It's You | Heejake

ocho

Jake se despertó por el sonido de su teléfono que sonaba sin parar indicando que estaban llegando notificaciones.

Agarró su teléfono y vió de que se trataba,eran notificación de Instagram y Twitter dónde lo comentaban, tenía muchos mensajes y comentarios y compartidas de sus  publicaciones.

Del tiro se despertó y revisó una de las publicaciones dónde lo habían etiquetado.

Patacon_queso

Ohh, este es el fan que le regaló la pulsera a Heeseung oppa.

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Lola: que lindo eees:3

Fefifelix: escuché que se llama Jake 😏

Wang: @Fefifelix ¿J de Jake?

Yi: que afortunado que es.

Elpande: Yo lo ví en el fansing, ayudaaaa HEESEUNG LE DIJO BONITOOOO.

Wang: @elpande ¿Queeee?.

Jake dejó de leer los comentarios y se fue al baño rápidamente.

Todos los engenes saben de el.

— que alguien me ayude. — dijo el chico mientras se mojaba la cara con un poco de agua.

Luego de un rato Jiji se recostó en sus piernas mientras el estaba sentado en el piso del baño.

Dios, esto está de locos.

Se baño y se fue al trabajo como todos los días.

Al entrar al café Jennie lo vio con una cara preocupada.

— ¿Estás bien?.

— si, ¿Por qué?.

— eres el chisme de toda Corea, Jake Shim.

— Jake hizo una mueca — ¿Creés que sea muy malo?.

— no, la mayoria hablan cosas buenas, diciendo lo lindo y afortunado que eres, Pero hay una pequeña parte que siempre estará de envidiosa, bebé, solo cuídate, hay muchos locos allá afuera. — dijo sonriendo.

Jake asintió y luego se puso a hacer cafés.

Sonó la campanita indicando que había entrado alguien.

Era una chica de cabellos rosas,muy bonita.

— ¿Desea pedir algo? — pregunto Jake con una sonrisa.

La chica se le quedó viendo sorprendida.

— ohh, eres Jake, el chico del que todos los engenes hablan, el que le regaló una pulserita a Heeseung.

Jake sonrió un poco incómodo y la chica lo notó.

— quiero un americano, disculpa si te incomodé, es que wah, eres tan afortunado y bonito. — dijo mientras se sonrojaba un poco.

— gracias, jaja, ya traigo tu café.

La chica asintió y sonrió.

Que caos.

. . .