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*Narra Regulus*

Nuestro último curso en Hogwarts había llegado a su fin y estábamos en el tren de regreso a casa.

Los 6 juntos, Peter y Barty, Remus y Sirius y James y yo. Ahora que lo pienso, que grupo más raro.

Noté que el tren se paraba y me asusté, Jamie enseguida notó lo nervioso que estaba y me abrazó. Su abrazo me reconfortó un montón. Pero seguí sintiendo que me iba a dar un ataque de pánico en cualquier momento.

Ahora tendría que volver a la mansión Black, y aunque Jamie me había asegurado que esta noche ya no dormiría allí estaba tan asustado como siempre.

Jamie ya había hablado con sus padres y lo habían acordado todo para que pudiese vivir con él y Siri.

Me despido de todos y me dirijo a mis padres que me estaban mirando muy mal.

- ¿Que hacías con el traidor y sus amigos?

- Mamá, Sirius sigue siendo mi hermano.

- Él no es tu hermano, no pronunciés nunca más su nombre, es un traidor a la sangre. Ya te estás yendo derechito para casa.

Ya estaba temblando, ¿Como puede esta mujer causarme tanto terror? Tranquilízate Arcturus, solo serán unas horas.

Llegamos a la mansión Black y me encerré en mi cuarto.

Después de unas horas la mujer que me parió entró en mi habitación.

- Regulus, te he organizado una cita para esta tarde, es con una chica de una buena casa y sangre pura.

- Mamá, yo ya estoy saliendo con alguien.

- ¿Con quién, es sangre pura?

- Si.

- ¿Quién es?

- James Potter.

- Ni hablar! Su familia es de traidores que apoyan a los muggles, tú vas a casarte con tu cita de esta tarde quieras o no. Me niego a que mi único hijo se case con un hombre, y menos un Potter.

- Yo me voy a casar con quién me de la gana, no puedes seguir controlando mi vida. Y no vuelvas a decir que soy tu único hijo, Sirius también es de esta familia.

- ¿Te atreves a contestarme así? Crucio!

Sentí un ya familiar dolor punzante por todo el cuerpo. Pero al contrario de lo que ella esperaba no lloré ni grité ni me tiré por el suelo, no iba a darle ese placer. Al fin y al cabo ya estaba acostumbrado.

Ella salió muy enfurecida y dando un portazo de mi habitación. Cogí una mochila del armario y empecé a meter allí todo lo que podría necesitar. Luego me fui a la cama.

Me desperté a las doce con un ruido en mi ventana. Era James que venía a sacarme de ese infierno. Bajé por la ventana y cuando ya estábamos por un callejón cercano a mi casa vimos a Orion.

Me lanzó un crucio, pero al igual que había pasado con Walburga no me causó la reacción que el esperaba. Vi por el rabillo de ojo como James se enfurecía.

- No podéis controlarme! Algo tenéis que haber hecho mal si vuestros dos hijos se han fugado de casa. Ojalá os muráis!

Cogí a James del brazo y nos aparecimos en su casa, estaba en un bonito pueblo rural y era una casa de dos pisos. Era grande, pero no tenía pinta de mansión, más bien de tener espacio suficiente para todo aquel que lo necesitara.

Al llegar todo el mundo ya estaba dormido así que James me llevó a su habitación, un santuario rojo, a la que le habían añadido una cama y las juntamos para poder dormir. Me quedé dormido al instante.

*Narra James*

Regulus se durmió enseguida pero yo no podía dejar de ver su cara llena de tristeza y sus ojos con lágrimas cuando su padre le tiró el crucio.

Le deben de haber tirando una cantidad incontable de crucios a lo largo de su vida para que ya no sienta dolor al recibir uno.

Al final me dormí oyendo la lenta respiración de Reggie y con la seguridad de que en mi casa iba a estar completamente a salvo.

*Narra Regulus*

Me desperté solo en la cama, eran las doce del mediodía. Me vestí y bajé al comedor. Allí estaba James almorzando ya que debía de despertado haberse despertado hace poco.

La madre de James, Euphemia, me recibió con un abrazo y un beso en la mejilla.

- Mamá, te presento a Regulus, mi novio.

- Encantada señora Potter.

- Ay cariño, puedes llamarme Ephi, todos me llaman así en esta casa.

- Gracias E-ephi.

- Así que tú eres el novio de mi hijo, eres muy guapo. Buena elección James.

Entonces se acercó a mi y me susurró.

- Cuidalo porfavor. Suele ser muy imprudente.

- Tranquila, yo me ocupo.

- ¿Ya estáis susurrando?

- Por cierto, donde está Siri.

- Paaaaads.

- ¿Que quieres prongs? A reg, ¿ya has despertado?

- No, soy una alucinación.

- ¿De verdad?

Sirius se acercó a tocarme, causando las risas de todos, y cuando comprobó que era real me dio un abrazo.

Esto si se sentía como una verdadera familia. Con la que podías hablar y bromear de lo que fuera sin preocuparte.

Una Historia Inolvidable (Jegulus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora