El domador de leones

Capítulo 4

"¿A qué crees que estás jugando?" Gritó Draco desde el otro lado de la sala común de Slytherin. Tracey y Daphne acababan de entrar a su casa cuando Draco comenzó su asalto verbal. A su alrededor estaban todos los Slytherin desde el tercer año en adelante, casi como una especie de tribunal, cada uno de ellos con cara de piedra.

"No puedo imaginar ninguna razón por la que desees asociarte con tal inmundicia". Draco continuó.

"¿De qué estás hablando?" preguntó Tracey. Se dio cuenta de que todos los demás Slytherin presentes la miraban a ella ya Daphne con expresiones encontradas. El asco, la decepción y el asco fueron los más abundantes. Rápidamente se hizo evidente que Draco había sembrado las semillas de la discordia entre sus compañeros de casa y estaba buscando un ajuste de cuentas.

"Ustedes dos se han traicionado a sí mismos ya su casa al asociarse con Potter y su inmundicia de Gryffindor. Se están convirtiendo en traidores de la Sangre, y no hay mayor crimen entre los Sangre Pura". Malfoy gruñó, señalando con un dedo acusador a las dos chicas, quienes se miraron y se echaron a reír.

Su risa fue contagiosa, ya que algunos otros se rieron suavemente.

"Malfoy, cerdo egoísta". Daphne dijo cuando finalmente recuperó el aliento. "No hay ninguna ley que diga que no podemos entablar amistad con los Gryffindors o cualquier otra persona que elijamos. No he hecho ningún juramento ni estoy ligado a esta casa por nada más que haber sido clasificado en ella. Fácilmente podría haberlo hecho". sido colocado en Ravenclaw, Hufflepuff, o sí, incluso Gryffindor. Al igual que cualquiera de ustedes".

Hubo algunas palabras acaloradas e insultos francamente sucios dirigidos a Daphne, que parecía no estar molesta por todo eso. Ella permaneció impasible ante sus burlas e insultos, manteniendo su enfoque en Draco.

"El punto es que solo me he traicionado a mí mismo al no tratar de conocer a otros magos fuera de esta casa. Ninguno de ustedes puede siquiera decirme por qué se supone que debemos odiar a Potter o cualquier otro Gryffindor".

"Son un montón de fanfarrones". gritó alguien.

"Hacen trampa en todo".

"¡Sangre sucia!"

"¡Potter se sale con la suya con todo!"

Esa última acusación desató a la mayor parte de la casa, y muchos de los Slytherins reunidos gritaron de acuerdo.

"¿Puedes probarlo?" preguntó Daphne, lanzando ojos fríos y entrecerrados a sus compañeros de casa. "¿Puedes probar algo de lo que ha hecho y se ha salido con la suya sin algún tipo de castigo?"

"¿Qué pasa con ese coche volador?" gritó alguien.

Dafne negó con la cabeza. "Creo que es seguro decir que cumplió detenciones por eso. Tampoco hay una regla que diga que los estudiantes deben viajar en tren a la escuela". No estaba segura de si Harry había cumplido detenciones, pero sintió que probablemente era una apuesta segura.

"¿Qué hay del Torneo del año pasado?" Alguien más llamó. "Él engañó al cáliz de fuego".

"¿Alguno de ustedes fue testigo de cómo puso su nombre en el Cáliz?" preguntó Tracey.

"¿Entonces explica cómo salió su nombre del Cáliz?" Alguien más preguntó.

"Solo puedo teorizar que alguien más puso su nombre en la taza. ¿Quizás el falso profesor Moody?" dijo Daphne, arqueando una ceja y cruzándose de brazos. Esa noticia se había filtrado justo antes de que Dumbledore anunciara que El-que-no-debe-ser-nombrado había resucitado de entre los muertos.

"¿Conseguiste un trabajo como publicista de Potter o algo así?" preguntó Draco, viéndose como si ella fuera algo repugnante. "Es el títere de Dumbledore. Un títere del director. No es nada especial. Un fenómeno de las circunstancias".