de darle vueltas a un tema que me estaba poniendo muy nervioso: ¿Y si Soph había cambiado? ¿Y si ya no era igual que antes? No podría permitir que pasase eso, Soph es muy especial para mí, y solo pensar que no tengamos la misma confian...
—¡JACOB! —Pegué un respingo y volví a la realidad.
—¿Qué?—Miré a Cony y estaba con el ceño fruncido, pero a la vez tenía una pequeña sonrisilla.
—Te estaba hablando tío, ¿Qué te pasa? ¿Estás nervioso? —Me dijo con tono divertido. Le pegué un empujón y me reí con él a ver si así me calmaba un poco. Cony lo notó, porque antes de que le digera lo que él sabía que le iba a decir, añadió—Tranquilo, Sophie no se habrá olvidado de ti.
—Ya pero, y si...
—Jacob, te aseguro que está igual de nerviosa que tú. Tengo contactos, ¿recuerdas? —Me dijo guiñándome un ojo. Esbocé una sonrisa y me relajé.
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Ojalá fuera más que un amor de verano
RomanceSophie, o como la suelen llamar sus amigos, Soph, es una adolescente que esta estudiando arte dramático en Los Angeles con su mejor amiga, April. Soph hace dos años que no pisa Honolulu, un pequeño rincón de Hawaii, su tierra, la que un día se conv...